Y Caronte no redimió los pecados,
un mar ahogado de
tumbas que en sus formas arqueadas,
gritan en silencio
por toda la eternidad.
Pago alto y
desmerecido por hallarse en las profundidades de la nada.
Hacedme un hueco
donde antes hubo hielo, ahora fuego. (se dijo).
Entre caballitos,
caracolas, los niños buscan la teta.
En aquellas tierras
lejanas donde tejen sueños.
Porteadores
descalzos, pisadas de ocres…
Un continente
abrazado a la faz de la Tierra,
de espléndidos
verdes, y ríos como lámparas,
reflejan una única
Luna. Abrevad aquí, abrevad.
Como Demetra atesoro
siglos. Abrevad la roja Tierra.
Y los carámbanos en
el desierto son hermosos,
como la fría noche
que acaricia con sus dedos los ojos de quienes lo surcan.
Las fieras libres
copulan descendencia,
pastan en el ejido,
entre murmullos de cuervos.
La batalla
impresiona, por vivir. ¡Qué pálida y hermosa se queda la tarde!.
Ósculo que danza en
la selva de hojas gigantes. ¿Es que no los veis?.
Pero se esconde una
multitud del diablo,
a engañar la
inocencia, y al hambre.
Igual que música de
celo esperan la promesa,
pero cabalga la
muerte con los bolsillos llenos de plañideras.
Apolíneo monte
abarcado de criaturas pastoreando. Abrevad, abrevad.
Pero se esconde una
multitud del diablo…
Surco los valles
como águila, vespertinamente, y un mar ocre,
se deja caer en
ellos. (duerme poderosa pachabamba).
Mirad sus ondas que
son como mieles que en rocío se expanden,
valles con árboles
de grandes hojas,
allí habita la
criatura hermosa. (en las montañas Virunga).
Arpa celestial, como
ángeles su música al llover, Lunas y Soles.
Soy un mirlo blanco
el calor que sofoca,y la lluvia que abraza,
batiendo alas en un
baile gozoso entre picos de montañas,
brota manantial,
brota oasis. (¿Quién profanó la tierra?.
Los hombres han roto
los caparazones, han despoblado la vida.
Aquel barranco se ha
secado, se vislumbra la pérdida.
Soy un mirlo blanco
el calor que sofoca, y la lluvia que abraza.
Las aldeas son
brotes de pura melaza, ritmo, ritmo.
Dejadme llevar no me
hacen falta alas, alas para volar,
Medito y sueño: Una
aldea aquí, otra allá.
Un cielo tejido:
abriga. Un continente explayado hacia la mar.
Nací de nalgas
luego un grito bronco, luego otro, y otro.
¿Fue traición?.
Conspiración, repulsa, intereses, egoísmo.
Los pechos ya duelen
de secos y la herida de la tierra,
se abre como boca de
cíclope. Los ungüentos se hacen pocos.
Son muchas las manos
hinchadas, y muchas las lenguas sin palabras,
son gritos
silenciosos, en una huida sin precedentes.
Acecha la muerte
incorporada a las mochilas,
por el cementerio
del desierto huyen pies descalzos.
En algún momento se
perdió la cordura,
templos erigidos,
con relucientes
joyas de engaños.
Y un recitar de
heridas,
ancladas al barro…
Úteros llenos de la
desesperanza, no hay futuro, no lo hay,
amarga mermelada:
las manos se alzan como los cuellos de jirafas.
¿Dónde se esconde
la gloria?. Cercenaron miles de glorias, ¡sangre, sangre!