Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

viernes, 25 de febrero de 2022

Costumbres de Ramón Casanova Hernández.

 

Deje que entre el aire, abra la cancela que en estos tiempos tan secos falta hasta el respirar, dijo el ama, que ya había preparado un caldero de comida, con el moño bien alzado, porque la cocina emitía además de buenos efluvios, unos vapores insoportables que hacían enrojecer su rostro hasta el nivel de un color purpura. Ramón Casanova Hernández siquiera la escuchó porque ya se había ido a las tierras arrastrando los pies mientras intentaba quitar algunos picos de higos chumbos de las manos, que habían sido la cena de la noche anterior. Los comía rebozados en gofio, por eso en la despensa no faltaba nunca: con leche, con higos, con potaje, con azúcar y pasas, bien amasado, o revuelto con el caldo de verduras.


¿Y ya está?


Si, mañana más-


¿Más?


Si, más, más, más….

Como cuando noviembre chirría cuando la lluvia cae a torrentes.

 Como cuando noviembre chirría cuando la lluvia cae a torrentes,

por las sólidas paredes se adentran las manos de agua...

Un violín hace eco y retumba más que el trueno, más que los aplausos,
de unos pocos absurdos gentiles...

Como cuando noviembre viene y se queda en los retratos sepia que aún
permanecen colgados en la misma pared de musgo, de años...

Háblame, no dejes de hacerlo... siénteme que me llego aprisa a tú. Háblame, aunque sean
dos líneas de odio, de rechazo...

Como cuando noviembre chirria cuando la lluvia cae a torrentes...

Como imágenes para pensar.

 


El reloj de la iglesia, el parque, aquella tienda que lleva mas de un siglo en pie con una fachada inmaculada como el primer día. Mariposas que van y vienen, ahora se posan aquí, ahora allá. Jazmines, gladiolos, hibiscos, iris azul, bletillas, un flamboyán con sus flores rojas ribeteadas de gotas de rocío de la madrugada; un sinfín de olores y colores. Las marquesinas parecen damas elegantes adornadas con variopintos vestidos. Ahora las ardillas se pasean por las ramas del sauce, recorren el tronco y bajan a la fronda. En la hojarasca conviven pequeños insectos: hormigas, pequeñas arañas; cada cual con sus menesteres. Aquí hay un nido de hormigas, allá las grandes y vaporosas telas de araña se tienden como visillos transparentes a un lado y otro, es un divino placer cómo se tejen y emparejan y se extienden a lo largo y ancho de un mundo aún por descubrir, un mundo dentro de otro y otro y otro…

Las caricias de los amantes, silenciosos besos, delicados. Se abstraen de fluir del tiempo, de todo lo que acontece, fragmentos de historias en cada portal, en las piedras redondas en las estrechas calles que se han quedado fundidas y abrazadas al camino. El pequeño lago cubierto de nenúfares es un remanso de paz, un colchón de plumas, inamovible, como si de un lienzo se tratara.

Una brisa benevolente envuelve cada sitio, es un adagio besando ramas, flores, insectos, aquella plaza con mármoles; la tienda, el obelisco que señala un cielo azul pintado de algodones blancos, y entre algunos, una luz púrpura asoma, es el sol que despierta alargando sus dedos.

Se durmió allá en las estrellas.

 

Y se fue

entre aquellos 

rayos

de 

Sol

por volar

más alto

más

y se durmió

allá

en las estrellas


PD. Para ella


miércoles, 23 de febrero de 2022

Chocolatito mío


Inesperadamente

donde los juncos

luciérnagas 



.........................................


Volví

a empezar

cuando

supe

que aún

era niña


..........................

Como almendras para

tu boca

ámbar

jazmín

chocolatito

mío

 

Tienes el corazón más grande del mundo



Tienes

el corazón

más

grande

del

mundo

por eso

no dejo

de olvidar-te

Ojitos esmeraldas

boquita

sonrisa

pilla


 

martes, 22 de febrero de 2022

El artista

 


Con un paño de fieltro retira los restos de linaza, dos pasos atrás, y observa el lienzo, ahora el magenta reluce igual que una perla irisada. Los ocres van surgiendo igual que dedos de sol, iluminan igual que el oro el cielo. Surge el porche, que embellece el portalón, a un lado y al otro dos sillones emergen con pinceladas sutiles, gotas ambarinas a su alrededor hacen que adquieran la apariencia de dos hermosas vestales. Ahora toma en su mano la brocha mas gruesa, y un arco inmenso se refleja encima del tejado, las estrellas adquieren la viveza de los ojos de los niños, de los mismísimos ángeles, la satisfacción que le produce terminar la obra provoca un inmenso suspiro de alivio, y sonríe. El hostal de carretera había acaparado casi todo el lienzo; más bien un bello parterre de lirios en el Olimpo parecía...



lunes, 21 de febrero de 2022

Una sola letra bordaste.


Y mientras tanto

del lado del tiempo

perdida te vi

Inés

Perdida me viste

sin rostro

sin besos

Una sola letra

bordaste

al decir

"Era más guapo"



 

Mis ojitos esmeraldas.


Tuve la suerte

de estar 

cosiendo horas

contigo

mis ojitos esmeraldas

mi risa perdida

tuve la suerte

 de estar

 

Ellos.

 

No tendrían que escoger una estación u otra, siquiera podría ser especialmente al amanecer, o tal vez, cuando la luna aparecía con su rostro resplandeciente, o la media luna oculta detrás de los nubarrones. Disfrutaban en demasía cuando las muchachas se preparaban para dormir, lo oscuro les atraía igual que  la luz atrapa a las luciérnagas y danzan estrepitosamente de un lato al otro; el oscuro de la noche les invitaba a pasar por una puerta invisible, algo fácil  de franquear para esos entes que lejos de ser vulnerables, tenían la habilidad y la fuerza sobrehumana de apoderarse de las almas, sobre todo tendrían mucho cuidado para escoger a las víctimas, sabrían que los dos hermanos que dormían en las habitaciones anteriores no se someterían a tales fechorías, si axial se puede calificar las ruindades, porque los varones quedaban exentos. Los despropósitos que acometían a menudo eran males que  provocaban el pánico de las hermanas y que no habría ningún modo de que los padres pudieran creer lo que en la casa sucedía al caer la tarde, cuando la noche se apropiaba de una gran capa y atenuaba las luces de detrás de  los postigos…
 Las impostoras, así las llamaban cuando las miraban desde la puerta, con sus rostros deformados y sus espaldas jorobadas, en ocasiones en vez del vaho que dejaban salir por entre sus bocas sucias, resbalaba una asquerosa baba sanguinolenta. Sea como fuere  no dejaban de perturbar a las chicas, y algunas noches provocaban la frustración de ambas, porque nunca creyeron de ellas aquellos hechos. Solían sentarse al borde de las camas y esperaban que sintieran el sueño y que sus párpado comenzaran a cerrarse, y al unísono comenzaban con su gesta de tendencia maligna, soplaban una y otra vez a los ojos de las hermanas, que trataban de cubrirse con las sabanas a sabiendas de que allí estarían, acechándolas  y creando un ambiente desagradable y perturbador, un verdadero vértigo, una pesadilla real. Rezaban para que desaparecieran, alguna vez lo consiguieron, porque se escuchaban sus pasos por el largo y ancho pasillo, para luego desaparecer por entre las paredes.
 Se dijo que ellos fueron los que habitaron la tierra donde se hallaba construida la casa, quizás una hubiera sido vieja casona roída por los obuses de aquella cruenta batalla, quizás unos niños abandonados a su suerte, o unos pastores que fueron devorados por lobos en su propia cabaña. Nada certero en las dos probabilidades, pero las muchachas ya nunca fueron las mismas, y es que sobrecoge que roan la carne durante el sueño.

Reeditado.

Y dije bien sé lo referido digo


Y dije

bien sé

lo referido digo y

entiendo

lo hablado

Más, sigo

aquí

en este mundo 

al que no puedo

entender

............................

Sé de redes

que agobian

todo está dicho

Y comprendo

tal situación

y también

lo

que

pudo

haber

sido

y no fue

ni será

Más, nací pronto

por querer 

llegar antes

a una tierra

que nunca conoceré




sábado, 19 de febrero de 2022

Y yo, como si tratase de una jauría.

 " Y yo, como si se tratase de una jauría,


de lobos penates, me quito el pañuelo,


que obstruye mi boca".


 Por Qué tienes que hacer-me llorar,


cuando los pájaros sonríen,


cuando los niños lo hacen también.


Eres un cruel despropósito, vida."


Y cuando germina el trigo del mar,


en silencio, desplegando al cielo


su hermosura, así siento a veces,


latir mi corazón".


No soy de este lugar,


me he desterrado desde niña.


Oculto quien soy, oculto que amo".


!Oh¡, infinitudes de jardín,


maletas sin viajar.


Soy las flores y matas,


para siempre"...


María Gladys Estévez.

jueves, 17 de febrero de 2022

Alas para volar, dijo la señora


Alas para volar, dijo la señora

en el malecón esperan

y también sobrevuelan

la lonja, y el mar

¿Quién pudiera?

dijo alguien

Volar, volar, volar


...................................



Dame esa copla

que la quiero a dormir con ella

Tanto que dar y tanto 

dice aquel señor

poco dice la señora

Nadie sabe. Asoma

un angustioso esperar.

Esperar de lunas y mares

la fronda acecha

detrás los lobos

dame esa copla

para dormir la quiero

Lobos y corderos

la piel van cambiando


 

Momentos.

 Es extraño que el tranvía cruce la misma tierra de antaño, que la traspase igual que un topo arañando los surcos  en que un día crecieron  los tomateros y los bancales plantados de  papas, y otros mas allá de calabazas, y otras hortalizas; realmente es curioso mas que extraño ver ese pequeño trenecito borrando el pasado, y es que  siempre hay un tiempo nuevo, incluso el que vivieron personas que ya no están, siempre, siempre, hubo un tiempo nuevo.

La casa antigua que fue moderna, y casi burguesa, sigue erguida como una torre, siquiera los alisios y la lluvia y algún rayo ha podido con sus viejas piedras, es como un mausoleo; una trepidante fachada con adornos en las balaustradas, incrustaciones de azulejos de colores en cada una de ellas, la escalinata de mármol está intacta si dejar que el paso de los años la haya dañado,  y la fuente ya no lleva agua, pero ahí permanece, de vez en cuando se quedan pequeños charcos producidos por la lluvia en invierno.

Las caballerizas ya no están, en su lugar han crecido toda clase de matojos y hiervas, los rabos de gato acaparan casi todo tendiendo una capa gris como si adrede quisieran sesgar  el pasado y la belleza que un día hubo en toda la hacienda.

En las aproximaciones de las casitas de los labradores, las higueras negras iban cargadas de  jugosos y dulces higos, como las bolitas que adornan los árboles en navidad, solo había que extender la mano para llevarse a la boca tan rico manjar. Las tuneras se hallaban conformadas en grupos alrededor de una inmensa charca verde con sus ranas, que croaban como si de un concierto se tratara, aquellas tres mas fuerte y esas dos, con menos intensidad, luego, las demás acompañaban igual que los coros, y es que la hacienda era como un pequeño pueblo con las dos casitas de los trabajadores a un lado, donde el árbol de laurisilva de esos troncos que parecen que abrazan, como si en verdad supieran de los que vivían por allí, y es que a veces, diría yo que escuchan y sienten el tacto de los dedos cuando recorren su corteza, afortunadamente siguen en pie, siquiera el  huracán los derribó allá por el 2005.


Casi las veinticuatro horas del día avanza sobre los rieles  con pequeños chirridos, y a ambos lados de las vías, los tramos para los coches, y  bicicletas. Las personas  que no pueden ir sentadas se sujetan a las barras  mientras leen algún libro o mantienen conversaciones con sus móviles, esas conversaciones de ahora que son silenciosas pero que tan dichosos hacen a algunos, yo diría que son amigos de esos virtuales que se llevan en el bolsillo, que no hace falta quedar en un café para charlar, ni hace falta escuchar las voces de los otros, basta con agregarlos a la lista y comenzar a teclear y comienza la tan deseada conversación, incluso parece que surgieran delante igual que los hologramas.

Son muchas las veces que para enfrente de lo que un día fue la hacienda, suben y bajan los pasajeros sin apenas advertir la casa que muestra un lado de ella y uno de los balcones de madera de nogal que se cubrían por aquel entonces de banderas anchas por las fiestas. Y sin contar los miles de farolillos que adornaban toda la fachada cuando se celebraban los banquetes y los bailes. Para mi no pasa inadvertida, a veces incluso tomo un billete y me subo al moderno tranvía para ver una vez más los recuerdos, giro la cabeza hasta que ya no puedo atisbarla, e impredeciblemente aparecen las andorinas girando y girando en bandadas, como si en verdad siguiera la vida en esos lares.

Entonces la fuente revive y los patos también y los caballos relinchan al trote y los potrillos al paso de sus madres y los labriegos cargando la paja, también se encienden los farolillos esplendorosos y se escucha una folia  y una isa; pero todo eso es el tiempo guardado, en mi cabeza. 


Ya publicado. Lo dejo otra vez aquí.

lunes, 14 de febrero de 2022

De observaciones y otras veleidades.

 

A veces una se queda observando una mesita y encima una escultura. Es curioso porque además de no ser de mucho gusto, siquiera tiene alguna forma definida.

Pero en ese momento suenan teléfonos, y recorren el pasillo varias personas. Cada cual a sus cosas. Intento descifrar el “enigma” que me produce verla. En realidad he estado toda la mañana intentándolo. Podría ser una señora que sostiene un cesto sobre la cabeza; también podría ser que llevase una bandera en representación de algo: el día de la revolución, o también un francon feminista.

Es claro que por mucho que me empeño en saber qué pueda ser no puedo con una mínima certeza siquiera adivinar.

Y es que un escultor cuando tiene la piedra delante seguramente ya sabe qué será.

Como un cocinero con los condimentos. Se afana orgulloso del plato que quiere preparar.


¿Te quedas?-


No, ya salgo-


Y si me pronuncio

y te digo

que

se me antoja

se

me

antoja”


Sopla aire caliente como si en el cielo se preparase para llorar.

 


Los cirios brillan con una incandescencia tal que parece el Sol. De modo que una se muere también en Semana Santa. Sopla un aire caliente como si el Cielo se preparase para llorar. Las calles que ando son estrechas, vestidas de esas piedras redondas y brillantes del paso del tiempo.

Ahora la señora Estévez sale de la tienda de sombreros; quizás se haya llevado el más bonito y elegante, eso es realmente lo que una piensa.

Si, es bonito. Lo lleva puesto.

Pero huele a incienso, y a jazmines. Las chimeneas humean, probablemente es hora de comer. Hay una banda de música en aquella marquesina. Es un grupo de jóvenes, menos el señor Domínguez que ya cuenta con muchos años.

La señora Eulalia camina hacia la Iglesia lleva un vestido largo, tanto que le cubre los pies. Me acerco a ella. Entramos al mismo tiempo. Una se sorprende porque admira los retablos, los cuadros, las luces de lámparas, el señor crucificado. (Es tan joven. Tiene un rostro bonito, pero está muerto).

Un gemido de dolor el de la señora Eulalia. Arrastra su cuerpo de rodillas hasta el altar.

¿Una promesa?.

Es un barbaridad eso. Es la culpabilidad, el arrepentimiento. Pedir perdón. Suplicar ayuda.

Rogar por todos los males. Estoy en una esquina y sigo observando.

Es necesario eso, me pregunto.

Para la señora Eulalia si.

Y es que cada cual puede ver la vida como sea que donde hayan nacido se les haya inculcado esto o aquello. Es una verborrea inútil. Las personas sufren por ello.

Fuera se escucha música. Es la banda de la marquesina.

De modo que salgo de la iglesia y me dirijo hacia allá.

El señor Domínguez con la batuta que alza arriba y abajo, izquierda y derecha.

Son movimientos suaves, muy cuidados. Es excelente.

Las escaleras que van a la marquesina están cubiertas de hojarascas. Aquel niño sube y baja varias veces. Y es que es mágico escuchar sus pasos en las secas hojas.

Hay un vaivén de gaviotas surcando el Cielo.

Como si por esas fechas todo el mundo se conmoviese, realmente es así, es una ceguera que en cierto modo proporciona una ignorancia sana.

Las alondras con su trino largo, musical.

La niña tararea algo mientras se columpia, fuera en el patio.

Una no puede dejar de observar, escuchar, opinar.

Todo lo que el espacio ocupa se envuelve de ese olor típico, incluso hay personas que se visten para la ocasión. A las señoras se les realza la figura: mantillas, mitones, volantes.

¡Oh!, pero realmente es agradable todo.

Y el olor se repite en ondas y ondas girando aquí y allá: incienso, jazmínes.


Me dejé llevar

por la ausencia”











Y qué más da si al rozar sus labios


Y qué más da

si al rozar

sus labios

me sepan

a melaza

o a fresas

Y qué más da

si cuando te pienso

(ella ,él)

somos 

sólo eso

somos

Y siento 

cosquillas

dentro

traviesas


Y si vienes

tú, él , ella

es igual

serán 

sentimientos

amor

amistad





 

jueves, 10 de febrero de 2022

El modo en que puedo permitirme una total ausencia.

 



Ese estado de ingravidez que al contemplar lo cotidiano es lo que siento, es como estar dormida, o ausente. Al esperar en el ceda el paso de una calle cualquiera me otorgo a mí misma eso. En realidad es algo que siempre he padecido.

Mientras, esos segundos de espera en que una se queda mayestática a la espera de que algún vehículo deje que cruce la calle, se hacen toda una eternidad. Es como contemplar una película sin sonidos, es una brisa suave, dulce como un beso que siento confortablemente. De modo que en esos momentos de mudez ante mí surge un gran carrusel: aquel edificio está en obras, hay personas que entran y salen, algunos en la última planta, otros en la acera dirigiendo todo. La tienda de sombreros de la esquina tiene un escaparate precioso: toda clase de abalorios. Los sombreros son como joyas, algunos llevan incrustados pequeños cristales de colores.


La cafetería a estas horas está repleta de gente, toman café, o desayuna. Aquel señor está fuera en un mesa escribe algo en su cuaderno, parece porteño. Es alto, moreno, de unos sesenta años, además bastante atractivo. A veces las personas llevan cuadernos consigo porque siempre hay cosas que anotar: frases, palabras sueltas, o un diario.

Mientras tanto sigo ahí, etérea. Hace mucho que espero, aunque sólo hayan pasado unos segundos.

Hay flamboyanes, son preciosos, copados de flores. Aquella señora sufre, sufre porque tiene el rostro compungido, solloza. Cree que nade la ve, pero yo si. Ese estado de levedad me permite ver todo con calma. Colores, olores, situaciones. Probablemente le hayan dicho que tiene que pagar la hipoteca porque de lo contrario la desahuciarán, o tal vez, es porque el amor de su vida es una quimera, aunque a ella le haya parecido lo contrario.

Quizás es ella la que tiene el problema: esquizofrenia, o es alcohólica. En algún momento en la prensa saldrá la noticia de su suicidio. Una vida vacía. Una lucha inútil.


Siquiera un avión del ejercito con un sonido estrepitoso volando casi al ras conmueve mi cuerpo.

Sigo ahí en otro mundo. Es placentero. Como una criatura en el vientre materno.

Alguien me besa, pero realmente no ha sucedido, yo puedo percibirlo, pero no hay nadie en esos momentos.

El caballero porteño abandona la cafetería y lo puedo ver enfrente espera para cruzar la calle.

Alguien dice que puedo pasar y es en ese momento cuando vuelvo a la realidad.

Nos cruzamos y nos miramos a los ojos, dejamos que se unan las manos con una leve caricia.






Mi secreto querido mío.


¿Quién susurra?

el olvido, el recuerdo

el

no

 se

que

Háblame

de mucho

de poco

¿Dónde la verdad?

Mi secreto querido

mío

 

Mi amor más lindo


Mi amor más

lindo

en el pacífico

sur

alas para volar

quiero

verte


 

Y como una seda envuelvo tu cuerpo.

Y como una seda

envuelvo tu cuerpo

arrullo tu corazón

beso tu alma

y vuelvo

a tus labios

de melaza

no me despido

no quiero

un hasta nos vemos

quiero

Ojos verdes

mis ojos

mi nana

envuelvo

tus manos

en la seda

vuelo a besar-te

no quiero

no quiero

despedirme

un hasta siempre

volveremos

vernos



 

Y me pregunto si vos estás siempre

Y me pregunto

si en algún

momento

de mi consciencia 

al despertar

fuese en otro mundo

otras vidas

otros días

Y me pregunto

si vos estás

siempre

donde

el Cielo, Infierno

Uno, dos, tres, cuatro

en el andén cuatro


.........................

Quién será

qué será

del olvido

se llena

mi cabeza

olvido

olvidar

el olvido

............................


Como los juncos

que rodeados

de agua

donde

nenúfares

duermen

allí las hadas

dormiré

dormiré


................................


Soy un volcán

de lava

mi vestido

lava 

mi corazón

somos dos

que al mirar

al espejo

sea que

sois vos

yo

yo



 

miércoles, 9 de febrero de 2022

Una mesita, una escultura.

 

A veces una se queda observando una mesita y encima una escultura. Es curioso porque además de no ser de mucho gusto, siquiera tiene alguna forma definida.

Pero en ese momento suenan teléfonos, y recorren el pasillo varias personas. Cada cual a sus cosas. Intento descifrar el “enigma” que me produce verla. En realidad he estado toda la mañana intentándolo. Podría ser una señora que sostiene un cesto sobre la cabeza; también podría ser que llevase una bandera en representación de algo: el día de la revolución, o también un francon feminista.

Es claro que por mucho que me empeño en saber qué pueda ser no puedo con una mínima certeza siquiera adivinar.

Y es que un escultor cuando tiene la piedra delante seguramente ya sabe qué será.

Como un cocinero con los condimentos. Se afana orgulloso del plato que quiere preparar.


¿Te quedas?-


No, ya salgo-


Y si me pronuncio

y te digo

que

se me antoja

se

me

antoja”


Queda camino por andar.

 


 Queda camino por andar, atrás quedan los recuerdos, las hebras de mi vida, las estaciones. Un arcoíris en la penumbra y risas al Sol, Un anochecer y un amanecer, junto a un mar, azul, sereno e ilusionado. Queda camino por andar, unos niños, un arrorró, mariposas en mi estómago, aún, como cuando niña.
 
Hubo luces y sombras y quedan por venir.
 
Tu nombre , tu risa, tu boca, mi aliento.

De pronto una se queda mirando el horizonte .


De pronto

una se queda

mirando

el horizonte 

buscando

no se qué

buscando

un Cielo

un río

es de pronto

cuando

sin pensarlo

una, se queda



........................................


Soy los ojos 

de mis hijos

soy aquel águila

surcando el piélago

sin miedos

libre


.....................


Ya no creo

en historias

de esas 

que se cuentan

a escondidas

ya se pasó

ese tiempo

de joven ser

 


 

martes, 8 de febrero de 2022

Hay un respirar de olas.


Hay un respirar

de olas

de lirios

hay borbotones

de besos

anclados

Hay un desear

de prohibido pasar

¿no puedo?

hay un singular espectáculo

en la calle

Hay asfódelos

en su pelo

nubes en sus labios

soles en sus ojos

 



 

Hay lugares con mucho frío.

 


Hay lugares con mucho frío, pero esos lugares tienen muchos lagos llenos de cisnes, lagos transparentes, apacibles, como cuando una madre da el pecho a su hijo mientras ambos se dedican miradas llenas de amor…

Entonces en aquel café suena un violín. Una se queda ahí, escuchando, porque por un rato todo fluye: fluyen las voces en susurros y, dicen esto, y aquello (Mañana nevará) , dijo alguien. Fluye el vaho de esos susurros. La música del violín se explaya como si grandes dedos delgados alcanzaran tocar los picos de las torres, o el tejado de las buhardillas. El muchacho tiene unas manos blancas y delicadas y sus dedos acarician sus cuerdas de tripa, tan mimado con el, que la música se desliza y envuelve todo.

Los sueños se pueden inventar, se puede soñar todo, igual que el violinista, que, lejos de las miradas y de los susurros, se aparta de todo, porque es tal la magnificencia de él con el mundo sensible, que crea sueños, los crea a cada minuto, que marca un reloj cualquiera, él es el poderoso soñador, ahora se detiene un momento, para cambiar de postura, quizás buscando la comodidad, quizás por realzar más aún las notas que se escapan caprichosas, creando un infinito lugar hermoso, como un parterre repleto de flores, de toda clase de flores...



Entonces los nubarrones desaparecen, y un sol espléndido nace allí, en aquella fina línea que separa un mar y un cielo. Las blancas manos, la juventud de su piel, la música que crea, los sueños, sobre todo, los sueños.

lunes, 7 de febrero de 2022

Un pacifico mar de nubes.


Un pacifico 

mar

de

nubes

se hace colchón

abriga

besa

.................

Y si supiera

dónde se esconde

la verdad

como un torrente

de agua

bebería de ella


................................


Arrabales

noches

de Luna

la música

de un bandoneón 

entre el fuego

se calienta 

el alma









 

Y si en algún momento me ves casi sin vida, sólo te pido el calor de un abrazo.

 

Y allí estaba. De un color ceniciento: mayestático. triste.

Un coro de voces angelicales, la de los pajarillos, le rodean dejando besos, cariños. El cielo de un azul claro, limpio.

Las enredaderas y los pequeños pinos alrededor. Hubo un tiempo en el que fue un elegante, majestuoso Pino Canario.

Forrado de miles de acículas verdes, esplendorosas. La vida era el. 

Pero hoy lo encontré solo. Nada a su alrededor.

Ni enredaderas, ni pajarillos. 

Me rogó que lo abrazara.

Así lo hice. 

Eres hermoso, le dije susurrándole.

Una gota de savia resbaló. Una herida. 

 


"Y si en algún

momento

me ves

casi sin vida

sólo te pido

el calor

de un abrazo"








viernes, 4 de febrero de 2022

Y vuelven borrascas sobre los hombros

 

Y vuelven 

borrascas

sobre los hombros

a picotear hasta 

el alma


...................................


La oscura

no tiene

piedad

¿La tiene el hombre?


...........................................


Me visto de piel

mis pechos

amamantaron

melaza para

polluelos


................................


Alguien dijo

si, es será

en el andén cuatro

volveremos a vernos






Dame la teta repleta de vacíos, y como una pasa, se derrama la nada.

 Guarapo


Embestir la tierra, quedamente,
sin mediar sílaba…

Hambre, hambre, solicitud.
Dame la teta repleta de vacíos,
y como una pasa, se derrama la nada.

Algún cuervo hilacha los hombros,
de los rostros umbríos…

Y llora el niño en una cuna de mimbre,
y llora su madre, por no tener que darle..








Por esos momentos a solas


Me soñé mis muslos morenos,
y la bajada de besos, que se derramaron,
como la tinta, en el papiro..

¿Cómo podría habitarme?

Sería como un árbol, augusto sabor,
entre sus ramas me vengo, a dormir,
plácido mecer…





Nobleza

Una objeción: tú me hablas desde un mundo inédito al mío.
Pero te entiendo, te amo. Roes un hueso, y me pareces una paz,
entre la guerra, entre las sangres que adornan banderas, no hay pulcritud.

Acontece que un sol no brille: a veces se me va la piel y los huesos al piso,
con la imperiosa necesidad de volver, a la calidez de tu vientre, madre…

¡Oh! ,pero te amo: roe, con la inocencia de un nonato. Te amo Chiquita.


Un obsceno recuerdo

No tenía más de unos años de adolescencia,
tenía una enredadera: prisión permanente.

Maldita dislexia de los días, en las letras de la prensa,
no entender la opresión (sumisión),porque los bocadillos
con chocolate eran untados de falacias…

No tenía más de unos años de adolescencia,
verlo cadáver, en la tele en blanco y negro: Volver a jugar, volver a nacer: libres.




El pecado está en el fondo del mar


Sedimentos apolillados en la mar, naufragios por un trozo de pan,
por una puerta que hubiera podido vislumbrar el mismo rayo de sol,
del mismo sol que centellea por los justos.

Aquella caracola es un corazón sin gota de vida,
todo se fragua en el abismo, al lado de luzbel…
Un cataclismo se ha expuesto en los mercadillos,
en los escaparates, en las avenidas.

Sedimentos apolillados en la mar: ¿alguien sabe a dónde se habrá ido la verdad?.
Quizás en los despachos, con el humo de los puros haciendo jirones hasta un techo sin cielo.
Una montaña de oro vale más que la dignidad : caracolas vacías de preñez.











jueves, 3 de febrero de 2022

¿Qué haces pintando el Cielo?



¿Qué haces pintando el Cielo?

¿Qué quieres que te diga?

Asfódelos, Lirios, Amapolas

¿Eso hizo?


................


No me gustan las ciruelas

no me gustan los limones

no me gustan los árboles

tristes

.....................


Que ese andar

suyo

sea

para escalar

el mundo

sin mirar

atrás

Allí esperan las Hadas






 

miércoles, 2 de febrero de 2022

Algo que contar

 

 Yo puedo escoger

de lilas  en el huerto 

un ramo

De las nubes el algodón

de sus labios...

¿Qué misterio hay?

No es misterio, es deseo.

Desmedido

Apasionado

Cielos ocres

 

                                                     De los almendros



Reeditado.

            se alimenta 

                                                     el alma

 

 


martes, 1 de febrero de 2022

Bajo el cauce hasta el Cielo columpié los sueños

 

Bajo el cauce

hasta el Cielo

columpié 

los sueños

Más y más 

dijo la niña

.....................

Y si fuese cierto

que al caer

la tarde

de esta tarde

como estrellas rutilantes

sus besos

a mis labios

dormir

.............................

De la clepsidra

un rio 

se desborda

no son las horas

ni las estaciones

es el almizcle

de Buesa Merced










Ballade pour Sophie

Ballade pour Sophie

Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...