viernes, 7 de mayo de 2021

De cuando el deseo se cumple.

 

A las dos semanas, Julia ya había llegado. Viajó en tren por toda la costa. Pensó que 

había tenido buena idea aunque de esta manera tardaría más que si hubiera sido en 

avión: sobre las nubes y sin poder ver nada, nada más que eso, las nubes, y algún rayo 

de sol, de vez, en cuando.



El sol daba en su rostro casi todo el tiempo, además de las largas extensiones de tierra 

con tonalidades diferentes, vería el mar un espléndido mundo acuoso que se extendía 

para ella como una gran alfombra.


Julia y Riky se habían despedido en el café Osiris cerca de la estación.


-Querrás a otro, dijo Riky.


- No digas tonterías yo siempre te querré a ti, dijo Julia.



El tiempo se alargó por tres horas. Conversaron, rieron, bebieron, y estuvieron juntos 

encerrados en el baño un buen rato, queriéndose, besando sus bocas cada vez que 

llegaban al orgasmo. Julia lucia unas bonitas piernas, unos muslos redondeados. Se 

quedaron como dos huevos revueltos, y también quedaron con una sonrisa de cariño, 

de sentir de verdad lo que habían hecho.


De modo que regresaron a la mesita. Esperaban dos copas más ribeteadas de azúcar 

teñido, un color púrpura, como sus besos.


Luego tomaron unos whiskys de Sassenach – Tenemos que ir a Escocia, dijo Riky.


Ya veremos sabes que quiero iniciar una nueva vida en otro lugar que no sea esta maldita ciudad.


Cinco años encerrada entre barrotes es terrorífico, y más siendo inocente, así que Riky, por 

ahora no quiero otro lugar que no sea República Dominicana. Pienso envejecer y morir allí.


Pero en realidad mereció la pena a pesar de mi encierro, alguien quedó libre porque no 

merecía eso.

Fue en defensa propia: querían asesinarle, acabar con su vida, con sus recuerdos, con todo.

Y yo me auto inculpé algún día sabrás cual fue el motivo de lo que hice.


- ¿Fue por tu hija?, replicó Riky.



Bueno, si, pero no te daré más detalles.



¿Lo hacemos otra vez), dijo Julia-


Ja, ja, pero a quien de las dos, veo doble-


Ah, que tonto eres, vamos, venga…


Había llegado la hora de despedirse el gran búfalo había llegado.




-No te olvidaré Julia-


-Yo tampoco, sobre todo por cómo me haces el amor.



Mientras miraba el mar Julia se curaba una herida en la rodilla. Al subir se rasgo la piel 

con algo que no vio. El gato de la viajera de enfrente lamió la sangre que al principio 

salía como un riachuelo.


-Riky sabía quién había intentado asesinar a la hija de Julia, y sonrió.


Pero lo que no sabría era que Julia lo sabía también y que le esperaba la muerte en 

cuanto llegara a la República Dominicana, allí con poco dinero se contrata a cualquier 

maleante, y los billetes de avión son baratos.




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