domingo, 7 de septiembre de 2014

agosto de mil novecientos tres



Esos pormenores, por muy insignificantes que fueran, la traían de cabeza. Realmente serían para ella como latigazos  en la espalda, era pues susceptible de esas cosas, se le escurrían de las manos, entre los dedos; igual que el agua del grifo al limpiar unos platos.

16 comentarios:

  1. La entiendo perfectamente.
    Los que tenemos excesos de responsabilidad sentimos así.

    Besos.

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  2. Hay que quitarse lastre que si no la mochila pesa mucho.
    Besitosss

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  3. hay cosas que no pueden ser apresadas con uno y hay que dejarlas ir....

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  4. No todo es tangible para poderlo atrapar. Quizás en la mente se hallen las cadenas más poderosas.

    Saludos, Aniagua.

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  5. Hay cosas, por pequeñas que estas sean, que se nos escapan. Un beso

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  6. María, tras las vacaciones, vuelvo a tus bellos escritos donde lo cotidiano es poesía.
    Eso cotidiano que se nos escapa de las manos, lo encuentro aquí, en tus sencillos escritos. ¡¡Me encanta leerte!!

    Un abrazo.

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  7. Ya echaba de menos tus letras,¿sabes? ayer me acordé de ti,probé el gofio con almendras y miel,me gustó.
    abracitos

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    Respuestas
    1. Qué bien Ramón. Tiene que gustarte porque es buenísimo, seguramente por lo q me dices es gofio amasado.

      Abracitos de vuelta amigo.

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