Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

martes, 20 de julio de 2021

Las persianas se hacen alfombrtas.

 

 El soplido del viento hace que los árboles de la plaza se bamboleen como un vals en una fiesta. Las persianas se hacen alfombras que, como la señora Moli agita en el aire para retirar el polvo, con ese pelo rojizo que la caráteriza.

Los mirlos, gorriones, y tórtolas entre la fronda esperan a que amaine, alguien dijo que habría un gran temporal. Con el ceño fruncido el señor del estanco  había escuchado. De ninguna manera penso, es una exajeracíón cuando las personas inventan historias, y van más allá de todo se produce una desconexción, y se confunde lo real y lo irreal, dijo. De modo que siguió con sus queahceres, claro está que habríría el estanco y dejaría revistas y prensa adornando la fachada. Pondría un banqueta como todos los días, porque no había dia ni hora en que Mauro González lo visitara. Charlaban largo rato.

Mauro Conzález tomaba mate, y volvía a contar historias de cuando joven en Argentina. Aunque añoraba su tierra ya hacía muchos años que vivía en  Liberty City. 

En otoño las hojas caían como pequeños  diamantes, delicados, amorosos. Alfombraban todo. De modo que el ocre se acentuaba con pinceladas amarillas.

La señora Moli como cada día se acercaba al estanco a por alguna revista y también café. Mauro Gonzalez vendía café, también puros de la Habana. 

Titi Moli le decía amigablemente el estanquero, quédate un rato más Mauro González no tardará en venir, tomará mate y nosotros café. Si, claro que si, replicó la señora Moli. Hablaron del viento que había agitado la noche anterior árboles y persianas, del modo en que las hojas caían y dejaba una gran colcha de patchwork.

Definitivamente Liberty City es una ciudad encantadora, aún con el viento, que no temporal dijo el estanquero.

Charlaron tanto que se les olvidó todo: sus quehaceres, recados.

Pero quedó la amistad. Quedó Liberty City, y Argentina.


 

 


 

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