Hacía dos días que no la perdía de vista, de modo que ahí estaba observando el vuelo. Una mosca, si eso era.
No sé cuanto tiempo viven, se preguntó. Todo es relativo, pensó.
Como su vida y la de los demás.
Giraba a un lado y otro de la habitación. Se posaba en la encimera, o en la mesita de noche, o también en la cortina que ondeaba por la suave brisa.
Mientras merendaba: mermelada de arándanos con mantequilla, té, y café. La mosca se había posado justo en su nariz. Ahí permaneció unos minutos limpiándose las patitas.
Sabía que no podía apartarla y siguió con la merienda.
!Aleluya¡, dijo. El insecto se había ido.
¿Quieres tomar el baño ahora?, dijo alguien.
Si, por favor.
"El agua está muy agradable me encanta, como cuando hace años nos duchábamos juntos Ángel y yo, se dijo".
Quiero fumar ¿Me das mi cajetilla por favor?.
Deja el tabaco es que ya no tienes bastante, mira cómo estás postrada en la cama sin poder moverte, siquiera te vales por tí misma.
Sé todo eso, y si, tengo bastante. Mis recuerdos, todo lo vivido.
Pero aún sigo aquí y siento, y deseo.
Así que dame mi cajetilla de cigarros !ahora mismo¡
Sorprendente el relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Amapola
EliminarBesitos.
Es refrescante leerte siempre.
ResponderEliminarGracias mi querido Capitán Smith.
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