Y resulta que es lunes, que una se queda sentada observando a las personas: algunas suben por las escaleras, otras toman el ascensor, (es como viajar a gran velocidad, llegar primero), cada cual toma su asiento. Lo primero que hacen es tomar un café y leer la prensa. Hay días que merece la pena saber lo que ocurre o ha ocurrido, otras, no.
Realmente a esas horas tan tempranas no hay demasiada prisa, por lo que se quedan unos veinte minutos, e incluso hay charlas: ¿Qué tal el fin de semana?, ¿Has viajado?. ¿Has practicado cado senderismo?, y muchas preguntas más.
Cada cual responde a su modo. Algunas personas responden y explican con todo lujo de detalle. Sin embargo, otras, se limitan a contestar lo mínimo, nada más.
Pero qué día más bonito, el sol ya ha salido, y sus rayos iluminan todo. Delante de la cafetería el tráfico va en aumento, y es que todos tenemos que hacer las cosas del lunes: trabajar, ir al colegio con los niños; aquel horno de pan huele estupendo; y el café es un aroma necesario por las mañanas, y más cuando es muy temprano. Sorberlo, una delicia, despierta los sentidos, aunque algunas personas les gusta más un té con tostadas.
Y llegó el momento en que me preguntaron: ¿ Y el fin de semana?. Bien, dije.
Te invito a un café.
Gracias pero prefiero un té.
Cierto, el lunes es como el reencuentro con la gente de la oficina, de la cual uno se ha "alejado" al menos por un par de dias. Y es que esos dos dias sirven para hacer muchas cosas: Nos dejan libres....
ResponderEliminarVolver a la realidad el lunes es un trauma duro.
Quizas deberiamos volver a ser sociedades de granjeros, el sindrome del lunes es un problema moderno
En efecto.
EliminarAbrazos.
Mi lunes te saluda.
ResponderEliminar:)
Y te da un beso.
Gracias
ResponderEliminar:).