Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

viernes, 27 de junio de 2014

Una niña de la guerra




Una niña de la guerra vivía en una pequeña casa de tejas y piedras con sus hermanos y con su tía y su tío y su madre. Casi todos los días tenía hambre, aunque su estomago, se ponía contento cuando el gofio venía en una bolsa de papel marrón; olía muy bien, porque además de eso, estaba recién molido...,
La niña jugaba a ratos porque tenía que madrugar mucho para ir a trabajar un poco lejos de la casa. Iba con su madre y su hermano mayor a una granja donde se cultivaban tomates. Ella cuando tenía mucha hambre, y a escondidas del capataz, que vigilaba igual que un aguilucho, para que nadie dejara de trabajar, se llevaba a la boca algún tomate de tantos que desprendía de la mata con sus pequeñas manitas morenas; como tenía un gran sombrero de paja cubriéndole el rostro para que el sol no quemara su piel de niña, agachaba la cabeza y roía igual que los ratones el tomate y aplacaba el hambre que sentía su estómago, porque las tripas sonaban muchas veces al día. Luego se hizo mayor y más mayor, y ahora sonríe mucho porque cocina desde hace muchos años todo lo que ella quiere y aromatiza todos los alimentos según las etapas que han transcurrido en su vida. Además está contenta como una niña porque hace dos años la operaron de cataratas y todo le parece  bonito. ¿Será porque ve mejor?.

miércoles, 25 de junio de 2014

Donde el nocturno deseo



Y si fuera ella, pensó. Y si fuera ella aquella hermosa envoltura que anida en el cielo con los prados blancos, blancos de nubes blancas..., y si fuera ella...,

Ella ese mar azul con pícaras y juguetonas olas besando la arena negra; ella un navío en alta mar ataviado con grandes velas de seda; ella...., ella..., toda la planicie de estrellas que avivan el cielo cuando duerme el día..., !Oh señor! !Cuan revuelo dentro! !Oh señor...,! Y si fuera ella, pensó. Y si fuera ella cada pico de cada montaña allí donde los altos y brumosos espacios, donde el cóndor con majestuosa presencia aborda con solemnidad aquellos lugares..., Y si fuera ella y si realmente fuera ella, que aún en mis sueños puede desatar ese remolino que se me escapa desde dentro..., !Oh señor!..., Y si fuera ella, pensó: Arbórea; inmaculada; noble y deseada ave; Suma Vestal; diosa del Olimpo. Señora mía, mi señora...,

lunes, 23 de junio de 2014

Asombrosa experiencia





 Podríamos permitirnos tener la gran satisfacción de lo que significa vivir; pero raras veces comprendemos que vivir es una única y asombrosa experiencia; es igual que admirar un bello lienzo; caminar por aquella vereda repleta de flores y arbustos; de tal modo que todo lo que hubiésemos podido admirar, todo ese inmenso mar azul que despierta en  la mañana  desperezándose, alzando su velo transparente de verdes sedas sería un regalo;  todo eso podría ser perfectamente la gran satisfacción de vivir 

miércoles, 18 de junio de 2014

De lo simple y hermoso




Las horquillas del pelo encima de la mesita parecían un ejército de valerosos hombres después de una larga, y cruenta batalla en aquellos bosques helados, con la escarcha en sus espaldas, y con sus labios amoratados por el frío, si, eso debían parecer la horquillas, soldados completamente derrotados, y con sus cuerpos sin apenas fuerzas abandonando la lucha, apartándose de los azotes de los látigos para luego quedar ahí, moribundos unos, otros, nada más llegar a ese retiro, agradecer al cielo por haberles dejado con vida. La señora había dejado todo eso,(las horquillas, el bolsito de tela, los guantes...), y lo habría cogido de nuevo, de modo  que, por ejemplo, el pelo se podría alzar entrecruzando todas, y cada una de las horquillas cada vez que fuese necesario...

Ahora el cabello se deslizaba libre, ahora sus dedos señalarían las fotografías, y podría  escoger una u otra...Los guantes de tela colgaban en una de las puntas del cabecero labrado igual que un ramito pequeño de rosas blancas, perfumadas. De modo que, tratar de imaginarse eso, no era imposible, bastaría con observar aquellos mitones tan blancos como los noreuropeos, si, realmente bastaría eso.
Se habría hundido la cabeza de la señora en el gran almohadón; habrían luces fuera, quizás de los farolillos, si, ellos brillaban, y su luz entraba en la habitación, y ahora los mitones parecen miríadas de golondrinas blancas, aleteando con sus luces en copos hasta las puntas de ellos...
Soñar, soñar... eso debió hacer. La luz cálida envolviendo su cuerpo  sería una colcha delicada, suave... y las fotografías, si, las fotografías, ahí, en sus sueños... algunas tan cerca, algunas, tan lejos...

sábado, 14 de junio de 2014

De Isla a Isla


Y tal como había dicho se perdió entre las grandes hojas por la vereda que conducía al barrio de Sicil, claro está, no sin antes haber dejado todo organizado. Las visitas estaban programadas, los lugares por donde habrían de pasar..., la iglesia sería el primer sitio donde pararían...,
Annelliese y dos señoras más ya habrían visitado antes Sicil, que además de tener una enorme plaza y de un bello palmetum, no presumía tanto de algunas de aquellas calles estrechas donde se escondían aquellos vecinos "no puritanos"; donde las hogazas de pan eran tan escasas como lo pueda ser el agua de un pantano en una gran sequía...,
De modo que al día siguiente cada una de ellas cargaba con una pequeña mochila y zapatillas  para recorrer cada una de las pequeñas viviendas. Sicil había sido construido en una pequeña colina, (se establecerían allí las familias con  mínimos recursos, seguramente los hijos de inmigrantes de alguna cercana isla), el mar, el mar era lo primero que se veía al llegar; azul, glorioso, permanentemente expuesto, pareciera un lienzo...,
Annelliese pensó en todo aquello mientras regresaba a su país, pensó en el dolor que le había producido aquel guijarro que se había clavado en una de sus zapatillas dejando una quemazón desagradable en uno de sus pies; cerró los ojos y siguió pensando mientras el tren se alejaba dejando atrás Sicil, el mar, el palmetum, y sonrió al recordar a uno de los chiquillos cuando la besó dejando parte de los mocos en su cara; y volvió a sonreír porque aquellos señores tan viejos, tan cansados, le habrían contado las historias más bellas del mundo...,

viernes, 13 de junio de 2014

Luna llena igual que una perla en el Cielo



Aparentemente la luna se encuentra ahí; aparentemente brilla en todo su esplendor la luna llena, redonda, igual que un perla perfecta en el cielo; pero la niebla la oculta por completo, entonces yo no tengo esa certeza, puedo decir que supuestamente brilla la luna llena. Podría decir entonces que el amor es lógicamente infundado; porque no se ve, bien sea por la misma niebla que cubre esa luna, o realmente el amor no tiene porque aparecer y presentarse en la salita de la casa, o en la avenida mientras pasean los transeúntes cada cual con sus cosas, cada cual con sus miradas hacia un lado o al otro... 

El amor sencillamente es también esa perla que brilla y, que se confabula con los astros... debe entonces aparecer y desaparecer igual que la luna, cuando la bruma o la niebla la cubre.
Si realmente tuviera que pasar toda la noche mirándola con grandes lentes, observaría sus cambios propiciados por las horas de la madrugada, ahora se alzaría más alto, quizás hubiera suerte y podría verla tan redonda, tan inmensamente bella; ahora sería cubierta por unos minutos por esa capa gris, maliciosa, acaparadora y, tristemente desaparecería ante mis ojos, se evaporaría igual que las caricias y los besos de esa pareja en el jardín; esa pareja que momentos antes escaparon juntos de la fiesta para poder prodigarse todos los besos y demás deseos... Realmente esta noche se me escapa la luna, realmente es así, igual que el amor, tan bello y brillante, o tan huidizo, con la capa gris, envuelto...

martes, 10 de junio de 2014

El concierto



Donde quiera que hubiera  estado, así como si hubiese sido en un café, o en un cuarto de estudios; en una playa de arena negra; dejándose llevar en lo alto de ese mar de nubes; sea cual fuere el lugar el concierto hubiera sido un éxito, hubiera despertado hasta las mismas ninfas. Fue un éxito, si..., Sorprendente simplicidad, magnánimo halo de luz; un río caudaloso brotó por entre sus labios desde ese interior lleno de juventud, un excelente torrente de voz...¿De dónde había venido?..., pasos aquí y allá, copas en bandejas, risas..., Realmente pareciera el oro, una montaña inmensa de oro, si. Divergía, divergía por entre aquellas columnas, por entre esos espacios, si ese torrente fluía y fluía libre.¿Quién podría ser aquella persona sentada enfrente? cierto que bastaba con saber su nombre, cierto que sólo con advertir como sonreía, como oteaba, atenta, escuchando, de modo que la tía María no apartaba los ojos de ese hermoso jazmín que, justo en el centro, justo ahí dejaba escapar miles de pequeños meteoritos y en cada uno de ellos, se hallaba todo el esplendor de su voz, en cada uno de ellos habían perlas con brillantes.¿De donde había venido?..., todo lo que se podía preguntar estaba ahí dentro, en su pensamiento. Verla era igual que  admirar una pared llena de libros bien apilados, limpios, con las huellas de los dedos en cada hoja al pasar; realmente era igual que coger uno de esos libros y releerlos con inmenso placer, volviendo a descubrir su interior, si eso era ciertamente; la musicalidad de su voz era una historia diferente a medida que pasaban las hojas, a medida que pasaban las horas. Cada cual sorbía algo diferente, cada cual elegía un sitio, otro, y otro; habrían sillas enfundadas en un bello lienzo; habrían mesitas con coquetos asientos alrededor y una lamparilla en el centro, como si una luciérnaga se hubiere posado ahí...,
Una hola, ahora otra, si, eso parecía su voz cuando amenizaba encima de las cabezas y se colaba por entre cada uno de los oídos.¿De dónde había venido?...,Luego todo se plegó, las copas se encontraron vacías con las huella de los dedos alrededor de cada una de ellas; las luces de neón sucumbieron a la de la luz de un luna creciente y una fina lluvia alfombró la calle...,

domingo, 8 de junio de 2014

La visita





Un jarrón lleno de lirios y campanillas no sería suficiente, por lo tanto habrían dulces de membrillo en pequeños platos de postre. A pesar de ello, a pesar de que todos hablaran con consideración y que la sala luciera igual que un vestido de seda a punto de estrenar, todo aquello que llenaba la habitación, todas esas voces se esfumarían pronto. De modo que poco o nada habría pasado, ¿De qué habría servido la mesura al hablar? ¿De qué habrían servido las flores, los dulces?..., 

Mientras tanto, mientras sucedía eso, fuera, los mirlos, el ruido de algún coche, y aquella nube que ahora irrumpe deslizándose, vagando cómodamente, tomando la forma de una chimenea, ahora se diluye, si, caprichosa..., quizás todo el conjunto de imágenes, todas esas miradas dentro de la habitación, el sigilo al hablar, desechando cualquier improperio, nada de reproches, nada de sincerarse, si, quizás, todo ello no adquiriría importancia, no sería compartir..., Sería pues una tarde con una habitación sin flores, ni dulces, con las bocas completamente cerradas desde el interior, sólo una sonrisa y complacer..., Entonces poco hubo importado que fuera hubiera mirlos, coches, nubes irrumpiendo; habría sido exactamente igual que cayera fuertemente un río de lluvia, o que las pinceladas del sol iluminaran todo...,

jueves, 5 de junio de 2014

Un miércoles o quizás un viernes




Verdaderamente si pudiéramos desplegar las alas y alzar el vuelo en cualquier momento, ya sea al amanecer, ya sea al anochecer..., si realmente desplegáramos esas alas, no tendríamos la horrible sensación de chocar con un alto muro de piedras grises, y quedar ahí, igual que una marioneta destrozada, con su ropa hecha jirones; entonces podríamos ver que la vida también se puede sortear en muchas ocasiones, en esas ocasiones en que la fatalidad se nos viene encima aplastando nuestro corazón...,

domingo, 1 de junio de 2014

Cual si fuera ciertamente un día especial




 ¡Ah domingo!..., cual si fuera ciertamente un día especial. Los señores dueños de la venta se han tomado el día libre, ¡ah...,domingo!, se dice, sentado en el banco de todos los días. Ojea la prensa, otea el lago en que se ha transformado la plaza, ahora redonda igual que un círculo perfecto. Navíos y barcazas cruzan de un lado al otro ese lago artificial; magnolias en ramos adornan el portalón, que a pesar de los siglos se mantiene erguido con la dureza de una roca....,
¡Ah domingo!..., las señoras irrumpen adornadas con el vestido de tal magnánimo día. Ahora alguien pregona helados; ahora las nubes se deslizan igual que globos de helio, allá va una columpiándose igual que una damita; aquí otra toma la forma de una cachimba,...son caprichosas, presuntuosas.
Zarpa aquel barco lleno de habitaciones donde duermen los visitantes que llegaron a puerto la noche anterior; ellos recorrieron las callejuelas con sus ojos bien abiertos, admirando pañuelos bordados; husmeando éste o aquel castillo, admirando el cielo tan azul y el mar que se extiende a lo largo, con todas sus criaturas dentro. ¡Ah, domingo!..., los amantes en cada esquina con sus rostros iluminados igual que las bombillas de la plaza en fiesta; se quieren, se besan...., dicha infinita llena de bucles y más bucles repletos de caricias, de promesas. 
Hay un  silencio eterno en aquel camposanto; hay voces que lloran porque sienten dolor también en domingo, quizás un helado para que sonrían como los niños, si, quizás. Ahora suenan acordes de una guitarra y es como presenciar un amanecer tan bañado por la luz del sol, tan aparentemente lustroso emerge por entre el horizonte..., ¡Ah domingo, domingo!...los dones que se nos han proporcionado están ahí, casi todos los días, casi todos, se dijo...,

Ballade pour Sophie

Ballade pour Sophie

Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...