Un jarrón lleno de lirios y campanillas no sería suficiente, por lo tanto habrían dulces de membrillo en pequeños platos de postre. A pesar de ello, a pesar de que todos hablaran con consideración y que la sala luciera igual que un vestido de seda a punto de estrenar, todo aquello que llenaba la habitación, todas esas voces se esfumarían pronto. De modo que poco o nada habría pasado, ¿De qué habría servido la mesura al hablar? ¿De qué habrían servido las flores, los dulces?...,
Mientras tanto, mientras sucedía eso, fuera, los mirlos, el ruido de algún coche, y aquella nube que ahora irrumpe deslizándose, vagando cómodamente, tomando la forma de una chimenea, ahora se diluye, si, caprichosa..., quizás todo el conjunto de imágenes, todas esas miradas dentro de la habitación, el sigilo al hablar, desechando cualquier improperio, nada de reproches, nada de sincerarse, si, quizás, todo ello no adquiriría importancia, no sería compartir..., Sería pues una tarde con una habitación sin flores, ni dulces, con las bocas completamente cerradas desde el interior, sólo una sonrisa y complacer..., Entonces poco hubo importado que fuera hubiera mirlos, coches, nubes irrumpiendo; habría sido exactamente igual que cayera fuertemente un río de lluvia, o que las pinceladas del sol iluminaran todo...,
Pues sí. A veces nos esmeramos con aquellos que no se lo merecen o que no lo valoran.
ResponderEliminarBesitos amiga, oigo los mirlos desde aquí
Si...
EliminarBesitos todos para ti, linda amiga...
De poco serviría el paisaje exterior alegrado por el canto de los mirlos, si en el paisaje interior de la habitación no hay flores ni dulces.Todos vivimos en interiores y exteriores que debemos embellecer para oír el canto de los mirlos.
ResponderEliminarPor cierto, esta tarde ha estado cantando el mirlo hasta las 21.30 h.¡Una delicia!
Siempre encuentro belleza en tus escritos. Mi felicitación.
Un abrazo.
Muchas gracias Fanny, tú siempre tan encantadora...
EliminarAbrazos para ti.
Hoy ha sido un domingo largo,lleno de vacios y de sonrisas y miradas con que llenarlos y al final de todo,cuando llega el silencio solo queda una voz que me habla del valor de lo que tengo y que me hace comprender que solo nada valgo
ResponderEliminarabracitos María
Qué lindas tus palabras Ramón...
EliminarAbracitos para ti también
Habría de venir la ausencia del calor humano, que sólo deja silencios y soledades...a pesar de los mirlos...Un abrazo. carlos
ResponderEliminarCierto, Carlos..
EliminarAbrazos siempre para ti,
La farsa social en todo su esplendor.
ResponderEliminarBesos.
Más o menos así es, Toro.
EliminarBesos.
Tus letras María, según se leen se deforman acuosas, la tristeza del decir; ¿Díme tú bruma o escarcha de la mañana, a que esperas para contarme tu despertar, tu calor al alba?. Buen texto María Estévez, un saludo
ResponderEliminarBellas esas letras tuyas llenas de poesía, Ramón...
EliminarGracias y un saludo cordial.
Me encanta como escribes, llenas de luz al que te lee.
ResponderEliminarUn beso¡
Enhorabuena.
Feliz semana, María.
Gracias Amapola Azzul...
EliminarEres muy amable.
Feliz semana para ti también
Preciosas letras, como siempre, llenas de verdad. Un placer leerte siempre. Un beso
ResponderEliminarGracias siempre Eva...
EliminarBesos y abrazos
Perfecta descripción de los detalles que te rodean.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rafael...
EliminarAbrazos.
Gracias Rafael...
EliminarAbrazos...