¡Ah domingo!..., cual si fuera ciertamente un día especial. Los señores dueños de la venta se han tomado el día libre, ¡ah...,domingo!, se dice, sentado en el banco de todos los días. Ojea la prensa, otea el lago en que se ha transformado la plaza, ahora redonda igual que un círculo perfecto. Navíos y barcazas cruzan de un lado al otro ese lago artificial; magnolias en ramos adornan el portalón, que a pesar de los siglos se mantiene erguido con la dureza de una roca....,
¡Ah domingo!..., las señoras irrumpen adornadas con el vestido de tal magnánimo día. Ahora alguien pregona helados; ahora las nubes se deslizan igual que globos de helio, allá va una columpiándose igual que una damita; aquí otra toma la forma de una cachimba,...son caprichosas, presuntuosas.
Zarpa aquel barco lleno de habitaciones donde duermen los visitantes que llegaron a puerto la noche anterior; ellos recorrieron las callejuelas con sus ojos bien abiertos, admirando pañuelos bordados; husmeando éste o aquel castillo, admirando el cielo tan azul y el mar que se extiende a lo largo, con todas sus criaturas dentro. ¡Ah, domingo!..., los amantes en cada esquina con sus rostros iluminados igual que las bombillas de la plaza en fiesta; se quieren, se besan...., dicha infinita llena de bucles y más bucles repletos de caricias, de promesas.
Hay un silencio eterno en aquel camposanto; hay voces que lloran porque sienten dolor también en domingo, quizás un helado para que sonrían como los niños, si, quizás. Ahora suenan acordes de una guitarra y es como presenciar un amanecer tan bañado por la luz del sol, tan aparentemente lustroso emerge por entre el horizonte..., ¡Ah domingo, domingo!...los dones que se nos han proporcionado están ahí, casi todos los días, casi todos, se dijo...,
Preciosa estampa la que nos ofreces en este relato de un domingo cualquiera.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rafael...
EliminarAbrazos siempre...
Un dia de decsanso. Un beso .
ResponderEliminarFeliz semana que entra. Abrazos.
Muy bello tu relato. Gracias.
Me gustó, enhorabuena.
Gracias a ti, Amapola Azzul por visitarme y comentar
EliminarAbrazos.
Precioso relato. Cerrar los ojos y visualizarlo ha sido bastante fácil. Un beso
ResponderEliminarGracias siempre Eva...
EliminarUn beso.
Los domingos son termómetros de la fiebre vital.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Toro por visitarme y comentar.
EliminarBesos.
Una buena descripción de las costumbres de domingo en pequeñas localidades donde los días laborables son monótonos.El domingo es una fiesta que describes de forma que se visualiza perfectamente: Incluso el silencio dolorido del cementerio, se aliviará después con un helado, que para eso es domingo.
ResponderEliminarComo siempre, María.Todo lo que escribes parece vivido, por el realismo descriptivo.
Un abrazo.
Gracias Fanny, un bello comentario el tuyo...
EliminarAbrazos y besos.
Bueno,podemos intentar hacer de cada día un domingo,con nostalgia pero sin melancolía y si conseguimos en medio del bullicio crear una isla de calma donde poder disfrutar de tus letras,sería perfecto
ResponderEliminarabracitos de lunes
Mi querido Ramón, siempre tan generoso...
EliminarAbracitos de lunes
PD. Sigo leyendo tu libro de poemas, es precioso, una joya sin duda.
El poder descriptivo de este puñado de letras casi me hace otear la angustia del lunes que subyace en cada domingo.
ResponderEliminarImpresionante tu progresión, el nivel de dominio del lenguaje, la fluidez de tus pinceladas en cada texto. Magnífico.
Abrazos, siempre
Amando, me has hecho feliz en ésta triste tarde la mía...
EliminarGracias de veras
Abrazos, siempre
Me gustan las imágenes que describes¡¡¡
ResponderEliminarEnhorabuena¡
Un abrazo¡¡
Gracias y me alegro que te gusten...
EliminarAbrazos,