El aire fresco de la noche propició que todos los que se hallaban en la casona salieran al gran patio: un patio repleto de plantas de hojas verdes, lanceoladas. Racimos de helechos de punta a punta.
Pero alguien no querría salir, de ningún modo lo haría. A pesar del calor insufrible dentro.
A Saly le habían puesto unos brackets, de modo que no saldría.
Hablaron largo y tendido. Fumaban puros, o cigarrillos. Se sirvieron copas. Luego habrían más, de tal modo que alguno de los que parloteaban en el patio cayó fulminado. Lo dejaron en uno de los sillones de mimbre toda la noche.
Si, en realidad ese puente será imprescindible, de hecho lo es, dijo alguien...
Es una obra costosisima, replicó Mendez.
¿Pero y quién costeará todo?, dijo Estévez.
Bueno eso es importante, esa pregunta es bastante relevante, en cuanto en tanto no nos involucre a nosotros, a los ciudadanos, volvió a decir Estévez.
Paparruchas, la pagaremos todos con nuestros impuestos, dijo Saly.
¿Estás aquí?.
Si, por nada del mundo habría de perderme el decir lo que he dicho.
¿Y los brackets?.
Los llevo puestos...
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