Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

jueves, 12 de noviembre de 2020

Lista de lectura hoy en el Riz

 


Si, realmente resulta curioso eso de leer en el Riz. Sin dejar de sonar un blues, sin dejar de beber, de fumar. 


La hora prevista para la lectura a las 23 horas.

Busqué oteando por todos lados por si, aunque, ya parecía que no, entrara él. El olor le delató.


Un olor inconfundible. Como cuando se tiene la certeza de algo. Cuando se está completamente seguro, o segura, de cualquier cosa, o causa.

Alguien leyó por un rato. Escuchamos con atención. Hay historias que si se cuentan bien gustan, gustan mucho.


Pero yo no podía quitar mi mirada de la suya.


Tomó el saxo. Siempre lo hace de pie, por lo que no quedaba un centímetro de su cuerpo sin que fuese observado por mis ojos. 


¿Alguien quiere hablar sobre el texto?


¿Qué?, contesté.


Si, claro yo misma, dije. Estaba abstraída.

De modo, que comencé. No sabía muy bien el contenido de lo que se había hablado, pero algo se me había quedado en la cabeza. Tengo buena memoria.


Cuando terminé aplaudieron: ojos rojos, ojos cerrados, humos, bebidas, saxo. 

Los finales no me gustan por eso lo dejo para otro momento.


¿Quieres una copa?, dijo el saxofonista .


Claro que sí, contesté. Pero fueron varias y varios.








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