Y si por algún motivo de esa estela,
al brillar en el piélago puedas dibujar
mi nombre con la punta de tus dedos,
deja que me quede en tus manos.
Deja que pueda dormir contigo,
abrazada al olvido.
Y sin por algún motivo de esa estela,
al brillar en el piélago puedas también
dibujar tu nombre, sería entonces
la infinitud de nuestras almas que,
en un gozo permanente quede.
No soy esa mujer que veo en el espejo,
más bien la que la rebeldía ha enfermado,
mi pecho.
Hoy se ha despertado de la miles de ostreas
que en lo profundo del mar duermen,
la que un día se cerró con los miles de besos
que nos dimos los dos...
No digo nada.
ResponderEliminarRespeto!!!
:)