Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

miércoles, 28 de julio de 2021

Tú que soy yo.

 


Mientras yo, repasando los apuntes de historia. Tú que soy yo, en escapada, justo en el

borde filoso de una navaja. Como nos gusta a nosotras, como siempre nos ha gustado...

Para encontrarte basta que yo me encuentre. Pareces una diosa, burlona, algo extravagante

y pagana. Huele a tabaco de pipa, y huele a mariguana.. huele, huele, huele... ¿Tú te comes?

la mandarina en gajos y no a mordiscos, o quizás es lo contrario?


-Es lo contrario, yo me como los gajos de la mandarina y me encanta el jugo de cada uno

de ellos cuando se deslizan por entre mis labios y luego vienen las cosquillas en la lengua,

de cada uno de ellos... luego...

– ¿Luego que? Pues al fin y al cabo, es una mandarina, y una se la come como quiera,

como guste comérsela-

-Está bien así, ok, si vale.. de acuerdo.


Pero vuelvo a los apuntes, son cincuenta folios y debo preparar la clase en dos días, o será

horrible cuando esté dando clases y confundir a los griegos con los romanos, o con los

celtíberos Ohhh! no, no,  eso no pasará, mi mente juega y yo me dejo, a veces...


Será una magnifica clase de una hora. Hasta que no suene el timbre nadie se levantará de

sus asientos, y yo ahí de pie, con un vestido de gasa de diminutos claveles rojos, con unos

rabitos preciosos de verde, de ese verde verde que alegra la vista y calma la mente

 un verde de quirógrafo cuando se disponen a filetear a cualquiera que osa entrar en el. Un

verde de bosque verde, o verde pistacho un helado sabroso en mis manos, en una


tarde calurosa y la gasa de las mangas agitadas por la brisa y el puente de madera que cruje

cuando lo paso. ..


Pero tú sigues ahí en el mismo borde y qué rabia, y qué ganas de estar contigo, las dos

juntas que soy yo. A veces pienso que eres otra persona, sobre todo cuando tu sombra me

sigue, cuando me miro al espejo y no me veo, no me reconozco; pero tu sonrisa me suena;

un guiño, tu forma de usar el pintalabios: primero la imprimación, luego los toques, y

luego se unen para un perfecta cobertura, y esa boca me suena. Mientras tanto yo me

quedo embobada mirándote... Si, porque oye chica, que no me reconozco, pero soy yo

verdad?... a quién pregunto? Seré tonta.


-Me preguntas a mi mujer-


¿Eres tú?


Claro que sí, ay esa cabeza tuya, tanto estudiar te volverá majareta..


Recojo mi pelo y ja, ja, ja dios estoy loca.

¿Te acuerdas hace un par de años en la estación quinta, cuando casi me mudo de mundo?


Claro que lo recuerdo. Fue una noche fantástica.


-Pues no creas estuve a un paso de mudarme, de mudar la piel y de mudarme toda... jajaja..

(sonrisita) Aquellas luces tan brillantes en el techo, aquella playa serena y de aguas

transparentes : la arena envuelta en mis pies, y yo perdida y libre. Aummm.. había un

grupo de jazz estupendo, el saxofonista creo que era Bill Evans  Nada más y nada menos...”


My Foolish Heart” may foless hart, sonaba en esos momentos y la luna bajó a la playa

sonriente y creo que le di un porro.. jaja es broma.. pero allí estaba grande, blanca y llena de

luz; por aquellos años simpatizaba mucho con la luna, me parecía algo extraordinario, hasta

escribí algún poema lleno de versos con lunas llenas y menguantes, muchas lunas, muchas....

...


Shushuuuuuususs!


– ¿Ay que pasa? ¿Por qué me pides silencio?-


Porque  me distraes loquita, y no puedo terminar de preparar la clase..

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