Cuando la primavera aparece la luz de la terraza es más bonita y la enredadera florece con miles de botones lilas y blancos. La cocina huele a pan horneado y gorgotea el agua y el silbato avisa. Un guiño hizo aquella estrella que quería dormir, otro guiño, la luna. Un repiqueteo de cucharillas rebota igual que un globo inflado hasta la puerta que lleva un ventanillo, y los terrones de azúcar caen uno a uno dentro de las tazas de loza.
Los chiquillos sentados y descalzos dibujan las nubes blancas de algodón, y también las miles de alas de mariposas que asaltan las perfumadas flores.Blog de María Gladys Estévez. Si supiera dónde se encuentra la verdad tendría otro comportamiento. No entiendo este modo de vivir.
Aplausos
viernes, 19 de abril de 2024
martes, 26 de marzo de 2024
Luna llena igual que una perla en el cielo
El amor sencillamente es también esa perla que brilla y, que se confabula con los astros... debe entonces aparecer y desaparecer igual que la luna, cuando la bruma o la niebla la cubre.
jueves, 21 de marzo de 2024
jueves, 22 de febrero de 2024
Situaciones cuando llueve intensamente.
Hoy llueve intensamente. Llueve sobre los tejados, en la plaza. Llueve en el mar.
La señora de la gabardina verde se ha caído, y se ha dañado las rodillas, que ahora sangran.
La observo desde mi ventana. Llora y se refugia en una marquesina.
Me pregunto quién será, cual es su nombre. Qué vida tiene. ¿Actriz?, ¿Escritora?. Tal vez.
Hoy pretendo escribir un relato pero la inspiración no aparece, seguramente se ha esfumado bajo los corales verdes, donde las hadas.
Pero claro está, que también puede ser la dueña de la tienda de sombreros que está cerca de aquí.
Está decorada con un gusto muy elegante. Hay sombreros de todos los modelos. Sólo para señoras.
Hace unos tres años compré uno. Tiene un lazo azul marino y la cinta a juego alrededor.
Es curioso que una se detenga ante la ventana porque llueve, y se observa el acontecer diario. Aquellas palomas se amontonan alrededor de la mendiga que esconde sus pies debajo de la capa.
El Teide lleva un sombrero. Es por eso que hay tormenta. Envuelto su pico de una gran nube.
Claudine teje y teje. Es una bufanda multicolor. Nada hay que la distraiga, de modo que sigue con la labor. Se refugia debajo del porche, canta una nana. Una y otra vez.
Se me antoja ver cómo caen grandes gotas de agua que son bolas cristalinas, y cuando llegan al piso rebotan. Y así durante largo tiempo.
Tomás toca el piano. Tomás tiene noventa años. Estuve hace mucho tiempo enamorada de él.
Detrás de esa piel arrugada hay otra, y otra, y otra, hasta que como capas de cebolla se puede ver a un joven alto y guapo. Vivió su juventud en otra isla. Fue a la guerra.
La mendiga se ha ido y las palomas también. Pero no deja de llover.
La bufanda de Claudine es cada vez más larga. Ha llegado hasta la marquesina donde la señora que se dañó las rodillas.
Ella también se ha ido.
Un batiburrillo surge en la entrada del edificio, es un grupo de amigos que charlan esto y aquello. Mientras no deje de llover permanecerán ahí.
Suena el teléfono, pero no tengo ganas de atender. Otro día será, me dije.
Me hubiera gustado mucho tenerlo aquí con este maravilloso día de lluvia.
Pero también se fue.
La última vez que nos vimos fue en un viaje que hicimos a París.
Te espero en el andén cuatro, me dijo.
Él es como el día y la noche. Es una barca que navega libre. Es chocolate negro para mi boca. Es un día nublado, la niebla que rodea es él.
Suena el teléfono de nuevo. Ahora si, quizás sea él.
viernes, 16 de febrero de 2024
A cierta hora de un domingo
La Luna ha crecido y se ha desbordado y brilla y reparte todos sus guiños y todos caen igual que la lluvia serena de diciembre sobre el rostro. ¿dormido? Casi sonríe, casi llora, casi despierta, pero, no. Las nubes cubiertas de invierno caminan en lo alto, cerca del cielo y los hombros del padre sucumben al dolor y su corbata nada tiene que ver con el color que ahora tiene su corazón. Un piélago inmenso y cristalino abraza a la madre dormida y rodeada de cirios que son luciérnagas y brillan con la misma intensidad que sus ojos brillaban ayer.Ayer fue tan pronto, tan cerca...
miércoles, 14 de febrero de 2024
La asesina de Nancy.
Nancy ha llegado por fin a casa. Viste un precioso y elegante vestido de seda rosa. Su es de un rubio platino. Irresistible, es el centro de todas las miradas. Al anochecer, comienza su macabro plan. Con un gran cuchillo de cocina, que por error fabricaron junto a su indumentaria, Nancy, mata uno a uno, a todos los que festejaron su aparición.
martes, 6 de febrero de 2024
De soledades.
En algún otro momento hubo pensado en aquel señor de la esquina que vivía en un tabuco y que había muerto un domingo al amanecer; pudo haber sido un marinero en la pesca de bajura, un profesor, o un escultor, como quiera que sea se fue, igual que nos vamos todos algún día, se dijo. Le había visto pasar delante del jardín, pareciera que cojeaba de un pié, con una gorra gris de visera ocultando su rostro. Le hubiera gustado preguntarle: ¿Qué tal el día hoy, cómo se encuentra, necesita algo?, esas preguntas se quedaron en su pensamiento y aquel señor nunca giró la cabeza para contestar; nunca se detuvo para hablar. Al fin y al cabo sólo era un mendigo, un hombre solo. Cuan poco humildes somos, qué fácil es callar las palabras que no salen de las bocas, que se quedan dentro perforando cada día un poco más las víscera...,
lunes, 29 de enero de 2024
Ellos.
viernes, 26 de enero de 2024
La señora seria
Todos los días la señora seria se levantaba muy temprano para ir a comprar el pan y la leche, porque en la madrugada todos los olores de la noche aún permanecían mezclándose con los cirios de las farolas y con los lirios y con las flores de azahar. La señora seria recorría aquel camino con un entusiasmo desbordado y con los ojos bien abiertos y aspirando el almizcle, la lechera en una de sus manos y la talega en la otra hasta llegar al destino para luego volver con la tibia leche y el pan recién horneado. Era tan seria que los niños le temían, los vecinos saludaban con cierta aprensión y la maestra del pueblo la respetaba mucho. Una vez el alcalde y el médico hablaron con ella con la intención de saber el porqué de su aspecto sobrio, pero la señora seria no respondía nunca, y seguía su camino.
Ella cuando se quedaba sola respondía a todas las preguntas del alcalde y del médico y a veces de la maestra: Una no puede sonreír cuando el cielo se oscurece con una tela gris y cuando una sabe que hay niños muertos encima de cualquier madero o en la ruinas de cualquier ciudad, se dijo. Y volvió a decir por la tarde cuando se encontraba sola: Una no puede sonreír cuando la tierra en que se vive se muere por las bombas y los rostros de las gentes se desfiguran por la metralla.
No señor, no, se dijo. Tomó la lechera y tomó la talega y cuando empezaba el día se dispuso a los de todos los días a esas horas.
sábado, 20 de enero de 2024
Más allá del dolor.
Podía percibir el olor a muerte, me escondía detrás del cortinaje rojo que vestía el portalón de la entrada.
Primero los despojaban de sus ropas, luego con una manopla impregnada en aceites limpiaban todo el cuerpo; les vestían con una túnica blanca inmaculada, bordada de encajes de bolillos, a veces, estos, eran de color según gustos, y voluntades.
Había cirios en cualquier esquina. El día que brillaban, había muerte.
Hasta que no cumplí los dieciocho años, no dejaron que entrase en aquella estancia silenciosa y fría.
Una mañana cálida de otoño llegaba una preciosa mujer que había fallecido unas horas antes a causa de un accidente fortuito. Por entonces me había iniciado en ese maravilloso arte, y era bastante aplicada en eso de poner guapos a los muertos.
Me llamó la atención la belleza dormida de aquella señora. Comencé mi trabajo, y con un especial cuidado pasé la manopla suavemente por todo su cuerpo, peiné sus negros cabellos ondulados dejando a posta unos rizos a un lado del rostro. Una preciosa túnica envolvió aquel bello ser. Siempre llevan encaje de bolillo que yo misma elaboro. Emma, mi tía me enseñó desde muy pequeña a confeccionarlos mientras los demás niños jugaban en el patio yo, dedicaba mis tardes a esta labor.
Los muertos no están muertos para mi están vivos, y siguen siendo personas. Cuando estoy con ellos les hablo de muchas cosas. Una vez tuve una larga conversación con el médico del pueblo, después de recibir pacientes durante unos sesenta años decidió descansar.
Durante la sesión de maquillaje hablamos de cuando yo iba a su consulta con mi madre, de las lágrimas que vertía cuando le veía venir con la jeringuilla en la mano y me consolaba con una piruleta para que dejase de llorar.
Don Leopoldo era algo chiflado y sabiondo al mismo tiempo, su piel aceitunada y sus ojos soñadores e intensos.
Escuché atenta su relato de cuando estuvo en el frente en una cruenta batalla. Apenas contaba con dieciocho años, cuando mató al primer hombre. Fue una de las razones por lo que estudió medicina. Juró que en vez de matar salvaría vidas.
La noche empezaba a caer y, encendí un cirio, brillaba como un lucero en el cielo. Nos sentíamos muy bien los dos, cuando hube acabado de maquillarle y vestirle le miré emocionada. Don Leopoldo estaba feliz, la calidez de su rostro así lo revelaba.
Pasaron las horas de la madrugada, seguíamos hablando y hablando. Fue uno de los días más placenteros de mi vida.
Los primeros rayos del sol penetraron y con ellos algunos allegados.
Nos despedimos con un beso. Tuve tiempo de retocarle el maquillaje, pues una cautelosa lágrima se deslizaba por su rostro.
Y es que para mi los muertos están vivos, tan vivos como Don Leopoldo, el médico.
lunes, 15 de enero de 2024
De los placeres
lunes, 8 de enero de 2024
Hoy
Hoy soy de esos días
de arboleda , verde arboleda
de peces espléndidos surcando
el mar.
Hoy soy de esos días
de rincones insólitos,
de tuburios.
Y todo parece que vuelve,
vuelven los pájaros
y el aguila.
Vuelve la tormenta
y despierto de mi sueño.
Y todo parece que vuelve,
un puñado de ti.
El encuentro es esfuma...
jueves, 4 de enero de 2024
Si
Aún puedo sentir la brisa
como besos desnudos
acariciando el recuerdo
Dónde quedó el olvido?
de manojos de asfódelos,
lilas.
Demasiado corazón.
lunes, 1 de enero de 2024
Sabor a mí.
Ballade pour Sophie
Ballade pour Sophie
Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...