Una no sabe a ciencia cierta, principalmente cuando buscamos un rato para pintarnos las uñas, si realmente se pueda sobrevivir a toda clase de vicisitudes que, como piedras, nos pone la vida. Siquiera el tiempo es tiempo.
Las horas en un tic, tac, de los relojes se han inventado. De alguna manera había que marcar ese intervalo de tiempo.
En realidad cuanto más reflexiono sobre ello, más incertidumbre. Sin embargo, sigo con la manicura. Sigo escogiendo qué ropa he de ponerme, por ejemplo, hoy, que salgo de viaje a visitar a una amiga. Ella me necesita.
Hace tiempo que desea verme. Quizás sea simplemente por el hecho de sentir un abrazo cálido, un apoyo. De modo que, eso hago, elegir un vestido, o unos vaqueros. Pero me sigo preguntando una y otra vez, qué es el tiempo.
El reloj de cuco ya ha avisado la hora en punto.
Observar algo que es bonito por sus peculiaridades, pero si me quedo por largo rato mirándolo creo que el tiempo es eso, un pajarillo que sale a piar la hora, las personas en la calle paseando, o esperando el bus para ir a trabajar, o al mercado. Luces que se encienden en la noche.
En fin aún sigo sin entender qué podría ser el tiempo.
Mientras tanto en la encimera un ramo de asfódelos.
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