Entre los colores del óleo, Desdémona vivía. Escribía historias,tenía una pequeña casa junto a un lago transparente, un lago de esos que parece querer abrazar todo. Cálido, bondadoso, tranquilo. Nenúfares aquí, allá. Un hada llega todos los días y se queda un rato admirando ese inmenso piélago.
Un piano suena, es un elegante piano de cola.
Una chimenea humea: los jirones grises se dispersan al cielo como aves migratorias. Le gusta desayunar café con tostadas, mermelada de arándanos, y jugo de uvas. El color de los arándanos parece una lluvia púrpura que se derrite dentro de la boca. Ahora escucha el piano: suena como un recién nacido en llanto, para apaciguarse luego al pecho de la madre.
Hay una iglesia. La fachada de un color ocre que simula un atardecer. Alrededor diferentes clases de flores: jacintos, petunias, claveles. Rodeándola.
Ahor cierra los ojos: el lago, los nenúfares, la iglesia, el hada, el piano; las flores. El mundo que quiso dentro de un cuadro.
Cerrar los ojos y volar imaginando tanta belleza desde tus palabras, he tocado el lago, he visualizado el piano, y me he sentido una hada con tu mundo mágico.
ResponderEliminarQué bonito ha sido leerte, es precioso lo que has escrito.
Muchas gracias por volver a mi blog, gracias por tu comentario, y aquí me tendrás leyéndote y volando contigo.
Un beso enorme.
Muchas gracias. Me alegra que te haya gustado.
ResponderEliminarOtro beso grande para ti también
Me dan ganas de irme a vivir a ese cuadro.
ResponderEliminarPues estás invitado.
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