viernes, 19 de septiembre de 2014

El viaje





Seguramente no se habría fijado en la cantidad de personas que caminaban a un lado y al otro; de personas aguandardo en la cola para embarcar; de los kioscos atestados de revistas, cigarros, y toda clase de abalorios...,
Y es que desembarcar habría sido algo extraordinario. Debió salir con una euforia atípica, una exaltación que sólo él habría sentido. Magníficamente vestido a lo Livingstone: Botas, pantalón bombacho, y una gorra de ancha visera, sin duda alguna así habría salido por la puerta de desembarque. Cada cual con sus maletas, sus bolsas; cada cual en ésta cola o en ésta otra. Unos hacia América, otros a Europa...., 

Había que verlo traspasar el largo pasillo; altivo, con algo de coquetería femenina. Una sonrisa expectante de brotar como una carcajada, si, eso pude ver en su rostro; con la mochila a cuestas, serpenteando, esgrimiendo el paraguas igual que una espada; estirando el cuello orgulloso se alejaba entre la muchedumbre; evidentemente, nada habría de escuchar, nada habría de ver; ya podía estar atestada igual que un mercado de abastos la terminal. Ya podrían retumbar las miles de voces dentro, a Livingstone le superaba la sensación de libertad que se había traído de aquellas tierras.

8 comentarios:

  1. Bonita llegada de ese largo viaje.
    Un abrazo.

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  2. Eso si que era aventura.
    No lo de ahora.

    Besos.

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  3. Maravilloso viajar,pero no lo es menos imaginar,a veces a donde no llegan nuestros pies,nos llevan nuestros sueños.
    abracitos María

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  4. ¿Y quién habría de quitársela sino él mismo?
    Cualquier paraguas nace sabiendo que, en algún momento de si vida útil, será transfigurado en espada.

    Saludos

    J.

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