No hay mandamientos por los que
pueda resignada callar, callar lo prohibido.
¿Qué es eso?, un morderse los labios,
un reloj que se ha burlado todo el tiempo.
Y yo sin saber que se me ha escapado lo que fui,
¿Qué es eso?, un morderse los labios.
Jamás llegará a puerto, cuando el cielo es más hermoso,
y los flamboyanes de flores esperando: Su sombra y la mía.
Saben muy bien estos versos.
ResponderEliminarGracias, Toro.
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