martes, 4 de mayo de 2021

Extraño a las personas y a los perros.

 

El caso es que no tendría que venir a trabajar, pero allí estaba.

Lo supo por el sonido de sus pisadas tan particulares, pisadas que se deslizan en vez de lo contrario. 

Incluso había documentación en la mesa: el ordenador estaba encendido. Lo vio aprovechando que iría al baño. También miró dentro de la gaveta, realmente había venido a trabajar. Tenía las llaves del coche, las gafas, y una pequeña mochila que contenía una manzana y un bocadillo.

El decreto lo decía bien claro: suspendido de empleo y sueldo durante seis meses.

Pero curiosamente algo que se ha sentenciado de repente cambia, así, sin más. 

Quizá fui yo quien pensó todo eso. No descarto que me hace falta un café bien cargado. 

Pero me quedo con la duda, porque su perfume abarcaba todo.

En fin seré siempre de esos sueños que nunca se hacen realidad, o también seré de esas personas que desean un querer, o tal vez , de extrañar a las personas, e incluso a mi perrita, si al cabo del día cuando regreso a casa no la veo y salgo corriendo al jardín trasero, y allí está en la piscina saludando y sonriendo.



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