Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

jueves, 22 de abril de 2021

Más, no coloquéis torre, tras torre las mentiras

 Y me volví a contemplar desde aquel caudaloso, frenético río,

son aquellas Pléyades, ¡Oh! Qué esplendor mi propia raíz hendida,

en la vasta llanura, ayer frisos de esculpidas esculturas: el presente, devastador.

Cirros rojizos y zarpazos en los huesos hambrientos de libertad,

las calaveras chiquitas sin teta que amamanten. Espolio. Fantasmas en las tumbas.

Y me volví a contemplar desde aquel caudaloso, frenético río.




Más, no coloquéis torre, tras torre las mentiras,

dijo actuando ante tanto público,

una obra representando a un pueblo,

de ojos redondos, de sal las lágrimas,

al deslizarse por los poros de la piel.

Acabemos lanceros con la Ley del mal.



.



He caminado en el  borde filoso de mis propias pisadas.

Soy un continente, que clama justicia, por entre las hojas gigantes,

de los bosques y las ondas de los desiertos.

¿Quien se ha camuflado de ciervos?. 

La lengua de lava se ha desviado rociando de muerte,

a los impíos. Ha mordido la serpiente  los sueños.











La estrella de David se ha pronunciado,

se ha dormido entre las bandadas de pájaros sin norte.

Se le ha roto la vestimenta a la esperanza, crujen sus alabanzas,

como dolor en sus carnes…Una herida grande en la pared

Un terremoto de camellos levanta polvo de la gran alfombra,

dame una salida, dijo. Un herida tan grande en la pared.








Yo soy la gran casa oprimida por los tiranos. Abrevad, abrevad,

que no queda gota húmeda para tantos labios resecos.

Ahí llega un navío que en el cielo se alza,

por los tórridos caminos se precipita arroz, trigo, 

Abre postigo tu ceguera luz, que tengo hambre,

tengo hambre todo mi continente…




Con diez soles se bendijo la aquella tierra de faraones,

de espléndidos ríos pintados de verdes, fosforescencia.

Mi presencia se remonta a un sinfín de tiempos,

y mis colinas en ondas, y mis patios sobrepasando sus flores,

en escalada hacia el inmenso piélago de estrellas.

Crecí en medio de la nada en incesante empeño me cubrí de capa de raso.


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