Deseando la verdad siempre, (Ella se columpia), dijo: ¿Habrá caramelos de chocolate?, alguien contestó que no.
La merienda primero, en primer lugar, como cuando alguien gana un premio, en el podio.
Ahora trota la yegua Martina, viene desde las cuadras: trota, y trota, libre, cada tranco es más largo que el anterior. Las crines vuelan hasta aquella nube y vuelven a bajar y se depositan de nuevo.
Si, debe ser un podio: preeminencia, dijo ella y sonrió.
Martina al galope, el columpio en el sauce. Ahora alguien ahuyenta a los mirlos, se comen el jugo de las uvas, picotean, picotean..
El capataz termina su trabajo. Todo se queda en silencio, salvo los mirlos que vuelven, vuelven. Cae la noche y llora el sauce, llueven gotas cristalinas; pero las ramas se vuelven de terciopelo. El tronco está más vivo que nunca.
Cuando amanezca montaré a Martina, dijo-
Si, claro, ahora a dormir-
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