Y como en los labios tus dedos
golpetean suavemente la piel,
es un amanecer abundante de olas.
Y tu mirada se va lentamente
sin apenas el mundo advertir,
es un hermoso palidecer.
Si supieras que la quiero toda
para mí.
Prevalece lo que fui
un día a cualquier hora.
Hoy las luciérnagas se fueron
buscando quizás otro lugar
donde brillar.
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