Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

jueves, 8 de abril de 2021

Fiorella fue seguramente la mujer más valiente del mundo.



Si pasas tan cerca quizás te haga daño, ya sabes que hace tiempo su cabeza está en otro lugar.

¿En qué lugar?


Quiero decir que la demencia ha aterrizado y viene para quedarse, en fin pareces una niña pequeña por tu pregunta, que está de sobra, volvió a decir...


Fiorella  vivió por lo general, muy feliz. A pesar de que después de nacer (unos seis meses), estalló la guerra. 

Era muy bella: unos ojos color miel y unas pestañas tan largas que parecían abanicos. Le gustaba coquetear con casi todo el mundo. Vestía con vaqueros y camisetas, (por eso le llamaban la machona), y unas alpargatas, de esas que la cinta termina casi a la rodilla, (le daba vueltas y vueltas hasta conseguir ese efecto).

Fumaba y bebía. Le gustaba el coñac, y el buen vino, (barbaresco).


Durante toda su vida mató a cinco personas. Siempre en defensa propia. Los años de juventud fueron bastante revueltos: hambre, pillaje, robos, incluso amenazas de muerte si alguien se negaba a dar lo que fuese que hubiesen pedido.

Un tiempo de piratas. Defensores de la patria. Los daños colaterales de una guerra.


Escupía si le apetecía, y reía a carcajadas, una espontaneidad suya, de nacimiento.


No se arrepintió de nada, siquiera de los hombres y mujeres que pasaron por su vida.


La vida hay que masticarla bien, muy bien. Eso dijo siempre


Caramba pues me ha tirado el vaso de jugo en la cara.


Te lo advertí...

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