Hay personas que
utilizan un tono enfático cada vez que dicen esto o aquello (con
seguridad!), lo malo de todo esto es que equivocan la expresión, que
como ya saben no es una crítica, ni tampoco se trata de juzgar, ni
de denigrar, ni de acosar, por favor! Qué atrocidad! O, qué
soberbia envenenada. Y es que es de inteligentes el saber estar, es
de inteligentes por ejemplo en una empresa saber llevar a sus
trabajadores, hace equipo, ¿verdad?. Hay que tener audacia, equidad,
y no menospreciar a ninguna persona por su manera de trabajar, o de
alcanzar las metas que se hayan marcado, no pisotear su autoestima, y
muchos menos agravar la situación de tal manera que ese “equipo”
nunca forme una piña, porque en realidad es inviable, porque la mala
educación es en mi opinión el gran anticristo de la sociedad.
Dejemos ahora a don diablo por un rato que no es el caso.
Hay personas que por
el mero hecho de lograr cargos de alto nivel, ya sea en lo público,
como en lo privado, ya sea el médico jefe del área de tal o cual, o
el presidente de un gran gobierno. Aummmm ya sea un directivo, que
calza un cuarenta y cinco, y que un día le regalan un despacho para
su contento, por haber sido destituido de su anterior puesto, que
casi siempre se consigue con muchísimos halagos, y burdas
verborreas, pues resulta que ahora tiene un despachito y tiene a su
cargo un pequeño grupo de trabajadores. Y cómo se le ensancha el
alma!! cómo disfruta mirando por el ventanal a la calle transitada
de pasos aquí y allá,y cómo se alegra que los rayos del sol entren
por ella y acaricien su rostro.. oh¡ qué magnificencia, piensa,
mientras se acomoda en sus aposentos, pero no donde moraban Pedro y
Jacobo, no es su aposento, donde un cómodo sillón espera su
trasero, que, más bien es bastante amplio, por cierto.
Pero he aquí, que
igual que las moscas a la miel los pobres trabajadores, algunos, con
poca dignidad y aprecio por la vida y por la cosas y por la causa
deciden vestirse de gala y tocar con sus nudillos artríticos la
puerta del mencionado caballero para darle la bienvenida claro
está!.. pero en su afán de seguir siendo protegidos y a sabiendas
de que, por su actitud y contemplación y modo de ver las cosas no se
percatan en absoluto de que hay otro grupo restante de compañeros
salgan perjudicados, no por no vestirse de gala para recibimiento,
no, no, es porque inmediatamente pasan a formar el segundo lugar del
“equipo” que lo pongo entrecomillado , pues resulta que cuando
digo eso de pasar a un segundo plano no es por el protagonismo, no
no no, ojalá y fuese solo eso; saben lo que es señores y señoras?
: es el peso, que no el paso, de más trabajo o trabajo mal
repartido, eso justo es! El trabajo mal repartido!. ¿Y cómo se
forma equipo así?, pues nunca, nunca, jamás. Porque las personas
tienen dignidad o eso es lo que deberían de tener en todo el sentido
de la palabra, si,, dignidad. Pero ay señor, resulta que la vanidad
no se lleva muy bien con la dignidad, y con la adulación, menos.
“Yo quiero un puesto con más nivel y el nuevo jefe me lo
dará. Yo quiero comprarme ese coche tan bonito y grande y si le
llevo hasta el café al gran jefe, seguro que tendré recompensa. Yo
quiero comprarme esos zapatos tan caros, ya veré como le entro al
jefe. “
Pero sucede que, esas personas que tienen dignidad y que le sale
hasta por las orejas y que también llevan largo tiempo haciendo
informes, gestionando esto y aquello, porque en su día prometieron
lealtad a la “causa” un día van y se
cansan, si, si así de llano, se cansan, mucho, se cansan de hacer
girar la rueca, de hacer girar el molino, y ya les importa muy poco
si el pozo se llena de agua en diez minutos que en quince. Pero ahí
no queda la cosa : resulta que el gran jefe decide una mañana
soleada de primavera darle más trabajo al pobre ciudadano leal, que
lleva huellas de todos lo años benditos de trabajo por todo su
cuerpito y eso duele eh!
Duele mucho para que ahora venga un marimandón de pacotilla a
decirle cómo tiene que agarrar las riendas de su humilde puesto de
trabajo, que con tanta ilusión y afán ha defendido, ay ay,!
De ninguna manera va a consentir eso, porque a esa persona
sacrificadita por su empresa le importa bien poco si puede o no
comprarse un nuevo automóvil, o le importa bien poco si no usa
corbata o no tiene presupuesto para tener una diferente cada día de
la bendita semana. Esa persona lo que quiere es que le dejen en paz
en su acogedora sillita, que tanto le ha partido la espalda y su
preciosa mesita y demás enseres, lo que realmente quiere es pasar
casi desapercibido, si, si invisible, casi.
Y de repente, zas! El susodicho le lanza que tiene que trabajar en
algunas otras cosas, que además no son de su competencia, y qué
creen ustedes que pasó? . Pasó que se enfadó mucho la amorfa
persona mal educada que ejerce de gran jefe, se enfadó mucho y como
no tiene idea alguna de dirigir un equipo como tiene que ser, como no
tiene idea de equidad y de lo justo, y como no sabe siquiera hablar
con cierta agudeza y énfasis, de modo que cada cual sepa el trabajo
que ha de hacer, según su nivel en todos los aspectos, pues el
caballero en cuestión se limita a castigar al señor que lleva
tantos años sacrificado para obtener una justa pensión, bueno,
digamos que justa, pero eso ya es otro tema pues como les iba
diciendo, el gran jefe se enfada mucho y qué hace? Pues que deja de
hablarle, le deniega sus días personales, y un largo etc.. aumm me
suena a acoso.. bueno.. dejémoslo ahí.
De modo, que se ha convertido el hecho en una batalla, caramba! Qué
raro! Una batalla!…
Veremos quien gana, el tiempo lo dirá, seguro. Porque el que se
merece un buen cachetón lo tendrá, y bien dado, un cachetón mudo
que es el que más duele,,, si si.. ese. el silencioso, el que pasa
sin ser advertido por casi nadie, siquiera por el propio castigador
que notará un ligero aumento de sus transaminasas y un
empobrecimiento de su orgullo, de su vanidad y de su ignorancia.
Y aquí acabo, no sin decir, que la vida no es eso que suena, no es
eso que se compra, no es eso que hace que la gente se babee ante un
superior, no es eso que la gente piensa que es un templo de vicios o
de lujos, no! La vida es esa caricia en tu rostro y es ese beso entre
tus manos.. la vida es eso, la vida : la puñetera y preciosa y
diminuta musiquilla que te acompaña siempre, cada amanecer…