La cinta ondulada sobre la mesa parecía una oruga sin aliento; una meta conseguida después de horas de angustiosa travesía por entre la vieja madera…,
Eloisa mordisqueaba el lápiz y algunas cintas volvieron a caer en la mesa al retirarlas de la solapa de los sobres. Apenas era totalmente consciente de esos hechos de manera que, con leves y rápidos gestos sus manos desollaban una tras otra las cintas…,
Aquello sólo era un mecánico hacer, un trabajo manual, nada introspectivo. De modo que toda esa atmósfera era imbuida por la gran habitación repleta de folios y folios, de estanterías atestadas de informes. Apenas los incipientes rayos del sol se colaban por entre la ventana y llegaban justo al centro de la mesa derramando igual que una jarra de agua vespertinos y bellos halos de luz blanca y ocre…,
Fuera el cotidiano ir y venir de coches, de pasos rápidos que parecieran expuestos a morir cayendo por una gran catarata en medio de la selva; todo un maremágnum de miles de lianas cada cual en cada árbol; manos asidas a ellas para llegar a ninguna parte…, Querría entonces que los ojos que habitaban la habitación de la oficina de correos se abrieran y sonrieran cuando se anegara todo de aquel manantial brillante, que cada día se colaba nada más abrir por entre los cristales de la ventana; pero la ceguera de todos era más fuerte que eso, era casi humillante, si, realmente era eso, una ceguera casi humillante.
Eloisa necesita urgentes vacaciones...
ResponderEliminarO quizás los demás...
EliminarBueno , las cegueras a veces nos hacen ver otras cosas, Un beso.
ResponderEliminarFeliz semana, Aniagua.
Feliz semana para ti también y gracias.
EliminarBesos.
Es posible que esté llegando a una situación límite la protagonista.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sería otra opción...
EliminarAbrazos Rafael
Cada vez más ciegos.
ResponderEliminarQue desgracia de humanidad.
Besos.
Eso es lo que quería decir, Toro...
EliminarBesos.
¡Cuántas calles!
ResponderEliminary tan llenas de soledad,
¡cuántos ojos!
y tan vacíos de miradas.
Me has recordado esto,abracitos María
Tu precioso poema , Ramón...
EliminarBesos y abracitos
Las manos ocupadas y la mente bullendo imparable.
ResponderEliminarBesito amore
Muchos besos de vuelta para ti amiga linda.
EliminarTerrible infierno silencioso y banal como la vida de muchos de nosotros...
ResponderEliminarSuerte
J.
Cierto es...
EliminarSaludos cordiales.
Muchas veces el cotidiano hacer las mismas cosas se convierten en una calamidad donde nuestra mente busca desesperadamente una salida. En realidad por eso tenemos vacaciones para escapar aunque por poco tiempo de lo que hacemos cada día. Un abrazo, Sotirios.
ResponderEliminarGracias amigo.
EliminarAbrazos
La rutina. Acaba con la mayor de las ilusiones...
ResponderEliminarBesitos.
Es cierto.
EliminarBesitos para ti también