¿Porqué me contestas con esa mirada tuya, tan seria? Yo no sé de esos ojos que parecen palabras espurias, no sé de gritos en mitad de la noche, como cuando el ogro viene en los sueños..
Tal vez un día no regrese, tal vez, me esconda detrás de aquel sauce y permanezca con mis rodillas escondidas, tapadas con ramas..
Nunca supe si eran ciertos aquellos días, en que jugábamos a saltar los muros de piedra, me explico:
Si era de verdad que me querías a tu lado, o quizás disimulabas, siempre.
No puedo vivir y creyendo que el universo te da la mano, no, yo no creo eso. Yo me doy, me doy de comer, me doy de vivir, y me doy de morir si quiero...
Pero no llueve, nunca llueven tus ojos tan serios. Soy cobarde, pero es una cobardía de prejuicios. Yo me lanzo al abismo casi todos los días, herida, y grave quedo: El abismo es mi sitio, ahí cayendo y cayendo, precipitada, con deseo, con las ganas. Trastabilleo cada noche, entre hibiscos y luego cuando cruzo el puente, y se escucha el gimoteo de su vejez, pero no me detengo, y a tientas, sigo y sigo, borracha de todo, sacudida por los hombros por casi todos, pero eso, me gusta.
Dime pues si era verdad que me querías a tu lado, o quizás...
Hoy asomó un rayo de luz de un sol, y volví a salir, aunque, vieja y muerta...