En mitad de la plaza detestando su persona por pertenecer al gremio de los borrachos, se tiraba del enmarañado pelo.
A borbotones se bebía el cartón con un racimo de uvas pintado.
Cruel se portó la vida con él. Cruel venganza se propuso.
A disparos mató. Vendió su alma al Diablo.
Se arrojó al abismo, donde se hallan los restos de las almas penitentes.
Encerrado entre rejas desde temprana edad. Escapó un día lanzándose al vació para llegar al mar.
Ahora decrépito, destruido, en mitad de la plaza detestando su persona, siquiera se acuerda si en algún momento supo quién era...
Murió antes de morir.
ResponderEliminarMucho antes.