domingo, 28 de diciembre de 2014
viernes, 26 de diciembre de 2014
Un payaso representa lo que podríamos definir la amplia sonrisa, que, se queda en los rostros de los que lo admiran y contemplan; pero en su nobleza y su afán por hacer reír a los demás se esconde también ese sentimiento de tristeza que mantiene oculto; pero pobre de aquel que piense lo banal de ese rostro alegre, porque se puede enfrentar a un gran actor que se toma la libertad de abofetear su ignorancia...,
jueves, 25 de diciembre de 2014
Quizás no haya que preguntarse a menudo el porqué de tanto vacío pueda contener nuestro yo cuando observamos aquel petirrojo afanado por sobrevivir, o a esas criaturas espléndidas correteando por el parque; por lo tanto creo que no son esos momentos tan maravillosos los que provocan desazón; la traición nos persigue siempre, pero hay una fórmula con la cual podemos resolver ese dilema, y, es recobrar las ganas de vivir,..
martes, 23 de diciembre de 2014
Hijoputez sincrónica
¡Más alto, más alto! decía aquel
señor. ¡Espalda erguida! , decía la señora aquella toda vestida de negro;
enjuta, blandiendo al aire el bastón igual que una espada.
Por entre los cristales unos
gatos lamiendo sus patas. Arrecia la lluvia, de tal modo, que los chuzos caen
como dardos envenenados y los rosales mueren al instante, ahogados, ahora sus
caritas rosas castigadas, porque, el viento, azota, azota, azota…, La milicia
cruza la calle a pié marcando el paso, uno, dos, uno, dos. Un millón de pasos
chapoteando, y las ranas croan, croan y no paran de croar. Una fila de gallinas
decapitadas y junto a ellas las ristras de ajos se agitan al soplar la brisa.
Danza, danza ella y los tobillos sangran,
sangran. ¡Más alto, más alto! ¡Espalda erguida!...,
lunes, 22 de diciembre de 2014
Y sin embargo los coches parecieran devorar las anchas avenidas y cercan los jardines, casi, dijo. Cierto es, pero aún así de ese modo, las miríadas de estorninos y el griterío de los chiquillos cuando salen de sus clases hacen que , ese papel celofán gris, se torne de un color naranja tornasolado: La vida, pues.
domingo, 21 de diciembre de 2014
sábado, 20 de diciembre de 2014
Cuando las personas obvian algo que debían decir o que debían hacer entre unos u otros no siempre puede significar rechazo, o pereza, porque no siempre algún abrazo o algún beso sea lo que realmente necesiten. Por lo tanto, la soledad de cada individuo en un momento determinado del día o de la noche puede ser algo mas hermoso, mas intenso, que compartir ciertos modos de hacer el amor, o simplemente un guiño; de modo que, la soledad en cierto modo puede provocar el más intenso sentimiento...,
jueves, 18 de diciembre de 2014
Imposible no escuchar, no mirar, quedarse inmutable ante la desgracia
que surca el cielo igual que un dragón lanzando lenguas de fuego en las
espaldas de miles de vidas; entonces queda un silencio espantoso y es ese mismo
silencio el que ahora penetra en mis oídos como un halo de hielo; cuan vergonzosos los pretextos, qué cruel puede ser
el hombre y su vanidad, su fanatismo…,
De soledades
En algún otro momento hubo pensado en aquel señor de la esquina que vivía en un tabuco y que había muerto un domingo al amanecer; pudo haber sido un marinero en la pesca de bajura, un profesor, o un escultor, como quiera que sea se fue, igual que nos vamos todos algún día, se dijo. Le había visto pasar delante del jardín, pareciera que cojeaba de un pié, con una gorra gris de visera ocultando su rostro. Le hubiera gustado preguntarle: ¿Qué tal el día hoy, cómo se encuentra, necesita algo?, esas preguntas se quedaron en su pensamiento y aquel señor nunca giró la cabeza para contestar; nunca se detuvo para hablar. Al fin y al cabo sólo era un mendigo, un hombre solo. Cuan poco humildes somos, qué fácil es callar las palabras que no salen de las bocas, que se quedan dentro perforando cada día un poco más las víscera...,
martes, 16 de diciembre de 2014
Mi reina.
Nos conocimos un día a primera hora de la mañana en la estación de tren que lleva a Baluba. Yo no estaba de muy buen humor, pero ella me sonreía y eso suavizó mi carácter. Cogimos el mismo tren y casualmente el mismo destino, o eso pensé, porque ella hizo lo posible para coincidir. Más tarde me di cuenta de ello. Sabía que se sentaría a mi lado, yo, lo deseaba.
Me pidió un pitillo y volvió a sonreír, le dije que no fumaba, pero ella no dejaba de sonreír y uno de sus dedos se introdujo por entre mi pelo: Un pelusa, dijo. Tenía el dedo humectado y dejó su rastro en mi frente. El recorrido a Baluba había comenzado, y el de nosotros también. Empezamos a mirarnos y a recorrer cada centímetro de nuestros rostros: Los labios, los ojos, la barbilla… , Había soplado delicadamente mi flequillo rizado y sin darnos cuenta, yo, había introducido mi mano por debajo de su falda y tanteaba y llegué a su sexo libre y uno de mis dedos se deslizaba por él llegando fácilmente al clítoris erguido, duro. Ella hacía lo mismo, su mano entró debajo del pantalón y separó el calzoncillo y se apoderó del pene, sí , era suyo, era el pene que había estado buscando, era su juguete. No hace falta decir que me puse como un loco apasionado, sin nada que pudiese frenar ese lujurioso encuentro. Yo sabía que ella no tardaría mucho en tener un orgásmo, al igual que yo. De modo que su mano agitaba el pene lascivamente. Se mordía los labios y gemía. Yo, debí pensar que ese clítoris era un pastel de moras, porque mi dedo frotaba mas y mas rápido aquel templo de placer, aquel río de melaza.
Tenía las piernas separadas y jadeaba mientras hacía lo posible porque yo explotara y llenara todo de mí. Así permanecimos un buen rato, hasta que ya ninguno de los dos pudimos evitar lo inevitable. !Sí, así , así, mi reina!
Las casas que habité hubieron de tener muros de papel y dejarse entrever las muchas historias en el jardín o junto a la fuentecilla y por la vereda y los parterres repletos de geranios que allí se vivieron, pero fue tan correctamente indiscreta la gloriosa y honorable familia, que por más que intento recordar un detalle aquí o allá, seguramente alguno se ha quedado tapiado, y es que es tan terrible nublar los días felices, tanto, como querer ocultar esa luna gigantesca acomodada encima de nuestras cabezas…,
domingo, 14 de diciembre de 2014
Creo que las las batallas mas cruentas son las que nosotros mismos creamos, cuando al sentarnos en un banco de algún parque tenemos la rara habilidad de pensar un cielo gris, o en bandadas de pájaros muertos; de modo que, casi siempre se queda dentro la inmensa belleza de cualquier flor o, ese olor a pan recién hecho y el almizcle que pueda liberar un campo de magnolias...,
viernes, 12 de diciembre de 2014
martes, 9 de diciembre de 2014
lunes, 8 de diciembre de 2014
domingo, 7 de diciembre de 2014
Una carta para mí
Siempre ha sido tu lugar preferido, además, las ramas se han extendido mucho a lo largo de estos años; parecieran los brazos de mamá arropando…, ¿Las garcillas?si, claro, es evidente que por ésta época del año estén por aquí. Antes también regresaban en bandadas igual que los niños cuando salen de sus clases girando aquí o allá, si, garcillas, miles de garcillas revoloteando hacia el lago…,
La cometa que papá nos hizo era igual que el rostro de una geisha, tan bella, serenamente alzaba el vuelo y la brisa soplaba cada vez más fuerte y la cometa se erigía mas y mas alto hasta casi rozar las nubes de algodón.
Ahora es cuando quizás tú me digas que soy una romántica empedernida, si, y tienes razón, lo soy. ¿Prometes no reír si recordamos el día de la bicicleta?Aquel día fue de los inolvidables, si, eso fue realmente. Los días inolvidables son los que nunca desaparecen de nuestras vidas, siquiera por la falta de memoria, igual que aquella señora viuda de las tienda de frutas, que, aún en su aislamiento mental, de cuando en cuando, se le dibujaba una sonrisa y resultaba graciosa la mueca de su boca mostrándose feliz de algún recuerdo agradable que acudía de tarde en tarde; pues algo así quería decirte, que esos son los días que no se olvidan, y ya sabes lo que sucedió con el paseo en bicicleta, más bien el corto paseo. Quise girar para volver a casa y aquel demonio de cacharro se dirigió hacia la bajada de piedras negras hasta llegar a casa de la abuela; por poco me destrozo la cara,me había estrellado en el muro de la escalera que daba al cobertizo, donde se guardaban los aperos. Miles de pajarillos daban vueltas alrededor mío y no supe donde estaba hasta que la tía gritó y entonces fue cuando pude abrir los ojos y pestañear todavía algo aturdida. Encima mamá me reprendió por ello.
La huerta de maíz era realmente hermosa y cuando los rayos del sol se adentraban por entre los trigales, se me antojaba un joyero repleto de centelleantes luces…,
Lástima que el piano del señor Robinson hubiese terminado en la hoguera, ¿Te acuerdas?. Nos gustaba tanto escucharlo por las tardes. Desde la habitación de la abuela se oía perfectamente. Qué música más bonita, claro está, que con las manos delicadas del señor Robinson no podría salir más que cantos de ángeles por entre las teclas.
Lástima que el piano del señor Robinson hubiese terminado en la hoguera, ¿Te acuerdas?. Nos gustaba tanto escucharlo por las tardes. Desde la habitación de la abuela se oía perfectamente. Qué música más bonita, claro está, que con las manos delicadas del señor Robinson no podría salir más que cantos de ángeles por entre las teclas.
La vereda que surcaba los huertos llevaba a la charca, era un lago hermoso con los nenúfares adornando igual que las flores en los sombreros de las señoras…,
Luego el tiempo pasó, pero tan lentamente, que aún tengo en los labios el sabor de la mermelada y de los higos. Si cierro los ojos puedo ver las sábanas de encaje ondeando al viento, igual que la cometa, cuando papá nos llevaba a la playa en verano. Las chalupas y las cometas, todo un lienzo de colores…,
Las tías, los primos, el colegio de la señorita Margarita; todo ello sigue en mi memoria, nada ha quedado en el olvido…,
¿Crees que estará oyendo?- No lo dudes, ¿Es que no has visto cómo sonrió, cuando leiste lo de la bicicleta?...,
viernes, 5 de diciembre de 2014
En la noche
Allí estabas, tu pelo, tus ojos... exactamente igual que yo, y si yo hacía algún gesto por muy pequeño que fuese, tú también. Cuando creí que todo iba bien, que sólo era mi imagen ante el espejo sobrevino el terror, y la sangre comenzó a brotar de mi pecho.
Antes de desplomarme pude ver cómo sonreías, cómo te alimentabas de mi corazón...,
jueves, 4 de diciembre de 2014
lunes, 1 de diciembre de 2014
Probabilidad
Los ocupantes del salón de té debieran procurar tener sus espaldas bien rectas y adoptar una postura coherente cuando las tazas humean, eso sería lo correcto, según las costumbres del lugar; pero las espaldas rectas en tal caso no tendrían que ser motivo suficiente para poder saborear un té, de modo que, éste, sobremanera sabría a manjar de dioses ahora en la montaña, ahora en el salón; por lo tanto las bienaventuranzas no siempre llevan capas púrpuras en los hombros, ni joyas adornando escotes…,
miércoles, 26 de noviembre de 2014
Misterio
Contemplar un riachuelo y ver como el agua clara se desliza obediente buscando con verdadero entusiasmo el gesto amable de la llegada; escuchar sentados la música de cámara en el pequeño auditorio de la ciudad, todo ello, no es ni más ni menos, que entender con verdadera lucidez el secreto de las cosas...,
domingo, 23 de noviembre de 2014
La señora seria
Todos los días la señora seria se levantaba muy temprano para ir a comprar el pan y la leche, porque en la madrugada todos los olores de la noche aún permanecían mezclándose con los cirios de las farolas y con los lirios y con las flores de azahar. La señora seria recorría aquel camino con un entusiasmo desbordado y con los ojos bien abiertos y aspirando el almizcle, la lechera en una de sus manos y la talega en la otra hasta llegar al destino para luego volver con la tibia leche y el pan recién horneado. Era tan seria que los niños le temían, los vecinos saludaban con cierta aprensión y la maestra del pueblo la respetaba mucho. Una vez el alcalde y el médico hablaron con ella con la intención de saber el porqué de su aspecto sobrio, pero la señora seria no respondía nunca, y seguía su camino...
Ella cuando se quedaba sola respondía a todas las preguntas del alcalde y del médico y a veces de la maestra: Una no puede sonreír cuando el cielo se oscurece con una tela gris y cuando una sabe que hay niños muertos encima de cualquier madero o en la ruinas de cualquier ciudad, se dijo. Y volvió a decir por la tarde cuando se encontraba sola: Una no puede sonreír cuando la tierra en que se vive se muere por las bombas y los rostros de las gentes se desfiguran por la metralla....
No señor, no, se dijo. Tomó la lechera y tomó la talega y cuando empezaba el día se dispuso a los de todos los días a esas horas...
lunes, 17 de noviembre de 2014
Antes de dormir
No
copies, te veo por el rabillo del ojo- No he copiado, sólo que tú haces que
sienta eso, la necesidad de mirar tus cuadernos, tus libros, y, porqué no,
desear tener tu estuche repleto de lápices de colores tan brillantes, adornados
con esas pequeñas estrellas que parecen miles de farolillos…
-Olivia
te castigará dejándote sin merienda, dijo Néstor.
-Ella
nunca castigaría a alguien que se quede embobado admirando cosas bonitas, dijo
Eloy. -¡Bah! ¡Paparruchas! replicó Néstor. ¿Sabes que pueden encerrarte en el
cuarto oscuro?, ¿Y que probablemente no salgas hasta dentro de mucho tiempo?-
¿Pero a qué llamas tú cuarto oscuro?, dijo Néstor. -¡Bah!, ¡Paparruchas!,
repitió de nuevo…
Son
como niños, arguyeron mientras les observaban detrás de las persianas. Dígame
Doña Olivia, ¿cuántos cree usted que podrán llegar? – Deduzco que usted quiere
decir aproximadamente porque, la verdad es que las cifras son estimatorias
dependiendo por supuesto del grado de capacidad de cada uno de ellos o, de la fortaleza
física, dijo Olivia. Permítame un consejo Doña Olivia, no castigue tanto con el
cuarto oscuro, o sus hijos sospecharán, de hecho, hace apenas unos días la
familia de Orson se presentó en mi despacho un tanto extrañados de que su padre
les contara que a veces, le llevaban desnudo a un cuarto muy oscuro por copiar
los deberes o, por comer dos natillas en la merienda en vez de una, porque sólo
usted permitiría en tal caso dos unidades, si no mojaban las camas…
domingo, 9 de noviembre de 2014
Por los siglos de los siglos
Por
mucho que lo hubiera deseado al final, había acabado como los demás. Él
provocaba una atracción incontrolable. Lamia no pudo más que hacer lo que
debía; tendría su cabeza junto a las de
los demás en la bodega del castillo. Ella mataba con solo mirar si se lo
proponía; era la señora de la noche, la reina de lo oscuro, de lo maldito. Pero
la desgracia de ese hombre fue encontrarse con Lamia en una de la tiendas del
centro comercial. La prensa había difundido la noticia cuando encontraron el
cuerpo decapitado en su propia cama. Sus miradas se cruzaron en la charcutería
y luego más tarde en la tienda de zapatos. Se había sorprendido verla allí y
más aún contemplar como se probaba unas botas de fino tacón, se quedó embobado
al ver sus piernas y, luego aún mas, cuando estas se abrieron de tal modo, que
Lamia se acomodaba y calzaba las botas con una sonrisa, como si en verdad
corriera por sus venas la vida.
Se
horrorizó al verla cómo hendía en el tobillo de la dependienta uno de los finos
tacones y luego relamía la sangre, de tal modo que ningún dolor siquiera
hubiera sentido la muchacha, sólo él habría visto la escena.
No
supo que la tenía en su cama hasta que despertó, y allí estaba Lamia deseando
su presa, mirándolo con sus ojos negros y jadeando igual que un perro salvaje. Su
sexo derramaba un río fluyendo, igual que un torrente de lluvia. El lamería una y otra vez ese incontrolable
caudal, lamería esa cueva indómita del demonio. Parece que fue ayer cuando la
noticia salió en los periódicos más relevantes de la ciudad; pero, en realidad
hace ya más de dos siglos, se dijo, mientras observaba la seda que cubría el
techo de su cama...
lunes, 3 de noviembre de 2014
Cuando transcurre el tiempo
Ahora ya casi ni se llevan, se dijo, mientras observaba sentada en
un banco el recogido que se elevaba en la cabeza de la mujer. El broche
ajustado al pelo brillaba y lanzaba miles de pequeñas chispas de colores
según la luz que hubiere recibido a medida en que se adentraba en el parque.
Por lo tanto entre las ramas de algún sauce y entre los parterres llenos de
flores silvestres habría desaparecido la silueta, conforme el paso del tiempo
todo se habría ido con ella; el broche sujeto y brillante desaparecería y, el
frondoso parque cuando la noche cubriera las copas de los árboles anegando
con el negro carbón de sus dedos.
Algún día ella tampoco habría estado ahí, en el banco. Se
esfumarían todas las secuencias que una, a una, hubieren pasado por entre el
camino que daba al parque, ya no se erguirían los setos, y los bancos, serían
simples imágenes fantasmales a veces vociferando, y otras, con lágrimas
brotando como un chorro de fuente en medio del desierto. Probablemente la
rambla y los puestos de castañas esperarían por los transeúntes y esperarían si
así hubiese sido, doscientos años, pasarían caballos con sus carretas; coches
con señores y señoras bien vestidos; jóvenes muchachos riendo y correteando y
se anegaría una y otra vez de blanquecino humo la avenida. ¿Qué habrá sido de
la señora con el broche en el pelo?, se preguntó. ¿Cuánto tiempo hubo
permanecido entre los sauces?- Quizás fue una señora feliz o, por ende,
desgraciada; pero tarde o temprano desaparecen toda clase de infelicidades;
desaparecen las risas…,
Se había esmerado en observar con atención aquellos hombres que
charlaban amistosamente a medida que se iban aproximando por el camino hacia el
parque y, justo a su altura, donde ella permanecía sentada con un libro entre
las manos, se habrían detenido para preguntarle afablemente por la entrada
principal del jardín botánico. Por supuesto estaría dispuesta a responder, cerraría su libro de poemas y señalaría complacida de haber podido ayudar a
esos caballeros que el tiempo hubiere puesto en su camino, esos mismos señores,
que, ya formaban parte de esas secuencias en su tic, tac y, a medida que
transcurren las horas todo se va trasformando en otro tiempo, recuerdos, voces
aquí y allá. -Nada más tienen que coger ese camino corto y a la derecha
la entrada al botánico, respondió- Con mucho gusto les habría acompañado,
si, realmente sería para ella maravilloso poder llegar hasta la puerta y señalar:
Señores, aquí la entrada al botánico, que tengan una hermosa mañana y disfruten
de la extensa flora- Eso pensó unos minutos antes, cuando pudo imaginar a
los caballeros charlando de camino al parque, cuando imaginó a la señora con
broche ajustado al pelo, que se había adentrado entre los sauces y, que nunca
más supo de ella. Cerró el libro de poemas y se asomó al ventanal y pudo
contemplar miles de hologramas tridimensionales que pendían en lo alto, cada
uno, con una historia diferente, cada uno con muchos amaneceres, y muchos
anocheceres y cada uno, con miles de bocas hambrientas y cada uno, con miles de
carcajadas…,
miércoles, 29 de octubre de 2014
Cartas para mí
A pesar de la larga distancia que nos separa creo que la conexión entre ambas es la misma, y creo también que nunca hemos dejado de estar de alguna manera conectadas. Ahora es otoño y el paisaje se ve precioso, aunque, el grillo no deja de cantar, el que se encuentra debajo de la ventana, en el jardín.
El mismo jardín que compartimos hace mucho tiempo, pero ahora no tan frondoso.Naturalmente aprecio ese sonido,que para algunas personas resulta incómodo.
Tengo la sensación de verte ahí, hermosa, con el cabello brillante y liso, con los brazos apoyados en el quicio de la ventana mientras los niños duermen. Aquellos días en que eras tan dichosa regresan a mí, como una brisa cálida, y entonces sonrío.Yo estoy ahora bien y tú también lo estás, porque cuando recibas mi carta se te ensanchará el alma de alegría. Te quiero. Lo sabes. Hasta la próxima vez que te escriba quiero que recibas un beso de mi parte, que seguro que te llega, si, cuando vuelvas al quicio de la ventana mientras los niños duermen.
El mismo jardín que compartimos hace mucho tiempo, pero ahora no tan frondoso.Naturalmente aprecio ese sonido,que para algunas personas resulta incómodo.
Tengo la sensación de verte ahí, hermosa, con el cabello brillante y liso, con los brazos apoyados en el quicio de la ventana mientras los niños duermen. Aquellos días en que eras tan dichosa regresan a mí, como una brisa cálida, y entonces sonrío.Yo estoy ahora bien y tú también lo estás, porque cuando recibas mi carta se te ensanchará el alma de alegría. Te quiero. Lo sabes. Hasta la próxima vez que te escriba quiero que recibas un beso de mi parte, que seguro que te llega, si, cuando vuelvas al quicio de la ventana mientras los niños duermen.
domingo, 26 de octubre de 2014
miércoles, 22 de octubre de 2014
Los días casi perfectos
Para poder tomar un café realmente oloroso y con buen sabor deben escogerse los granos limpios de impurezas y proceder a tostarlo en un cuenco con la llama viva debajo; de modo que esa labor es semejante a poder alcanzar al final de día la satisfacción de haber hecho lo cotidiano por muy laborioso, o imperioso que haya sido. Al fin y al cabo esa señora o, ese señor, no se habrían limitado en tomar una paleta y remover, no; realmente eso no hubiere bastado...
lunes, 20 de octubre de 2014
El color del tiempo
Desdémona se halla en el lienzo junto al vasar y al lado esa silla vacía
que pareciera albergar aún vestigios de las charlas, de las tardes en invierno,
si es que pudiera una silla contener los ecos de voces, y el tintineo de las
cucharillas en las tazas o, de las copas de vino al juntarse sensiblemente…,
La escalera de caracol lleva al dormitorio donde, por las mañanas, el
sol, se atreve altanero, e igual que un caballero, toma el cuerpo de ella,
dormitado. Más amada imposible, mas besada jamás; abordada por la extrema
calidez de sus rayos delicados, luego entonces la imponente escena es
extremadamente sublime, como cuando se adentra alguien en un bosque y se oye el
tañer sutil de las hojas cuando se desprenden de sus ataduras y al llegar al
suelo se vieren bienaventuradas, pareciera el sol entonces el amante que ha
deseado, que ha añorado.
Fuera, la calle es circundada, ahora por esos coches, ahora por algún
carromato. La fortaleza rodeada de madreselvas y algún camino de gravilla
perfectamente ideado y, que en algún momento hubieron soportado los miles de
pasos en las horas de la tarde, en los días de esa luz intensa, que sólo se
queda para abrevar, igual que los caballos, para luego desaparecer por entre
aquella colina, permanece igual que un valiente guerrero, erguida, y en su
interior, perdura el basto lienzo junto al vasar, más si alguna vez todo fue
para ella la más cálida acogida, ahora, la vida ya no sobrevive, ni siquiera un
hálito por compasión…,
miércoles, 15 de octubre de 2014
Los sueños que habitaba la niña
Una niña vivía atrapada en los sueños de las personas. Cada noche vivía un sueño diferente al del día anterior; por lo tanto cada sueño era todo un mundo por descubrir. De modo que, a veces, tenía que decidir en el sueño en que viviría esa noche. Los sueños de Rita, la señora de la pescadería, eran sueños de color verde mar y eran sueños con algas, que a veces se enmarañaban en el interior de su cabeza y eso le producía algún dolor. Los sueños del niño de los señores del tercero derecha eran los que más le gustaban a la niña, porque siempre, siempre, terminaban los dos riendo y jugando en el prado lleno de margaritas y ciervos, y eran de color azul intenso, !que maravilla!. Los sueños de aquel señor con bigote y barba que casi todos los días intentaba salir a la calle para gritar alto que estaba harto de muchas cosas, y que algunos de esos días preferiría que se lo tragara la tierra, esos sueños no eran sueños, eran pesadillas. Pero el señor, a escondidas de los vecinos, y a escondidas de algunos de sus conocidos, rociaba la calle con la mejor de sus sonrisas y a menudo, reía a carcajadas, muy fuerte, para que lo oyeran hasta los dioses del Olimpo. Entonces esa noche las pesadillas desaparecían y jugaba a ser niño otra vez...,
domingo, 12 de octubre de 2014
Evolución
Al fin y al cabo la opresión que se pueda ejercer en un pueblo, no es más cruel que aquellas personas que miran a través del cristal del acuario de un zoo disfrutando de una bonita mañana, probablemente no sepan que las criaturas que lo albergan se sientan realmente ofuscados...,
jueves, 9 de octubre de 2014
El ramo de Pompones
Naturalmente
que parecen un ramillete de corales, dijo Prudens. Un bello ramo de coral rosa,
asintió. Matilde había advertido lo mucho que despreciaba los pompones, sean
como fueren, o el color que se hubiere elegido, en éste caso eran de un sutil y
suave rosado…,
Por
cualquier motivo y el más señalado, los pompones eran flores de cementerio, el
rechazo fue absoluto por parte de Matilde, pero Prudens insistía en que eran un
ramo de corales con sus destellos tornasolados. De buena mañana habría entrado
en la casa y en sus brazos aquella magnificencia de la naturaleza; el sol se
adentraba por la cristalera y el esplendor de sus rayos sobre las flores, las
hacían parecer un ramo de corales en una pecera, eso sería, una pecera de
cristal llena de pompones. Prudens pensaba en todo eso y sonreía, mientras,
Matilde, renegaba una y otra vez.
-Es
como salir a pasear y cayera incesante un chaparrón de agua sucia sobre
nuestras cabezas-, dijo Matilde rehuyendo su vista de los corales en la pecera.
Era
igual que una maldición tener que admitir aquel espectacular jubón sin mangas,
tan bello como un amanecer, tan espléndido como admirar aquella isla pendiendo
del cielo en una tarde cálida de verano, pero aún así no consentía, no podía
dejarse arrastrar por tentadora belleza, ahí, expuesta, en la pecera…,
De
modo que Prudens volvió a sonreír, ésta vez por la no aprobación de su prima,
porque en el fondo sabría de sobra que le gustaba tanto como a ella contemplar
semejante y maravilloso jubón bordado y con pespuntes de hilo de oro, si,
realmente eso parecía, un jubón expuesto para admirarlo, sea quien fuere que
entrase en la casa a esas horas de la tarde.
Se
mostró solícita la prima Matilde cuando Prudens le ofreció una bandeja de
dulces y un café de India. –Después de todo no era tan trágico compartir la
merienda ante un ramo de Pompones- se dijo. Contradictoriamente a lo que
momentos antes había sido para ella igual que ese sucio chaparrón de agua,
ahora más benevolente se mostraba mas relajada. – ¡Ah los prejuicios!- dijo
Prudens - ¿Acaso querida prima el sol dejará de adentrarse en la casa, si en la
sala se haya este hermoso regalo de la naturaleza?...,
domingo, 5 de octubre de 2014
Vita
A veces la vida se hace un cúmulo de incertidumbres que parecieran ese sombrero de ala ancha sobre nuestras cabezas; sin embargo, otras, se puede apreciar con bastante lucidez que ese sombrero no es ni más ni menos, que un bello paisaje con árboles, y ríos y risas desbordadas y amantes locos y un sin fin de peculiaridades que son la masa de un buen pan horneado...
sábado, 4 de octubre de 2014
En la calle de los manzanos
Era triste verla llorar sentada en la silla, con los brazos apoyados en la mesa. No hubo consuelo para ella mientras duró la explosión de sentimientos que llevaba dentro después de haber sabido que Lucas perdería la memoria y que Inés, ese día, no pudo tragar comida alguna, ni agua. La boca sellada. Los ojos con el iris dormido.
De modo que por mucho que una hubiese ido a por ella y abrazarla y besar sus bellas manos morenas, e intentar que dejase de llorar, habría sido en balde, porque se había hundido en ella un puñal hiriéndola mortalmente, por lo tanto una se limitó a esperar que todo pasara, que el dolor que le había proferido el puñal se esfumara por unas horas, quizás.
martes, 30 de septiembre de 2014
De lo que pareciese un Edén
Debe haber un modo de alcanzar un oasis dentro de nuestra propia casa y ser feliz en él, como si se tratara de un piélago inmenso en medio de nuestra salita...,más no habría tristeza alguna.
domingo, 28 de septiembre de 2014
De cuando el alma se consume
Debió
pensar que era una inmensa bola de fuego la que había acabado con todas sus
esperanzas e ilusiones. Eso era lo que habría pensado, porque no hubo de poner
resistencia alguna, cuando en algún momento en su pensamiento surgiría la idea
de retroceder, de huir a cualquier parte, todo con tal de no sucumbir, de
quedarse ahí junto al acantilado. Seguramente habrían quedado volutas de humo
por todos los rincones de la casa, incluso los geranios llevaban una capa gris
en cada una de sus cabezas, si; los
sollozos de ella por mucho que éstos hubieran provocado un río de lágrimas, no
limpiarían el parterre ahora fenecido…,
La
crueldad del fuego acaparó todo; los lienzos en la pared desaparecieron y con
ellos, toda la historia de aquellos tiempos atrás. De modo que el piano de cola
desapareció bajo las cenizas y los rescoldos que hubieren quedado pareciesen
gritos desgarradores de una cruenta batalla. Ella debió sentir ese torrente de
ardiente lava, debió pensar que la atrocidad de esa bola de fuego había
sepultado la casa de Sináu. De modo que ese pensamiento sólo era real en su
cabeza, pero no opuso resistencia alguna. Mientras, la casa cubierta de
culandrillo en la fachada y llena de hermosos geranios, era aún más bella si
cabe.
Secretos
Nunca se termina de abrir del todo ese visillo que cubre nuestro corazón, debe quedar algo que sólo cada uno de nosotros sabemos...
viernes, 26 de septiembre de 2014
Gratitud
De modo que lo que parecía una multitud a su alrededor, era el resplandor de aquella sonrisa que se había dibujado en sus labios....,
martes, 23 de septiembre de 2014
El vestido
Las hueveras de alpaca relucían en la mesa y el café humeaba igual que
una chimenea, pero eso no era lo que en realidad llamaba la atención a Prudens,
no, ciertamente no eran esas relucientes hueveras sobre la mesa con mantel
bordado…, El vestido de rosas rojas y mangas bombachas estaba listo; ella lo
habría recogido a primera hora del día, realmente eso era lo que la hacía
feliz, lo que la exaltaba, de modo que allí estaba pendiendo de una percha en su
habitación. Cada cual lo habría visto y alguien habría dicho que era un vestido superfluo,
anodino. El dolor que sintió Prudens cuando oyó eso fue el mismo dolor aquel que Helena le produjo, cuando le perforó
el lóbulo de las orejas, si, realmente fue ese pinchazo el que la habría hecho
derramar lágrimas en silencio…,
Hubiera
preferido recibir mil azotes; hubiera preferido asistir a las tediosas clases
de costura los miércoles y los viernes, pero no fue así; realmente el suelo se
hundió bajos sus pies mientras retumbaba en las paredes de la sala el desprecio
absoluto y la negación de lo que para ella era evidente; por lo tanto la tarde
habría caído y la noche habría llegado y Prudens habría derramado otra vez
aquellas lágrimas en silencio
lunes, 22 de septiembre de 2014
Valioso y vital
Se puede tener en el ropero tres o cuatro vestidos que ronden cada uno de ellos unos doce mil euros, e incluso llegar a amarlos; pero por mucho que brillen ante los ojos de una y de los demás, nada tendrá más valor que una repisa con visillo en una de aquellas casitas de la avenida, y detrás de ella el chocolate vienés celosamente guardado para las meriendas...,
viernes, 19 de septiembre de 2014
El viaje
Seguramente no se habría fijado en la
cantidad de personas que caminaban a un lado y al otro; de personas aguandardo
en la cola para embarcar; de los kioscos atestados de revistas, cigarros, y
toda clase de abalorios...,
Y es que desembarcar habría sido algo
extraordinario. Debió salir con una euforia atípica, una exaltación que sólo él
habría sentido. Magníficamente vestido a lo Livingstone: Botas, pantalón bombacho, y una gorra de
ancha visera, sin duda alguna así habría salido por la puerta de desembarque.
Cada cual con sus maletas, sus bolsas; cada cual en ésta cola o en ésta otra.
Unos hacia América, otros a Europa....,
Había que verlo traspasar el largo
pasillo; altivo, con algo de coquetería femenina. Una sonrisa expectante de
brotar como una carcajada, si, eso pude ver en su rostro; con la mochila a cuestas,
serpenteando, esgrimiendo el paraguas igual que una espada; estirando el cuello
orgulloso se alejaba entre la muchedumbre; evidentemente, nada habría de
escuchar, nada habría de ver; ya podía estar atestada igual que un mercado de
abastos la terminal. Ya
podrían retumbar las miles de voces dentro, a Livingstone le superaba la
sensación de libertad que se había traído de aquellas tierras.
miércoles, 17 de septiembre de 2014
Libre albedrío
Verlo
venir, rimbombante, calle abajo, sin perder la prestancia que le caracteriza,
verlo venir de ese modo no haría que fuese desapercibido ante los demás. Sería
igual que un río desbordado, un piélago caudaloso repleto de toda clase de
criaturas. De modo que él pensó que esa mañana era maravillosa y sonrió por
ello.
Realmente
ese cardumen de peces dentro agitaba su corazón de un modo irrefrenable;
un ejercito de hermosos caballos
trotando pareciera bajando la calle, oteando; con la misma sonrisa de un niño,
con esa sonrisa que se le ponen a los niños cuando se les da una pirueta.
Luego: feliz, feliz, feliz…,
Entraría
en la sombrerería y señalaría con un solo dedo: Un jipijapa en su cabeza…,
Entraría
en aquella heladería: Una copa cremosa de arándanos y nata…,
Qué
hermoso sería surcar un cielo en verano; divisar gaviotas, divisar prados y
pequeñas casas con terrados, se dijo. Verlo venir, rimbombante, calle abajo,
feliz, feliz, feliz…,
lunes, 15 de septiembre de 2014
Celos
"Recelosa, ofuscada, realmente así se mostró, cuando les vio charlando animadamente; realmente nada habría de preocuparle, nada habría de dañar su corazón. Sin embargo, sintió que una púa se le había clavado en el pecho."
martes, 9 de septiembre de 2014
La tienda de sombreros
No lo habría hecho deliberadamente por mucho que lo hubiese parecido.No habría pretendido eso, ni siquiera juzgar lo que sus ojos habían visto; era hermoso contemplar lo que había detrás de aquellos cristales y la perfecta y armoniosa decoración. Los sombreros igual que las fuentes en el parque parecieran. Los vestidos vaporosos en las perchas, algunos cobraban vida al mecerse por la brisa que se colaba por las rendijas de los marcos. No, decididamente no habría sido a propósito. Fuera en la acera y hasta la iglesia los pedigüeños pidiendo el pan.
domingo, 7 de septiembre de 2014
agosto de mil novecientos tres
Esos pormenores,
por muy insignificantes que fueran, la traían de cabeza. Realmente serían para
ella como latigazos en la espalda, era
pues susceptible de esas cosas, se le escurrían de
las manos, entre los dedos; igual que el agua del grifo al limpiar unos platos.
miércoles, 13 de agosto de 2014
Lo cotidiano
La cinta ondulada sobre la mesa parecía una oruga sin aliento; una meta conseguida después de horas de angustiosa travesía por entre la vieja madera…,
Eloisa mordisqueaba el lápiz y algunas cintas volvieron a caer en la mesa al retirarlas de la solapa de los sobres. Apenas era totalmente consciente de esos hechos de manera que, con leves y rápidos gestos sus manos desollaban una tras otra las cintas…,
Aquello sólo era un mecánico hacer, un trabajo manual, nada introspectivo. De modo que toda esa atmósfera era imbuida por la gran habitación repleta de folios y folios, de estanterías atestadas de informes. Apenas los incipientes rayos del sol se colaban por entre la ventana y llegaban justo al centro de la mesa derramando igual que una jarra de agua vespertinos y bellos halos de luz blanca y ocre…,
Fuera el cotidiano ir y venir de coches, de pasos rápidos que parecieran expuestos a morir cayendo por una gran catarata en medio de la selva; todo un maremágnum de miles de lianas cada cual en cada árbol; manos asidas a ellas para llegar a ninguna parte…, Querría entonces que los ojos que habitaban la habitación de la oficina de correos se abrieran y sonrieran cuando se anegara todo de aquel manantial brillante, que cada día se colaba nada más abrir por entre los cristales de la ventana; pero la ceguera de todos era más fuerte que eso, era casi humillante, si, realmente era eso, una ceguera casi humillante.
sábado, 9 de agosto de 2014
El deseo de poder decir
Nunca pudo encontrar para él alguna palabra que contuviera todo lo que encierra un universo, de modo que la casa con tejado y porche y una gran salita y una cocina ancha, donde los alimentos aguardan en la despensa y el bello jardín con flores adornando parece mas grande si cabe, más vertiginoso el transcurrir de los días dijo ella. Seguramente la puesta de sol o un café no fueron lo bastante trascendental...volvió a decir.
jueves, 7 de agosto de 2014
El morir
Las escalinatas que a un lado y al otro habían sido desplegadas y con el armazón de un cemento gris esperaban a que los miles de pasos dejaran las huellas impregnadas en cada peldaño, el constante pisotear casi humillante, sin rastro de benevolencia; siquiera un respiro…, por lo tanto era igual que un pasaje bíblico, realmente eso era, un folio escrito con la certeza de que todo lo que contenía era cierto…, peldaños a un lado y otro dando la bienvenida a lo que sería un tratado firmemente acordado durante todos los siglos en que hubiere existido la gran nave que gira en un espacio inmenso de Pléyades; un acuerdo unánime, si. Obuses circundan el cielo dejando estelas de fuego; la atestada cuidad se inunda de crispación, de humeantes chimeneas que escupen capas y capas de humo gris y los mercados repletos de ojos buscando esto o aquello…, al final siempre hay un acuerdo, un pasaje bíblico donde se escribe el último aliento; luego entonces el silencio, la última trova: Fenecer.
viernes, 1 de agosto de 2014
Diario de mariposas
Hoy, y casi por primera vez me siento responsable, ciertamente eso, responsable de participar en mi vida y dejar que todas las mariposas tristes que se hubieran instalado muchos años atrás, en cada rincón, en cada quicio de ventanas, en ese pecho desolado y teñido de vid roja, si, ahí permanecieron ellas sin batir sus sedosas alas, sin el mas mínimo decoro por brillar, por mostrar toda su opulencia, la grandeza de ser mariposa y, esperar que el sol hubiese salido para convertirse en un ramillete de flores de colores y adornar parterres. Responsable de la locura que he llevado encerrada y que ha brotado y ha gritado junto al silencio de las horas; por lo tanto querido espejismo: He conseguido alcanzar la realidad que tan afuera no se encuentra, allí, en la ancha avenida de palmeras, de coches..., De modo que mi responsabilidad es tanta, que cuando veo reflejada mi imagen ante el espejo, la sonrisa de ella es mi sonrisa..., la responsabilidad de guiarme y adentrarme en ese inmenso piélago y dejar que sus olas acaricien los pechos que amamantaron y que mezan y mimen todos los posibles pensamientos que, ahora afloran a las anchas calles, antes cubiertos de una capa gris...,
La mesa con mantel preparada, y todos los comensales esperan que baje por la escalera, como siempre, sonriente, pero ahora las mariposas revolotean por toda la salita, en cada una de las cabezas; en la sopa; en el estofado de cordero; en las copas labradas con el vino rojo; en el postre de arándanos...,
lunes, 28 de julio de 2014
Todos los días
Hubiera bajado la escalinata; hubiera llevado el vestido con el lazo anudado en el antepenúltimo pliegue. El piano hubiera sonado tan sublime, igual que todas las tardes; a pesar de todo ello, de no pisar la escalinata, en la cocina, el guiso olía tan bien como todos los días, y el jardín se llenaba de bandadas de gorriones picoteando...por lo tanto, no puede determinarse que haya sido la ausencia en cada peldaño, en la cocina, en el jardín..., definitivamente, no.
sábado, 26 de julio de 2014
Calle de Cuba
Es Cuba una calle inmensa de plañideras,
también es Cuba una calle inmensa de estaciones,
de ojos que brillan, de sueños que se refugian dentro,
sueños que se llevan de la mano, igual que un niño....,
Atraen sus aguas que no tan silenciosas se hacen escuchar,
regresar, regresar...dijo la gaviota, marchar, marchar dijeron aquellas bocas...,
Cuba una calle inmensa, y ahí, ahí, véase La Casa de la Trova...,
!Timba, Conga, Rueda de Casino! ...Cuba, Cuba, una calle inmensa...,
lunes, 21 de julio de 2014
Décimo día (retazo)
"Es imposible ver lo que hay detrás de esa empalizada, de modo que no se puede vivir construyendo cada día un parapeto, un muro gris; por lo tanto fue su voluntad, fue su deseo más imperioso: ¿Un cercado?, No. Realmente un Sol, se dijo.
domingo, 20 de julio de 2014
Soy maldito, dicen
Quiero acallar todo lo que no deja escuchar mis lágrimas redondas como globos,
si, las lágrimas que pesan, pesan igual que maromas empapadas de lluvia...,
dejo que vuele al fin todo lo que llevo sujeto a mis costillas, si, ahí, rodeándolas...!Oh, si!
El vuelo de todos los alfiles que hicieron trampa; el vuelo de todos aquellos recuerdos que duelen, que duelen..., Soy maldito, dicen...dicen eso, dicen...¿ Maldita la vida? ,No. Imperiosamente amo, amo, amo...señor, cómo amo.¿ Y es que acaso no me detuve cuando aquellas voces pedían algo para sus labios? ¿Y cuando veía las bocas de los perros abandonados aullando?.
Esas mismas que ahora duermen en todas las esquinas...,
Réquiem para los muertos que no se han ido, esos que despiertan
a las horas del alba sin nada que envuelva sus huesos fríos, réquiem para mi humilde ser, réquiem, réquiem...,
Quiero acallar todo lo que no deja escuchar ese lienzo cubierto
por las espátulas de un grumo gris,
callar para que el sonido sepia se vuelva el púrpura,
el ocre de una tarde de verano; el azul innegable de aquel firmamento...,
¿Acaso soy maldito por silenciar el chirriar de miles estridencias?..
detener el ocaso de aquellos otros días, aplacar la sed que tuve, adormecer los ojos que ahora llevo...ver, ver, ver la horas de la vida...ellas
pasan igual que los delfines trotando y meciéndose
en los picos de las olas de las calles..., y así será en mi nombre y en todos los nombres...,
viernes, 18 de julio de 2014
Tardes en julio
Mirmande sería muy apropiado dijo Eulalia, sería una buena idea para pasar
algunos días de descanso, de esparcimiento, lo había visto por casualidad, si,
eso había sido, porque al fin y al cabo las casualidades están ahí, delante de
nuestros ojos para hacer de hada madrina…,
Mientras tanto las conversaciones en el salón que daba al pequeño jardín, y
en el cual los rayos del sol a esas horas de la tarde entraban cálidamente y
con un color extremadamente hermoso, tanto, que la estancia recobraba un
aspecto diferente del que habría tenido dos o tres horas antes; mientras todo
ese halo luminoso y ocre acaparaba cada palmo del empedrado suelo, o cada palmo
de las paredes atestadas de retratos sepia, las mujeres no dejaban de parlotear,
ahora estarían hablando del transcurrir de los años y de aquellas diversiones
juveniles; aquellas horas que compartieron unas jóvenes muchachas que tenían la
cabeza llena de remolinos, de inquietudes, y esos remolinos llevaban dentro
miles de mariposas revoloteando aquí y allá, adentrándose en un bosque repleto
de ramas verdes, de pajarillos piando, saltando de rama en rama, allá una rama
más lejos, y allí un pozuelo de cristalinas aguas y ellos vendrían y se
sumergirían en aquel lago de sorpresas…,
De modo que Eulalia era la que más hablaba, la más expresiva de todas,
seguramente lo había sido siempre, aunque en realidad nadie se habría percatado
de ello, sería igual que tener un parterre lleno de lirios, y solo advertir el
color del enrejado que sostiene las flores…,
Desideria se esforzaba en aparentar
casi todo, su modo de vida, sus viajes, todo ello aderezado con la magia de sus
palabras, que parecieran un bello discurso escrito horas antes para exponerlo,
para merecer esos aplausos que tanto la alentaban…,
¡Ah divinidad de pastel!, eso dijo Nora, con los ojos bien abiertos
admirando los dulces encima de la mesita; ya había digerido uno y ya se había
liberado un maremágnum de endorfinas
igual que una bandada de estorninos picoteando aquí y allá…, si así sería
ciertamente.
Todo eso parecía trivial, algo tan exactamente igual que sobrevolar un
campo de trigo inexistente, un campo de espigas convertidas en un montón de
cenizas, sobrevolar, sobrevolar y ver cómo se disipa la esencia, los pequeños
átomos que habrían llevado dentro el verdadero motivo de aquella merienda entre
amigas.
Preferiblemente la Luna
Dicen que por unos días la luna brillará intensa allá arriba en el profundo y difuso firmamento, dijo la mujer con un faldón púrpura y un pequeño sombrero semejante a un nido de gorriones en el lecho de un elegante recogido, con mechones en tirabuzones a los lados de su rostro..., quizá eso era trascendental, quizás si; sin embargo la otra mujer y un señor que se encontraba también en el mismo café, asintieron con la cabeza con una cierta convicción, era evidente que una luna brillara intensa allá arriba, si eso era; de modo que asintieron, y, la primera mujer quedó satisfecha porque semejante discurrir no había sido en vano...,
Fuera, en la avenida, los kioscos desplegaban sus alas y en ellas pendían las noticias de la guerra o de las guerras, o de aquella famosa actriz que acababa de fallecer; o los altibajos de la economía del país. Todo eso no era más que un Réquiem que acaparaba toda la triste música dentro de las hojas impresas, pendían, pendían, si, en sus alas desplegadas...,
Los coches y los autobuses rodaban incesantes arriba y abajo; las tiendas con sus carteles de ofertas, insinuantes, y con ánimos de aprehender los primeros ojos que mirasen detrás de la vidriera, parecían parterres adornados de los más bellos geranios, o lirios..., Cada cual entonces con su ejército de ideas dentro de sus cabezas, ejércitos de pensamientos; como por ejemplo el de la señora que anduvo varios días en el borde del malecón algo dubitativa, algo distante de aquella maroma de imágenes, de aquel inmenso carrusel, si, dubitativa, escogiendo una cosa u otra, decidiendo qué sería lo mejor para ella, ahora dejarse caer desde lo alto y cerrar los ojos y no ver otra cosa que un bosque hermoso con un colchón de plumas delicadas, olorosas, eso probablemente sería una buena decisión; por otra parte los convencionalismos frenaban el querer dormir en ese colchón de plumas..., de modo que sin pensarlo dejó que la marea que fluía desde su interior la arrastrara...,
En el viejo café crecía aquella luna, crecía , crecía...la señora la hacía crecer cada vez que hablaba de ella; de modo que el Olimpo giraba y giraba en torno a ellos, en torno a esa mesa donde lo trascendental era que la luna brillaría más y más en los próximos días...,
martes, 15 de julio de 2014
Un pensamiento
A veces nos empeñamos en calzar los pies de las personas sin darnos cuenta que en realidad estar descalzos los hace libres, pues nada más placentero es que dejar las huellas de esos pies, acariciadas, por los sensibles dedos de la magnánima naturaleza...
viernes, 27 de junio de 2014
Una niña de la guerra
Una niña de la guerra vivía en una pequeña casa de tejas y piedras con sus hermanos y con su tía y su tío y su madre. Casi todos los días tenía hambre, aunque su estomago, se ponía contento cuando el gofio venía en una bolsa de papel marrón; olía muy bien, porque además de eso, estaba recién molido...,
La niña jugaba a ratos porque tenía que madrugar mucho para ir a trabajar un poco lejos de la casa. Iba con su madre y su hermano mayor a una granja donde se cultivaban tomates. Ella cuando tenía mucha hambre, y a escondidas del capataz, que vigilaba igual que un aguilucho, para que nadie dejara de trabajar, se llevaba a la boca algún tomate de tantos que desprendía de la mata con sus pequeñas manitas morenas; como tenía un gran sombrero de paja cubriéndole el rostro para que el sol no quemara su piel de niña, agachaba la cabeza y roía igual que los ratones el tomate y aplacaba el hambre que sentía su estómago, porque las tripas sonaban muchas veces al día. Luego se hizo mayor y más mayor, y ahora sonríe mucho porque cocina desde hace muchos años todo lo que ella quiere y aromatiza todos los alimentos según las etapas que han transcurrido en su vida. Además está contenta como una niña porque hace dos años la operaron de cataratas y todo le parece bonito. ¿Será porque ve mejor?.
miércoles, 25 de junio de 2014
Donde el nocturno deseo
Y si fuera ella, pensó. Y si fuera ella aquella hermosa envoltura que anida en el cielo con los prados blancos, blancos de nubes blancas..., y si fuera ella...,
Ella ese mar azul con pícaras y juguetonas olas besando la arena negra; ella un navío en alta mar ataviado con grandes velas de seda; ella...., ella..., toda la planicie de estrellas que avivan el cielo cuando duerme el día..., !Oh señor! !Cuan revuelo dentro! !Oh señor...,! Y si fuera ella, pensó. Y si fuera ella cada pico de cada montaña allí donde los altos y brumosos espacios, donde el cóndor con majestuosa presencia aborda con solemnidad aquellos lugares..., Y si fuera ella y si realmente fuera ella, que aún en mis sueños puede desatar ese remolino que se me escapa desde dentro..., !Oh señor!..., Y si fuera ella, pensó: Arbórea; inmaculada; noble y deseada ave; Suma Vestal; diosa del Olimpo. Señora mía, mi señora...,
lunes, 23 de junio de 2014
Asombrosa experiencia
Podríamos permitirnos tener la gran satisfacción de lo que significa vivir; pero raras veces comprendemos que vivir es una única y asombrosa experiencia; es igual que admirar un bello lienzo; caminar por aquella vereda repleta de flores y arbustos; de tal modo que todo lo que hubiésemos podido admirar, todo ese inmenso mar azul que despierta en la mañana desperezándose, alzando su velo transparente de verdes sedas sería un regalo; todo eso podría ser perfectamente la gran satisfacción de vivir
miércoles, 18 de junio de 2014
De lo simple y hermoso
Las horquillas del pelo encima de la mesita parecían un ejército de valerosos hombres después de una larga, y cruenta batalla en aquellos bosques helados, con la escarcha en sus espaldas, y con sus labios amoratados por el frío, si, eso debían parecer la horquillas, soldados completamente derrotados, y con sus cuerpos sin apenas fuerzas abandonando la lucha, apartándose de los azotes de los látigos para luego quedar ahí, moribundos unos, otros, nada más llegar a ese retiro, agradecer al cielo por haberles dejado con vida. La señora había dejado todo eso,(las horquillas, el bolsito de tela, los guantes...), y lo habría cogido de nuevo, de modo que, por ejemplo, el pelo se podría alzar entrecruzando todas, y cada una de las horquillas cada vez que fuese necesario...
Ahora el cabello se deslizaba libre, ahora sus dedos señalarían las fotografías, y podría escoger una u otra...Los guantes de tela colgaban en una de las puntas del cabecero labrado igual que un ramito pequeño de rosas blancas, perfumadas. De modo que, tratar de imaginarse eso, no era imposible, bastaría con observar aquellos mitones tan blancos como los noreuropeos, si, realmente bastaría eso.
Se habría hundido la cabeza de la señora en el gran almohadón; habrían luces fuera, quizás de los farolillos, si, ellos brillaban, y su luz entraba en la habitación, y ahora los mitones parecen miríadas de golondrinas blancas, aleteando con sus luces en copos hasta las puntas de ellos...
Soñar, soñar... eso debió hacer. La luz cálida envolviendo su cuerpo sería una colcha delicada, suave... y las fotografías, si, las fotografías, ahí, en sus sueños... algunas tan cerca, algunas, tan lejos...
sábado, 14 de junio de 2014
De Isla a Isla
Y tal como había dicho se perdió entre las grandes hojas por la vereda que conducía al barrio de Sicil, claro está, no sin antes haber dejado todo organizado. Las visitas estaban programadas, los lugares por donde habrían de pasar..., la iglesia sería el primer sitio donde pararían...,
Annelliese y dos señoras más ya habrían visitado antes Sicil, que además de tener una enorme plaza y de un bello palmetum, no presumía tanto de algunas de aquellas calles estrechas donde se escondían aquellos vecinos "no puritanos"; donde las hogazas de pan eran tan escasas como lo pueda ser el agua de un pantano en una gran sequía...,
De modo que al día siguiente cada una de ellas cargaba con una pequeña mochila y zapatillas para recorrer cada una de las pequeñas viviendas. Sicil había sido construido en una pequeña colina, (se establecerían allí las familias con mínimos recursos, seguramente los hijos de inmigrantes de alguna cercana isla), el mar, el mar era lo primero que se veía al llegar; azul, glorioso, permanentemente expuesto, pareciera un lienzo...,
Annelliese pensó en todo aquello mientras regresaba a su país, pensó en el dolor que le había producido aquel guijarro que se había clavado en una de sus zapatillas dejando una quemazón desagradable en uno de sus pies; cerró los ojos y siguió pensando mientras el tren se alejaba dejando atrás Sicil, el mar, el palmetum, y sonrió al recordar a uno de los chiquillos cuando la besó dejando parte de los mocos en su cara; y volvió a sonreír porque aquellos señores tan viejos, tan cansados, le habrían contado las historias más bellas del mundo...,
viernes, 13 de junio de 2014
Luna llena igual que una perla en el Cielo
Aparentemente la luna se encuentra ahí; aparentemente brilla en todo su esplendor la luna llena, redonda, igual que un perla perfecta en el cielo; pero la niebla la oculta por completo, entonces yo no tengo esa certeza, puedo decir que supuestamente brilla la luna llena. Podría decir entonces que el amor es lógicamente infundado; porque no se ve, bien sea por la misma niebla que cubre esa luna, o realmente el amor no tiene porque aparecer y presentarse en la salita de la casa, o en la avenida mientras pasean los transeúntes cada cual con sus cosas, cada cual con sus miradas hacia un lado o al otro...
El amor sencillamente es también esa perla que brilla y, que se confabula con los astros... debe entonces aparecer y desaparecer igual que la luna, cuando la bruma o la niebla la cubre.
El amor sencillamente es también esa perla que brilla y, que se confabula con los astros... debe entonces aparecer y desaparecer igual que la luna, cuando la bruma o la niebla la cubre.
Si realmente tuviera que pasar toda la noche mirándola con grandes lentes, observaría sus cambios propiciados por las horas de la madrugada, ahora se alzaría más alto, quizás hubiera suerte y podría verla tan redonda, tan inmensamente bella; ahora sería cubierta por unos minutos por esa capa gris, maliciosa, acaparadora y, tristemente desaparecería ante mis ojos, se evaporaría igual que las caricias y los besos de esa pareja en el jardín; esa pareja que momentos antes escaparon juntos de la fiesta para poder prodigarse todos los besos y demás deseos... Realmente esta noche se me escapa la luna, realmente es así, igual que el amor, tan bello y brillante, o tan huidizo, con la capa gris, envuelto...
martes, 10 de junio de 2014
El concierto
Donde quiera que hubiera estado, así como si hubiese sido en un café, o en un cuarto de estudios; en una playa de arena negra; dejándose llevar en lo alto de ese mar de nubes; sea cual fuere el lugar el concierto hubiera sido un éxito, hubiera despertado hasta las mismas ninfas. Fue un éxito, si..., Sorprendente simplicidad, magnánimo halo de luz; un río caudaloso brotó por entre sus labios desde ese interior lleno de juventud, un excelente torrente de voz...¿De dónde había venido?..., pasos aquí y allá, copas en bandejas, risas..., Realmente pareciera el oro, una montaña inmensa de oro, si. Divergía, divergía por entre aquellas columnas, por entre esos espacios, si ese torrente fluía y fluía libre.¿Quién podría ser aquella persona sentada enfrente? cierto que bastaba con saber su nombre, cierto que sólo con advertir como sonreía, como oteaba, atenta, escuchando, de modo que la tía María no apartaba los ojos de ese hermoso jazmín que, justo en el centro, justo ahí dejaba escapar miles de pequeños meteoritos y en cada uno de ellos, se hallaba todo el esplendor de su voz, en cada uno de ellos habían perlas con brillantes.¿De donde había venido?..., todo lo que se podía preguntar estaba ahí dentro, en su pensamiento. Verla era igual que admirar una pared llena de libros bien apilados, limpios, con las huellas de los dedos en cada hoja al pasar; realmente era igual que coger uno de esos libros y releerlos con inmenso placer, volviendo a descubrir su interior, si eso era ciertamente; la musicalidad de su voz era una historia diferente a medida que pasaban las hojas, a medida que pasaban las horas. Cada cual sorbía algo diferente, cada cual elegía un sitio, otro, y otro; habrían sillas enfundadas en un bello lienzo; habrían mesitas con coquetos asientos alrededor y una lamparilla en el centro, como si una luciérnaga se hubiere posado ahí...,
Una hola, ahora otra, si, eso parecía su voz cuando amenizaba encima de las cabezas y se colaba por entre cada uno de los oídos.¿De dónde había venido?...,Luego todo se plegó, las copas se encontraron vacías con las huella de los dedos alrededor de cada una de ellas; las luces de neón sucumbieron a la de la luz de un luna creciente y una fina lluvia alfombró la calle...,
domingo, 8 de junio de 2014
La visita
Un jarrón lleno de lirios y campanillas no sería suficiente, por lo tanto habrían dulces de membrillo en pequeños platos de postre. A pesar de ello, a pesar de que todos hablaran con consideración y que la sala luciera igual que un vestido de seda a punto de estrenar, todo aquello que llenaba la habitación, todas esas voces se esfumarían pronto. De modo que poco o nada habría pasado, ¿De qué habría servido la mesura al hablar? ¿De qué habrían servido las flores, los dulces?...,
Mientras tanto, mientras sucedía eso, fuera, los mirlos, el ruido de algún coche, y aquella nube que ahora irrumpe deslizándose, vagando cómodamente, tomando la forma de una chimenea, ahora se diluye, si, caprichosa..., quizás todo el conjunto de imágenes, todas esas miradas dentro de la habitación, el sigilo al hablar, desechando cualquier improperio, nada de reproches, nada de sincerarse, si, quizás, todo ello no adquiriría importancia, no sería compartir..., Sería pues una tarde con una habitación sin flores, ni dulces, con las bocas completamente cerradas desde el interior, sólo una sonrisa y complacer..., Entonces poco hubo importado que fuera hubiera mirlos, coches, nubes irrumpiendo; habría sido exactamente igual que cayera fuertemente un río de lluvia, o que las pinceladas del sol iluminaran todo...,
jueves, 5 de junio de 2014
Un miércoles o quizás un viernes
Verdaderamente si pudiéramos desplegar las alas y alzar el vuelo en cualquier momento, ya sea al amanecer, ya sea al anochecer..., si realmente desplegáramos esas alas, no tendríamos la horrible sensación de chocar con un alto muro de piedras grises, y quedar ahí, igual que una marioneta destrozada, con su ropa hecha jirones; entonces podríamos ver que la vida también se puede sortear en muchas ocasiones, en esas ocasiones en que la fatalidad se nos viene encima aplastando nuestro corazón...,
domingo, 1 de junio de 2014
Cual si fuera ciertamente un día especial
¡Ah domingo!..., cual si fuera ciertamente un día especial. Los señores dueños de la venta se han tomado el día libre, ¡ah...,domingo!, se dice, sentado en el banco de todos los días. Ojea la prensa, otea el lago en que se ha transformado la plaza, ahora redonda igual que un círculo perfecto. Navíos y barcazas cruzan de un lado al otro ese lago artificial; magnolias en ramos adornan el portalón, que a pesar de los siglos se mantiene erguido con la dureza de una roca....,
¡Ah domingo!..., las señoras irrumpen adornadas con el vestido de tal magnánimo día. Ahora alguien pregona helados; ahora las nubes se deslizan igual que globos de helio, allá va una columpiándose igual que una damita; aquí otra toma la forma de una cachimba,...son caprichosas, presuntuosas.
Zarpa aquel barco lleno de habitaciones donde duermen los visitantes que llegaron a puerto la noche anterior; ellos recorrieron las callejuelas con sus ojos bien abiertos, admirando pañuelos bordados; husmeando éste o aquel castillo, admirando el cielo tan azul y el mar que se extiende a lo largo, con todas sus criaturas dentro. ¡Ah, domingo!..., los amantes en cada esquina con sus rostros iluminados igual que las bombillas de la plaza en fiesta; se quieren, se besan...., dicha infinita llena de bucles y más bucles repletos de caricias, de promesas.
Hay un silencio eterno en aquel camposanto; hay voces que lloran porque sienten dolor también en domingo, quizás un helado para que sonrían como los niños, si, quizás. Ahora suenan acordes de una guitarra y es como presenciar un amanecer tan bañado por la luz del sol, tan aparentemente lustroso emerge por entre el horizonte..., ¡Ah domingo, domingo!...los dones que se nos han proporcionado están ahí, casi todos los días, casi todos, se dijo...,
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Ballade pour Sophie
Ballade pour Sophie
Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...