Mirmande sería muy apropiado dijo Eulalia, sería una buena idea para pasar
algunos días de descanso, de esparcimiento, lo había visto por casualidad, si,
eso había sido, porque al fin y al cabo las casualidades están ahí, delante de
nuestros ojos para hacer de hada madrina…,
Mientras tanto las conversaciones en el salón que daba al pequeño jardín, y
en el cual los rayos del sol a esas horas de la tarde entraban cálidamente y
con un color extremadamente hermoso, tanto, que la estancia recobraba un
aspecto diferente del que habría tenido dos o tres horas antes; mientras todo
ese halo luminoso y ocre acaparaba cada palmo del empedrado suelo, o cada palmo
de las paredes atestadas de retratos sepia, las mujeres no dejaban de parlotear,
ahora estarían hablando del transcurrir de los años y de aquellas diversiones
juveniles; aquellas horas que compartieron unas jóvenes muchachas que tenían la
cabeza llena de remolinos, de inquietudes, y esos remolinos llevaban dentro
miles de mariposas revoloteando aquí y allá, adentrándose en un bosque repleto
de ramas verdes, de pajarillos piando, saltando de rama en rama, allá una rama
más lejos, y allí un pozuelo de cristalinas aguas y ellos vendrían y se
sumergirían en aquel lago de sorpresas…,
De modo que Eulalia era la que más hablaba, la más expresiva de todas,
seguramente lo había sido siempre, aunque en realidad nadie se habría percatado
de ello, sería igual que tener un parterre lleno de lirios, y solo advertir el
color del enrejado que sostiene las flores…,
Desideria se esforzaba en aparentar
casi todo, su modo de vida, sus viajes, todo ello aderezado con la magia de sus
palabras, que parecieran un bello discurso escrito horas antes para exponerlo,
para merecer esos aplausos que tanto la alentaban…,
¡Ah divinidad de pastel!, eso dijo Nora, con los ojos bien abiertos
admirando los dulces encima de la mesita; ya había digerido uno y ya se había
liberado un maremágnum de endorfinas
igual que una bandada de estorninos picoteando aquí y allá…, si así sería
ciertamente.
Todo eso parecía trivial, algo tan exactamente igual que sobrevolar un
campo de trigo inexistente, un campo de espigas convertidas en un montón de
cenizas, sobrevolar, sobrevolar y ver cómo se disipa la esencia, los pequeños
átomos que habrían llevado dentro el verdadero motivo de aquella merienda entre
amigas.
Como siempre,dibujando con tus letras esos momentos que se diluyen en la memoria,pero que quedan para siempre en el papel y ¡de una manera tan entrañable!
ResponderEliminarfeliz finde
Gracias amigo...
EliminarFeliz finde para ti también
Ahora las amigas no meriendan.
ResponderEliminarEstán mirando el móvil siempre.
Besos.
Eso es verdad, Toro...
EliminarBesos.
Nos haces volar Aniagua. Besito
ResponderEliminarMe alegro mucho amiga linda...
EliminarBesitos.