Hubiera bajado la escalinata; hubiera llevado el vestido con el lazo anudado en el antepenúltimo pliegue. El piano hubiera sonado tan sublime, igual que todas las tardes; a pesar de todo ello, de no pisar la escalinata, en la cocina, el guiso olía tan bien como todos los días, y el jardín se llenaba de bandadas de gorriones picoteando...por lo tanto, no puede determinarse que haya sido la ausencia en cada peldaño, en la cocina, en el jardín..., definitivamente, no.
Como tantos días.
ResponderEliminarUn abrazo.
Otro abrazo, Rafael
EliminarEs la ausencia insoportable.
ResponderEliminarLa definitiva.
Besos.
Besos de vuelta para ti, Toro.
EliminarEsa monotonía puede ser mortífera, y no se vence fácilmente.
ResponderEliminarUn saludo
JM
Muchas gracias por pasarte y comentar...
EliminarSaludos cordiales.
María, si yo pudiera escribir como tú ay de mis enemigos no hubieran podido conciliar el sueño jamás. Si ese lienzo es igual de bello como tu micro sin la más mínima duda sería una obra clásica. Un fuerte abrazo, Sotirios.(No sé qué pasa no puedo comentar en ENTC así con tu permiso pongo mi comentario en este micro. También me publicaron en un libro que se llama Antología I concurso de terror, mi relato Valentina si deseas puedes leerlo en mi blog)
ResponderEliminarMuchas gracias, de veras.
EliminarPasaré por tu blog y leeré tu relato,
Abrazos.
No puede determinarse la ausencia en cada peldaño... qué bello¡¡¡
ResponderEliminarqué gusto pasar por aquí¡¡¡
besos, y feliz semana.
:)
Gracias siempre... y feliz fin de semana para ti también
Eliminarbesos.