Contemplar un riachuelo y ver como el agua clara se desliza obediente buscando con verdadero entusiasmo el gesto amable de la llegada; escuchar sentados la música de cámara en el pequeño auditorio de la ciudad, todo ello, no es ni más ni menos, que entender con verdadera lucidez el secreto de las cosas...,
Muy buen uso de la personificación sobre las aguas del río en tu reflexión que no resulta más misteriosa que la misma vida, resulta clara y natural la exposición; aunque lo complicado es percibirse de ello con el ruido al que nos acostumbramos a movernos por el mundo, tener un rato de silencio y observación de cada uno de los detalles y así disfrutarlos en su esencia resulta sin duda necesario... Un placer de lectura María :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Miguel. Qué bien verte por aquí.
EliminarUn abrazo.
En la sencillez está la grandeza de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias siempre, Rafael.
EliminarAbrazos y besos.
Lo de la música está bien pero elegiría el riachuelo.
ResponderEliminarNo hay mejor música para mí que la que produce el agua en movimiento, sean olas, torrentes, riachuelos, cascadas, lluvia...
Besos.
Qué bello, Toro.
EliminarBesos.
Escuchar el sonido del agua en el más absoluto silencio es una música relajante. Un beso
ResponderEliminarPD: ¿sabes cuál es el sonido, aunque parezca extraño, qué es "precioso"? O no sabría definirlo. Cuando se recoge la aceituna, en el silencio, entre un mar de olivos, al dar los primeros palos sobre una oliva "cencida", el sonido que provoca al chocar la aceituna contra el suelo. Es indescriptible.
Eva, preciosa descripción de esos olivos,..
EliminarUn beso.
Entender sintiendo o quizá al sentir se entiende ese secreto sentido de las cosas.
ResponderEliminarMuy sutil tu relato.
Gracias por tu visita y comentario.
EliminarSaludos cordiales.
Me hiciste recordar tanto la película Belleza americana. Eso es cierto. Me encantó esa entrada.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado, Ricardo.
EliminarSaludos cordiales.
En ese secreto está el arraigo a esta existencia, que puede ser azarosa, pero que cosa como el agua discurriendo, u una buena película, atan y no dejan despeñarmos hacia el abismo definitivo. Un abrazo
ResponderEliminarOtro abrazo para ti, Carlos..
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