Esos pormenores,
por muy insignificantes que fueran, la traían de cabeza. Realmente serían para
ella como latigazos en la espalda, era
pues susceptible de esas cosas, se le escurrían de
las manos, entre los dedos; igual que el agua del grifo al limpiar unos platos.
La entiendo perfectamente.
ResponderEliminarLos que tenemos excesos de responsabilidad sentimos así.
Besos.
Gracias Toro.
EliminarBesos.
Hay que quitarse lastre que si no la mochila pesa mucho.
ResponderEliminarBesitosss
Besitos de vuelta para ti, guapa.
Eliminarhay cosas que no pueden ser apresadas con uno y hay que dejarlas ir....
ResponderEliminarHola querido Lao, espero que estés bien.
ResponderEliminarNo todo es tangible para poderlo atrapar. Quizás en la mente se hallen las cadenas más poderosas.
ResponderEliminarSaludos, Aniagua.
Muy amable, Marisa
EliminarSaludos cordiales
Hay cosas, por pequeñas que estas sean, que se nos escapan. Un beso
ResponderEliminarCierto, Eva.
EliminarBesos.
Escurridizo relato lleno de vida que atrapa.... Un abrazo.
EliminarGracias, y otro abrazo.
EliminarMaría, tras las vacaciones, vuelvo a tus bellos escritos donde lo cotidiano es poesía.
ResponderEliminarEso cotidiano que se nos escapa de las manos, lo encuentro aquí, en tus sencillos escritos. ¡¡Me encanta leerte!!
Un abrazo.
Me alegro que te guste, Fanny. Siempre tan generosa.
EliminarAbrazos.
Ya echaba de menos tus letras,¿sabes? ayer me acordé de ti,probé el gofio con almendras y miel,me gustó.
ResponderEliminarabracitos
Qué bien Ramón. Tiene que gustarte porque es buenísimo, seguramente por lo q me dices es gofio amasado.
EliminarAbracitos de vuelta amigo.