Mi muy querido versado,
que a estas horas de la vida,
me encuentre yo no pudiendo desatar-te.
de lo que se espera que haga.
¿Algo espera?
Nada. Más, juega el destino con desatino,
como los duendes, que maliciosos se burlan.
Mi muy querido versado,
que a estas horas de la vida
Aún en el calimoso día
quiera beber de tus labios.
Esperando un encuentro fantasmagórico
entre yuyales.
El destino con el desatino.
ResponderEliminarSí.
Justo eso.
Podría ser así, si...
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