Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

martes, 31 de diciembre de 2013

Esos momentos a solas

Sorber un vino rojo y mantenerlo entre los labios y dejar que recorra la lengua, y dejar que bese el cielo de la boca, es igual que una leve caricia entre dos amantes; un chispeante recorrido entre la lluvia en otoño; es admitir esa sensación de placer, que, aunque efímero, deja un instante explosivo, diría yo: Un explosivo sueño de amor.

domingo, 29 de diciembre de 2013

Dulces con piñones

Silencio, silencio... se escucha el aleteo de las pequeñas alas de la mariposa, silencio, silencio...ahora más fuerte, ahora más sublime. Un piano se escucha al fondo, con sus versos, con sus recuerdos. Tejen las arañas sus bellas ropas, tejen los sueños, aquellas voces en el parque; disculpe señora.. ¿Qué hora tiene? Es la hora de las seis de la tarde , le dice. Desde fuera se ve la casa con música con sus versos y con sus recuerdos. Tejen, tejen los sueños , aquellas voces en el parque...

sábado, 28 de diciembre de 2013

Todo un cielo por venir

Las sábanas son tan blancas como aquel grupo de palomas que surcan el cielo detrás de la casa de ladrillo;se agitan con unos soplos que vienen del oeste, o nordeste. La mujer joven tiene la piel oliva y los ojos negros y el pelo ensortijado y se descalza y el fresco del terrazo le devuelve la vida. Son las mismas sábanas que cubren todos los días las cinco camas; y cuando se sienta en la silla , se abanica con las ramas del fresno que adorna la huerta y sonríe con grietas en las jóvenes manos, y sonríe porque oye las pisadas , algunas tenues, otras, más fuertes, de los niños buscándola. Nace en la merienda un jolgorio de gorriones canturreando y comiendo papillitas de leche. La noche con su manto llega a la balaustrada donde la mujer deja caer sus brazos y mira todo un cielo por venir.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Pavo al horno

La ciudad oscura por el manto de la noche se ve desde lo alto, hay luces que brillan en varias direcciones, esas, son las de los abetos iluminados por la Navidad, por los ojos de los niños y por aquellos que dicen que el amor aparece en Navidad. Ese señor dice que no es amigo de ésta celebración, que odia los renos, los abetos adornados como si fueran estrellas, o, también a los Reyes Magos en enero. Engulle en la mesa rodeado de otras bocas; quizás no es feliz , quizás lo fue , ayer.

Pétalos rojos

Cerrar los ojos y desear un nuevo amanecer, es lo que hace que en el camino siempre haya algo sembrado.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Sopla Nochebuena

Ojalá hubiera sido el último de la fila, no, no lo es; aún siguen  llegando y bordean toda la calle, desde la fuente iluminada por cristales del sol, hasta la plaza. Aquella joven mujer lleva de la mano dos críos a un lado y otro de su abrigo. El señor con sombrero baja la cabeza y espera la misma bolsa, con pollo y ciruelas. Hombres, mujeres, niños son los transeúntes que a éstas horas llenan de voces con frío la avenida.

domingo, 22 de diciembre de 2013

Un instante de primavera

Cuando la primavera aparece la luz de la terraza es más bonita y la enredadera florece con miles de botones lilas y blancos. La cocina huele a pan horneado y gorgotea el agua y el silbato avisa. Un guiño hizo aquella estrella que quería dormir, otro guiño, la luna. Un repiqueteo de cucharillas rebota igual que un globo inflado hasta la puerta que lleva un ventanillo, y los terrones de azúcar caen uno a uno dentro de las tazas de loza.
Los chiquillos sentados y descalzos dibujan las nubes blancas de algodón, y también las miles de alas de mariposas que asaltan las perfumadas flores.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Ida y vuelta


Muy bien dijo aquel hombre, y sacando la boina al aire, el Señor Estévez quedó de acuerdo. El carromato llevaba algunas verduras recién apañadas y leche en algunos cántaros. Los largos bigotes danzaban al aire igual que las alas de algunos cuervos, que esperaban en los alambres para lanzarse y picotear todo lo que brillara. Los bigotes y el tricornio y la recia voz pedante, todo el tiempo detrás de la puerta de rejas consintiendo, sí o, no. El chiquillo mayor observa y de reojo mira y en silencio, sentado en lo alto, espera que  continúe el viaje, que por el camino empedrado y lleno de pisadas, de bueyes, llega al mercado de abasto. No ha pasado mucho tiempo desde la larga batalla y los barcos llegan poco a poco y de tarde en tarde, y la comida no es abundante. La señora Delgado amasa el poco trigo en polvo del gofio que dormía en la alacena y poco a poco el agua cae en el cuenco y sonríe porque al mediodía cuando el sol se encuentra muy alto iluminando de blanco cada esquina, ella, sabe que todas las bocas se reunirán alrededor.


viernes, 20 de diciembre de 2013

Salsa de arándanos

Puntillas blancas y bordadas, y corbatas azules se arremolinan alrededor de la mesa. Sopla el viento fuera, es frío, y duele igual que las púas de los erizos cuando se clavan. Hay copas de cristal transparente, hay asado y tarta de manzana; los pasos van y vienen y suben y bajan las escaleras y en la planta alta, la mujer habla con la niña de ayer, se cogen de la mano y a veces ríen juntas. El más viejo de todos los comensales tiene tantas arrugas en el rostro que parecen veredas plagadas de pisadas y sus ojos azules son un cielo debajo de la frente. ¿Quien quiere asado? -Si,  con salsa de arándanos, dice él. El repiqueteo de los cubiertos en los platos y las conversaciones al tiempo, se esparcen por toda la sala rebotando en cada esquina. La mujer reparte la tarta de manzana y se gira por si la niña sigue ahí. Vuelven a sonreír.

lunes, 16 de diciembre de 2013

A cierta hora de un domingo

La Luna ha crecido y se ha desbordado y brilla y reparte todos sus guiños y todos caen igual que la lluvia serena de diciembre sobre el rostro. ¿dormido? Casi sonríe, casi llora, casi despierta, pero, no. Las nubes cubiertas de invierno caminan en lo alto, cerca del cielo y los hombros del padre sucumben al dolor y su corbata nada tiene que ver con el color que ahora tiene su corazón. Un piélago inmenso y cristalino abraza a la madre dormida y rodeada de cirios que son luciérnagas y brillan con la misma intensidad que sus ojos brillaban ayer.Ayer fue tan pronto, tan cerca...

domingo, 15 de diciembre de 2013

O también recuerdos

La puerta lleva cristales opacos, nada se ve desde fuera, sólo sombras que deambulan dentro de la habitación. Desde dentro se ve igual que un huerto de espigas doradas por el reflejo del sol. La pared que lleva el lienzo brilla, pero durante la noche alguien  cubre con una capa negra todo; pero hay una pequeña lamparilla que  lanza destellos y son pequeñas chispas que rebotan en el techo, y, bajan. Hay dos lechos vestidos de blanco, hay dos mujeres. Los ojos verdes de una se sumergen en un pozo lleno de recuerdos y, los ojos negros de la otra, a veces sonríen, seguramente la pared que lleva el lienzo la hace feliz. Todo permanece pero en la memoria. La habitación ha dormido profundamente desde entonces.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Prosa para ella, 1910





No muchos años antes la pude ver sonriente y con un ensortijado
rebumbio en su cabeza que después fue gris.
Charlestón,  inviernos de hambre, Charlestón,  veranos de hambre.
Era bajita , era valiente y su boca no hablaba de miedos, no hablaba de horas vacías.
Cortejada y aparente felicidad se fue feliz con muchos descendientes,
muchos de ellos tienen ahora su recuerdo, yo su nariz chata y respingona, y su carácter.

martes, 10 de diciembre de 2013

Unas horas al día


Un enjambre de ojos recorren los adoquines donde se exhiben toda clase de alimentos, los   peces  brillan y  parecen recostados, pero hace rato que han muerto. Las verduras son igual que los broches de las señoras en las solapas;  unas esculpidas de hojas rizadas, otras de color rojo, de color amarillo. Aquella pieza de carne roja cuelga desde hace unas horas y las manos se agitan una detrás de la otra, aguardando en la fila y aquella mujer ríe contenta porque la primera cuchillada hendida en la pieza,  fileteará dos o tres cuartos, los primeros, para ella. También hay flores que parecen  princesas vestidas con sus mejores galas; ocupan todo el frente en la larga pared. Pero no todo son sonrisas, esa mujer, tiene fruncido el ceño y una fina línea dibuja su boca, se curva, y sus pasos son lentos,  tiene rabia en su interior, es la rabia de todos los años vividos, de callar por vergüenza o prejuicio. Un pequeño tiovivo da vueltas y las imágenes parecen moverse alrededor de él; gira el puesto de castañas y   aplauden arropadas en varias filas; giran los cuatro bancos de tablillas donde reposan los señores curioseando la prensa; giran todos los girasoles, todas las lilas, los gladiolos. Hay una fuente y alrededor un lago de cristal donde se sumergen los meteoritos de lluvia salpicando los zapatos que dan pasos apresurados, como si un gran reloj de arena marcara el tiempo y al caer toda la arena, aquellos pasos se detuvieran y se convirtieran en zapatos de sal. El tranvía corroe las vías, pisotea fuerte y dentro hay rostros preocupados que miran el reloj una y otra vez; hay rostros jóvenes con los ojos brillantes; hay cabezas que descansan sobre el cristal, esas no miran el reloj. Los algodones de nubes juguetean y los rayos del sol se cuelan entre ellas y parece que se dan la mano. Las voces se callan, los adoquines descansan, la fuente cesa y el tiovivo espera un nuevo día para hacer girar cada rincón.


domingo, 8 de diciembre de 2013

Época de magnolias


Nora y Julia contemplaban  el mar de nubes que parecían sostener el Boeing 747. Hacía rato que ya no se atisbaba la tierra, ni el mar, algunos pasajeros dormían, otros leían algo en la prensa; las dos mujeres  compartían todas las sensaciones que iban surgiendo a medida que pasaban las horas. El cielo comenzó a pintarse de un ocre luminoso y las montañas de algodón se tornaban de un color grisáceo y un  halo  se desprendía de la cola del avión y dejaba un largo camino en el cielo, igual que una vereda con miles de pisadas. Dos días antes  habían decidido tomar la decisión de compartir el resto de sus días. Permanecieron cogidas de la mano durante casi todo el vuelo; rompieron silencio para hablar de los hijos de una, y, otra. Nando ya tenía casi diecisiete años y Nora cumpliría la próxima semana, doce. Durante la cena comentaron lo buena que estaba la carne ahumada y la ensalada; más tarde, trataron de conciliar el sueño, no sin derramar la misma cantidad de lágrimas.



Ese era el olor típico

La habitación olía a puros, o quizás toda la casa también. Ese era el olor típico, además de la comida, de todos los domingos. La ropa había que dejarla en agua clara por largas horas, porque el intenso olor se incrustaba entre los hilos y permanecía ahí. Siempre había un mazo de puros en la consola de la entrada por estrenar, y siempre se renovaban y Rosendo después de la comida en su sillón con apoyabrazos de fieltro negro parecía una chimenea dejando escapar el humo y se colaba por debajo de las puertas y las ventanas que daban al patio. Nanota rabiaba cada vez que tenía que limpiar y recoger todos los trozos de capas que dejaba en el quicio del ventanal; debía ser una costumbre arraigada porque no había otro lugar o no le gustaba otro lugar donde dejar los trozos de capas de los diez puros al día.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Un instante sigue a otro

Son esas capas y capas de cebolla que se enredan durante largo tiempo en nuestros cuerpos, y desprovistos de toda libertad dejamos que nos guíe una mano que en realidad nunca ha existido.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Tú eres

Ella tenía naranjas casi todo el año y las regalaba a cualquier hora; las visitas se marchaban con dos o tres por lo menos. Ella llenaba la mesa de la cocina de toda clase de naranjas y cada uno en su silla sorbía el jugo de cada gajo y al sorber eran  miles de gotitas rebotando dentro de las bocas. Muchas tardes han pasado y aún está allí, en su cama, dormida. Todas las sillas se fueron y la habitación del sueño también. Aún así, la veo dormida, allí y eso pasa, cada vez que tengo en la boca un gajo, de naranja.

Final

Sintió la calma que precede a la tormenta; el espejo no le devolvió nada...

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Un día en casa



Hay  un lugar  donde visualizo  el largo huerto. El lado izquierdo es verde, el verde es intenso. Las raíces, debajo, sujetan las hojas dormitadas antes de que una lluvia reparta el agua limpia sobre ellas, entonces despliegan sus alas como las mariposas. El  lado derecho abarrotado de espigas como soldados uniformados. Espigas de oro que surgen de la tierra huyendo de lo oscuro y son afortunadas porque la luz las traspasa envolviéndolas en una suave caricia.
 La poza es un lago pequeño que alberga los sapos de ojos grandes y redondos de panzas descomunales, que croan al unísono, son coros bien orquestados.
La tierra que piso es roja, de un rojo cobrizo, los surcos, son arcas que contienen toda clase de semilla que esperan  para brotar, primero como pequeños botones perlados, luego más tarde florecen los colores, las tonalidades  en consonancia con las estaciones. El crepúsculo se acuesta apacible y silencioso, todo enmudece. Esperando que vuelva otro amanecer que abrace la tierra de ese huerto y caliente el agua de la poza para que la vida vuelva a latir de nuevo.

Perdonar, Reír

Para mí no es antagónico:  perdonar y luego reír o reír y perdonar...

martes, 3 de diciembre de 2013

Un dos de diciembre

Era una puta preciosa, la primera vez que la vi fue en el metro. Me atrajo su deslumbrante cuerpo, sus ojos color miel. Tenía el pelo recogido y llevaba un vestido lleno de lentejuelas, que, parecían estrellas. Con el tiempo descubrí que era psicópata, pero ya a esas alturas nos acostábamos y comíamos juntos dos veces por semana. Sus jadeos haciendo el amor, su manera de moverse, de besarme y casi de devorarme, habían anulado mi voluntad. Los lunes nada más levantarme la llamaba para quedar. Mis orgasmos eran los más intensos que había tenido nunca. Ella besaba mis labios, recogiendo cada hilo de saliva de mis comisuras, lamiendo cada rincón de mi rostro y succionaba mi cuello igual que una vampiresa en celo. Me había confesado algunos de sus crímenes, al principio, me sobrecogí y quise salir huyendo, pero algo me retuvo junto a aquella mujer. Una noche leí entre líneas su pensamiento, por la forma en que me miraba. Fui asesinado un dos de diciembre, nunca faltan flores en mi tumba dos veces por semana.




domingo, 1 de diciembre de 2013

Adviento y vigilia




Aquella mañana, la ropa blanca ondeaba al viento, aprovechando que el sol iluminaba hasta las puntas de las sábanas, llenó todas las cuerdas de una pieza entera y, otra, y otra. El griterío de los chicos en la cocina hizo que dejara el cesto de mimbre en la pileta y se había secado las manos en un mandil viejo. La leche humeaba y las galletas, que habían quedado demasiado tostadas llenaban las bocas de los niños. No habían pasado más que unos pocos años después de la gran contienda y aún escaseaba comida y la ropa era cosida una y otra vez por las mismas manos, que luego, secaba al aire, siempre esperando el amarillo ocre que aparecía por el horizonte. Unas cuadras más arriba la familia Ortiz se llenaba la boca con alfajores y mazapanes recién horneados por la Clarisas. Los jueves tocaba plancha. Buenos días señora, dijo la madre de los niños. Buenos días replicó la señora Ortiz. Hay una montaña más alta que un carrusel, de camisas blancas, de vestidos
 y de calzones de mis pequeños esperando en la habitación de planchado, le dijo. Desde lejos podía oír a su descendencia jugueteando con los dos puercos que habían crecido durante el año, y alimentados con despojos y cáscaras de la piel de alguna naranja; a través de los cristales, mientras secaba la frente de sudor y espaciaba el agua sobre aquella ropa tan cara, observaba a los seis niños y una discreta sonrisa se escapaba de entre sus labios agrietados.













Con éste relato participo en el blog literario: Ésta noche te cuento. Mes de diciembre


http://estanochetecuento.blogspot.com.es/

Danza de Navidad


Un  violín ameniza los fríos rincones. Alguien parlotea: Castañas, castañitas, dos moneditas nada más.Detrás de los fríos cristales, tirita Carola. Aún desnuda, recoge la falsa moneda.

viernes, 29 de noviembre de 2013

jueves, 28 de noviembre de 2013

Pan de especias y jengibre

El amarillo cadmio despunta en lo alto de los tejados y abraza los pequeños setos cubiertos de una capa helada, y despiertan del letargo y sonríen. El muchacho camina por los adoquines y en trechos cortos aparecen pequeños lagos de cristal, unos en circulo, otros, caprichosos, se abandonan a todas las formas. Adviento es época de Adviento, dice la mujer, y lleva en el cestillo velas de colores y dulces, y el lago sagrado brilla y dentro, las nubes se quedan atrapadas hasta un nuevo crepúsculo... 

Cercano

Hay un momento entre el sueño y la realidad en que  dos líneas convergen y nada es sueño y nada realidad...

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Perfume de culantrillo

Las perlas traslúcidas caen en silencio  una detrás de la otra al vacío, y retumban dentro de la talla; entonces un lago cristalino surge anegando el interior. Las hojas verdes que miman la destiladera son caricias de miles de deditos, y la arropan. Clic, clic, se enciende una lumbre en la cocina y huele a potaje que humea liberando efluvios por la chimenea. Justo en ese momento se alza la luz que entra por el ventanal dejando un rastro de amarillo cadmio; pasos y más pasos dejan huellas en los mosaicos de colores, el portalón verde cruje al amanecer y vuelve a crujir al anochecer, cuando la lumbre se apaga y todos los platos y calderos duermen suspendidos en la pared de losa. Todas las estrellas alfombran todos los techos y los pasos se detienen mientras dura el oscuro silencio. Dos lunas aparecen, una sonríe la otra, llora...

martes, 26 de noviembre de 2013

Trigo y besos

Un claro enorme de mediodía y las espigas de un lado y de otro del huerto brillan igual que el oro. Estrecha vereda pisoteada por largos años y por miles de pasos a una dirección o al sentido contrario, hay cigarras escondidas que chirrían y chirrían. La mano oliva cobija la mano pequeña de blanca piel. Desaparecen por la travesía, con historias de antaño, con besos, con risas...

lunes, 25 de noviembre de 2013

Magma

Cae en la escalinata el río hirviente igual que un proyectil lanzado en agitadas batallas; serpentea el menudo par de piececitos zigzagueando de izquierda a derecha y un reguero de caldo cae súbito y recorre todo el torso. Miles de manos acuden sorteando los peldaños bañados de ese río de lava; gritos, voces de aquí y allá, llenan todas las oquedades impulsados por la brisa desatada esa mañana de otoño. Vendas impregnadas en bálsamos cubren el pequeño torso, ahora, desnudo. Un llanto inacabable se perpetúa con ecos en la gran sala, recorriendo en barrena hasta la salida de la cansilla. Convulso el cuerpecito del pequeño aletea soportando una lluvia de lanzas que picotean sin cesar. Las manos socorren, refrescan, alivian y besan; los días sucedieron a otros; aún quema cuando el pensamiento se detiene justo enfrente, en los peldaños que un día el infierno desató todas las tempestades.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Un mundo imaginario




Queda un instante atrapado, es importante es majestuoso. Es como si hubieran pasado dos o tres años, pero sólo es un instante. Esto basta para recordarlo siempre, y ese instante , se ha alojado en mi cabeza. Ya no importa si no hay más minutos, porque son inmensas gotas de agua que han anegado todos los rincones de mi pensamiento. Sonrío  mientras giro la bola transparente y sonrío aún más al ver caer los copos de nieve igual que besos, acariciando todo el tejado....

sábado, 23 de noviembre de 2013

Un día con sabor a pastel de moras

Como quiera que sea hoy no ha sido diferente de los demás días; aunque el rumbo fue otro, otras calles, otras avenidas. Una bella exposición de lienzos al óleo mantuvo inducido mi pensamiento, todos los mares que observé rugían con unas olas salvajes, con un cielo limpio y azul, o con un cielo ocre y un mar gris.
Los pasos crujían en las escaleras del segundo piso hasta casi llenar la sala, todas la miradas se concentraban en diferentes puntos, buscando la profundidad, los colores. Unos guantes blancos se quedaron en la banqueta del centro, la señora se los había quitado  queriendo tocar con la punta de los dedos una ola que se venía a ella; alguien dijo: Imposible. Había un ramillete de lluvia en la plaza y al caer en ella, resultaba igual que un chapoteo de peces.Un mastín paseaba a la mujer y los autos hoy   paseaban, es sábado. El sol nació con luz blanca y por las rendijas de las ramas se filtraba como lanzas brillantes, dejando motitas en el suelo.Los gestos no gruñones, los ojos serenos, la sonrisa no fingida. Pasos, pasos de sábado.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Lazos

Lloro sobre mis hombros por todos los momentos que se han ido y a veces sonrío porque su sabor se ha quedado en las dos esquinas de mis labios.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Un lienzo de espliego

Él,  ríe, ríe, ríe..., desde poca distancia, la joven lo mira y ve como se hincha su pecho igual que cuando ella sopla unos globos en casa de los primos para la fiesta de cumpleaños. Hay vino rojo en la mesa y almendras y queso duro. No hay violines pero si un laúd y una guitarra y la música se cuela por los oídos y sale en estampida al huerto. Hay humo de cigarrillos finos que suben al techo, ahora es una nube perpetua en el salón cubierto de adornos, que brillan igual que los diamantes.Oigo un río fluir en la cocina, los platos se bañan cubiertos de espuma y caen uno encima del otro y una torre se eleva, parece una torta de merengue. Hace rato que la oscuridad cubrió el techo del porche, de la azotea; todos se reunen en el salón que brilla, todos cantan o ríen, pero él, desmesuradamente, sopla y sopla un espanto de carcajadas y sus pulmones quedan libres, y su rostro es otra vez un niño. Isabel, Inés, Rosendo, dicen: Nuestro amado hijo llora alegría, y toman asiento en tres sillas de nogal y sus manos aplauden y parecen las alas de las mariposas, cuando baten y baten buscando el aire puro, después de haber sido orugas. Hay un pavo grande y los mejores cubiertos recién lavados, hay una mesa bordada, parece un lienzo de espliego; doce campanadas suenan fuera , es el eco que viene ondeando desde la iglesia. La joven sonríe porque su risa es como la de él, desbordada como un chaparrón que cae sin esperarse; no está sujeta a ningún aro de madera para separar los granos de distintos tamaños. Un coro aquí, otro allá. El sol se queda en la casa.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Una casa con escalinata

Cada habitación daba al patio. La cocina también.El patio parecía un huerto de amapolas o de hojas verdes, o una lluvia de jazmines alfombrandolo todo. Antonio pasaba la mayor parte del tiempo, o, mejor, de su vida, solo. La casa la habitaban unas siete u ocho personas, pero a él el silencio y la angustia lo rodeaban cada día, cada noche hasta que se fue.  Se paseaba, se mecía,  desde la habitación con la puerta verde, hasta el final de la escalinata y rodeaba todo el cimiento que formaban los muros y se recostaba detrás, al lado de las tuneras. Por un ventanuco lo observaba la esposa y le invitaba a la merienda y aparentemente regresaba, pero se quedaba allí, horas. Dormía con los ojos abiertos, con las pesadillas, con todos los horrores , y un martillo  golpeaba su cabeza y un llanto que a veces se convertía en un lago, inundaba sus pulmones, y ahogaba sus días. Todo terminó, la casa se fue y ahora queda su rostro sepia, joven, en un retrato, en la pared de otra casa.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Pan de nueces

Las borlas de la cortina  púrpura  desaparecieron   por aquellas misteriosas manos pequeñas,  igual que los ratones que se llevan el queso al sótano. Pasos inquietos, verborrea que llega hasta el patio y atraviesa la salita.El nisperero es ahora su protector ,el protector de las manos pequeñas. Nace un nuevo sol aplacándolo todo, y la cocina huele a café otra vez; la manos pequeñas toman un puñado de nueces, un trozo de mantequilla y pan. El nisperero es igual que un árbol de Navidad.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Anís y sésamo

La cocina envuelta en aromas y amueblada con las sillas blancas o verdes, todo comienza y los cubiertos brillan en la cubeta. En la mesa reposa una espesura de harina, crece igual que una montaña cuando el sol la ilumina; la ropa blanca ondea detrás, en el patio y los gatos juegan con las puntas de las sábanas. Lleva un mandil que parece un jardín de petunias. María sonríe y una caricia  albea todo su rostro.

Dolor

Y los pequeños ángeles yacían en la hierba, llevaban en sus labios el veneno de la guerra maldita...

viernes, 15 de noviembre de 2013

Días al sol


Me tomó de la mano y caminamos unos metros hasta el árbol. El viejo nogal era el punto de reunión todas las tardes para la merienda; la mesita y las sillas en círculo, y, el té humeante, se complementaba con las pastas. Amandita, su muñeca, relucía; le había cambiado el vestido y peinado sus rizos de oro. Estaba tan feliz esa tarde que dejé que comiera los dulces a su antojo, aún a sabiendas que me llevaría una regañina por ello.
A la hora de dormir nos escapábamos a la buhardilla; releía su poemario, mientras ella comía el chocolate vienés que yo había echado en la mochila antes del viaje.
Sus menudos ojos verdes brillaban igual que la estela de un lucero y reía estrepitosamente cuando el balancín se movía al ritmo de mis manos: Otra vez, repetía- Y aquellos simpáticos churretes en su cara de niña me hacían sonreír y el caballito de madera pareciera que volara. Caía rendida en mi regazo. Compartimos habitación durante las dos semanas que me asignaron como voluntaria. Lloré cuando nos despedimos. Recorrí lentamente los surcos de sus manos, llevándome un pedacito de su vida, de su pasado. Giré la cabeza una última vez; la vi ya de espaldas entrando en la casa, Amandita me miraba, triste.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Cálido

Esa calle vacía, a veces, se llena de lágrimas que caen del cielo y se estrellan en los adoquines con dulces besos.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Olvidos







Esos negros ojos, ese pelo negro. Ella viene tan recta como siempre, tan niña. Le gusta la puerta abierta y se escapa por el camino largo. Sonríe porque ha visto una vez más la gran roca vestida de lluvia olorosa y las flores silvestres brillan igual que las chispas del sol. Todos sus pasos son regueros de olvidos,  igual que una canasta vacía,  sin naranjas.
Cuando la luz emerge a primera hora de la mañana, ella se mira al espejo y dice: Hola.
Ella desayuna melaza, pastas; pero su boca y su lengua están dormidas profundamente,
Le gusta la puerta abierta y se escapa por el camino, largo.


martes, 12 de noviembre de 2013

Anhelo

Quiero que mis huesos se calen de vida y que esas gotas de lluvia recorran todas la oquedades  que han ido quedando todos los años con todas las estaciones...

lunes, 11 de noviembre de 2013

Rainbow

Preparó el bastidor dejándolo al lado del ojo de buey. De pie frente al espejo comenzó con unos trazos conmemorando la dulzura de un rostro feliz, de unos ojos brillantes llenos de sueños. El rojo carmesí surcó el lienzo dejando un aspecto demacrado, con una lluvia de lágrimas. El negro cubrió la cuenca de sus ojos. Prefirió verse sentada en una silla, vacía.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Premio de Otoño

Acabo de entrar en mi blog y me he llevado una grata sorpresa al recibir un premio otoñal de parte de Neuriwoman que tiene un blog bello y acogedor, y a veces te hace sentir como en casa. Y también opino como Neuriwoman. Todos se merecen un Premio de Otoño, pero tengo que nombrar a diez blog. Les dejo el enlace al blog que me regala el premio: www.neuriwoman.com
 Contestar a dos preguntas: -
 ¿Qué es lo que más te gusta del otoñó? -
¿Qué es lo que menos te gusta de un blog?

Y ya para finalizar como dicen las reglas del premio y para que conozcan a los diez últimos blogs que han participado con un comentario en el anterior post, … Les dejo sus enlaces:
Sigo la cadena , pero en realidad el Premio de Otoño es para todos nosotr@s.          

 http://vidadeamapolaazzul.blogspot.com.es/
http://lahorabruja2010.blogspot.com.es/
http://laoescribe.blogspot.com.es/2013/11/chispazos-cinco.html
http://lamaletaprodigiosa.blogspot.com.es/
http://espiralesdetinta.blogspot.com.es/2013/11/87-la-calle-se-tornara-gris-mientras.html
http://ramonmerino.blogspot.com.es/2013/05/la-quimio.html
http://unchindepalabras.blogspot.com.es/2013/11/vendaval-terrorifico.html
http://elmundoderayen.blogspot.com.es/
http://tracycorrecaminos.blogspot.com.es/
http://torosalvaje.blogspot.com.es/
http://sitesirve.blogspot.com.es/

viernes, 8 de noviembre de 2013

Melancolía




A las seis la campana grande  vocea y las tórtolas alzan un vuelo estrepitoso. Los dulces adornados con merengue de colores se exhiben detrás de la cristalera y las pequeñas lenguas recorren el vidrio, frío. Una fuente llueve muchas perlas, caen estrellándose en la poza y rebotan al aire con sus vestidos de nácar;  hay un violín, y el joven le sostiene y acaricia sus cuerdas y un poema se libera. Un sauce cobija un paseo adornado de hojas verdes y de lilas, y a una banca de madera; un muchacho toma asiento y lee todas las letras que lleva en su mano y se duerme en algunas de las páginas  donde dice: Más allá de las estrellas.  Hace un rato apareció en el cielo unas pinceladas de varios colores para luego difuminarse al comenzar la negrura del día; las chimeneas lanzan velos grises que desaparecen por la brisa y la capa acerada encierra igual que una cúpula gigante las casas y el parque. El silencio se expande y acapara todas las horas hasta que la luz brota desde el horizonte, y avanza igual que una ola inmensa anegándolo todo.



miércoles, 6 de noviembre de 2013

Primavera

El olor a sopa recorría todos los pasillos, incluso se adentraba en los aseos. Detrás de las puertas blancas los murmullos según a que horas del día o de la noche, se acentuaban con más o menos intensidad. Tres pasos desde la cama a la silla y viceversa; la mujer miraba sonriente a la otra mujer que más que dormía , meditaba. Casi una primavera entera de sopas, de puestas de sol , de susurros según a que horas detrás de las puertas; tres pasos y se estallaron mil besos en la frente de ella. No hubo verano.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Algunos días

Debieron irse todas las lágrimas, pero se quedaron ancladas alrededor de la casa; la niña llora, la mujer llora. Hace tiempo que los manteles no cubren aquella mesa, hace tiempo que el abeto perdió las lamparillas, y las noches son igual que las carreteras interminables que dan paso a otra carretera o a otro cruce; parece como si hubieran borrado la línea del horizonte donde debieran salir todos los días los dedos del sol.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Desterrados hijos



En cada pico de cada ola  hay un funeral de palabras y hay rosarios de algas en los cuellos de los caballitos de mar; hay un entierro con cenefas de plata y los rayos de todos los soles con sus dedos, sostienen a los advenedizos: Madres, padres, hijos.
Hay una fila de risas muertas, otra de caminos infértiles, hay un cementerio de nanas, hay un cementerio de voces acalladas. Tañen campanas de todas las capillas de todos los mares…tañen…tañen….







Con éste texto participo en el Blog  Esta noche te cuento: Cada mes un relato, en noviembre: Inventa una palabra.




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sábado, 2 de noviembre de 2013

Zumo de naranja

Viene desde la esquina de la puerta con un pelo rubio y unos ojos azules, es un cielo de primavera. Es igual que un sol de otoño que se adentra en la habitación, animoso, rebuscando todos los rincones oscuros para darles un color. Hace rato que en la cocina se tostaron las rebanadas y se exprimieron los sabores.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Lluvia

 Los lagos del patio crecieron durante la noche; una explosión de olas nacen en ese océano de agua cristalina y los mirlos sedientos beben, y una niña y una mujer chapotean cogidas de la mano. La niña ríe igual que la mujer, pero cuando llega la noche cada una accede a una puerta diferente, igual que sus sueños...

jueves, 31 de octubre de 2013

Irene



En la habitación  un silencio sordo, en la cama postrada, ella, con su calidez. Entre sus pálidas manos lleva un rosario perlado, que alguien unos minutos antes había confiado.

Unos suspiran, otros lloran y, la luz de los cirios en la blanca pared  dibuja volubles siluetas angelicales. Fuera de la estancia, a través de la ventana vestida de tules negros, el decrepitar de las ramas del olmo blanco que arremete contra el ventanal como si quisiera entrar en la alcoba y, arropar con sus hojas el cuerpo inerte.
Ella, era la primavera, la mujer alegre, templada, que dejo mecer en brazos amorosos su cuerpo candente, vivo, tierno. Esa noche, esa misma tenebrosa hora, Irene  exhaló su último aliento, el viento cesó y  un perfume a lirios  inundo la estancia. Había muerto la mujer y se incorporó el ángel, que sutilmente se alejó y  allí quedaron los avenidos  rezando plegarias, sin saber que Irene se había convertido en lo más precioso, en el más bello y  sereno ser.

martes, 29 de octubre de 2013

Violetas en diciembre

Una puerta sigue a otra de vidrios opacos, una fila de voces susurran en la habitación y la cama tiene faldones de algodón y descansa dormido un cuerpo oliva; un rostro con el surco de los días. María dijo: Por entre las sábanas blancas la piel que amé y que amo, dormita. Una niña dijo: Los jueves la veo llegar con los dulces en sus manos y camina por la vereda de flores verdes , de hojas verdes. La frente se llenó de besos de todos los labios que susurraban y esos hermosos ojos esmeraldas se quedaron dentro de un marco plateado, sonrientes, jóvenes.

domingo, 27 de octubre de 2013

Agua de lilas

Recorre las baldosas amarillas con ardornos; tic tac dice un reloj de un ojo enorme y un péndulo que se balancea  igual que un columpio. Una trenza negra se acomoda y recorre la piel morena y besa la cintura y ella ríe porque falta poco para llegar al último trecho, porque está él, inmortal con un rostro sepia, con una sonrisa que parece un piélago...

sábado, 26 de octubre de 2013

Ella




Ese olor que lo impregna todo se cuela y me lleva de la mano sin voluntad alguna al trono donde espera con impaciencia. Yo, que me enorgullezco de ser un noble y valiente caballero me diluyo convirtiéndome en un misero mendigo, que queda atrapado entre sus muslos sedientos, esperando que mi lengua rebase y llegue al torrente cálido de su sexo. Entonces implacable cercena mi cabeza, que rueda amontonándose en un rincón con las demás…

viernes, 25 de octubre de 2013

Dulces pazapanes

Mezo en mis brazos gorriones de blanco plumaje y acompaña la música de la brisa que se cuela en el porche. Cada luna llena una nueva nana, un piar nuevo.

jueves, 24 de octubre de 2013

Ausencia

Me sentí atraída por el coro y el olor a incienso. El portalón crujió y pude sentir cómo le dolían los siglos. Lentamente caminé por el largo pasillo de mosaicos con escenas de la liturgia; el eco de las voces envolvía el templo abrigando sus frías paredes.

Los rostros se mostraban borrosos, algunos lloraban incansables. Por mucho que quise no pude reconocer a nadie. El olor de los cirios cada vez era más intenso, una niebla de humo bordeaba el féretro. Me acerqué temerosa. El anillo de plata con incrustaciones de zafiros que recibí por mi aniversario, se encontraba en uno de sus dedos. Mis rosas preferidas adornaban su pecho y en la primera fila, se encontraba él, con la mirada perdida.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Paseo

Ella miró el océano que llegaba hasta la balaustrada. Estaba a salvo, porque aquella mano grande cobijaba con ternura la suya. Ni el rugir de la olas con sus lenguas que azotaban, ni las campanadas replicando podían soliviantar su corazón...

martes, 22 de octubre de 2013

La higuera

Matilde merienda conmigo todas las tardes. Alzo la mano y recojo la fruta y sonreímos igual que la luna cuando se llena de luz.

lunes, 21 de octubre de 2013

Vuelven

Las rosas volvieron a salir como todos los años y todos ellos vistieron cada estación, y los cubiertos y los platos en la cocina se acomodan en la mesa como cada día.

domingo, 20 de octubre de 2013

El sembrado

Pensar en ayer hace que todas las voces vuelvan para recorrer todo lo que poco a poco quiero. Y puedo ver un llano cubierto de espigas, de pisadas y de risas.

jueves, 17 de octubre de 2013

Octubre

La llovizna ha dejado un reguero de perlas traslúcidas que cuelgan del pecho de todas las farolas. Un azul matizado recorre la línea del horizonte y miles de peces voladores salen a la superficie. Los rorcuales desayunan dos pisos más abajo y los delfines cuentan historias del día anterior, mientras surcan en bellos y ondulantes movimientos la inmensidad del piélago. Los pasos de los transeúntes llenan poco a poco los mosaicos salitrados, deambulan de un lado a otro, como si una ceguera repentina se instaurara en ellos; mejor dicho, como si una ceguera genética poblara sus ojos desde el nacimiento.


Los ansiosos rayos de sol se internan por todos sitios, vespertinos dedos tocan con sus yemas iluminadas las alas de las gaviotas, el embarcadero repleto de chalanas, y traspasan las perlas traslúcidas y las colorea; también iluminan los rostros de un bermellón suave, qué lástima que no puedan verlo. Hay ninfas que repiten los vocablos que reverberan dentro de la lonja con sonidos burlescos.
Hay rostros que parecen racimos de pasas, otros, de redondos cachetes insuflados durante largos días de toda clase de encurtidos y azúcares y, que gesticulan a duras penas. Una jerga de locuciones se expande en ondas sonoras y se multiplican cuando estallan en las paredes, en las esquinas.

Centellea el pescado sin aliento sobre los grandes expositores. Los faldones de las pescaderas se tiñen de púrpura a medida que avanza la mañana. Fuera, el rumor de las olas se convierte en un coro de voces, que en avanzadilla, golpean simultáneamente los desdentados muros.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Destellos

Esa estrella que pende del cielo guiña el ojo, y me dice que eres tú, amigo. Habitas donde la serena quietud.

domingo, 13 de octubre de 2013

Ecos

Es corto el recorrido para llegar a la cocina que  no tiene puerta. La tostadora de café endulza el hogar y los granos dan vueltas en círculo de izquierda a derecha o viceversa; y  los cristales ahumados  son igual que los ojos de  abuela, que a éstas alturas no tienen ganas de ver el mundo. A menudo la veo inclinada inhalando las pequeñas chimeneas que escapan del café trasudado. Tomy, recibe una pisoteada y sale huyendo escaleras arriba donde los geranios. Se acerca el invierno y una fila de hormigas recorre la pared de losa verde, y ya en suelo se apropian de las migas de pan de los bocadillos de la merienda, en el techo, brillan pequeños farolillos producidos por la reverberación del sol en las cubetas de agua cristalina,  afuera, en el patio. Las esmeraldas de sus ojos me miran sonrientes y al mismo tiempo  alarga la mano para ofrecerme un vaso de leche tibia, en ese momento somos cómplices, las dos.  La despensa lleva un vestido de cuadros azules que termina en una puntilla bordada,  dentro, el perfume de unas naranjas y de las guayabas acrecienta todos los olfatos.  
El molinillo de café tritura los granos  y es un ronroneo agradable lleno de romanticismo, ella vuelve a sonreír, ésta vez, sola.
En la mecedora de nogal se queda dormida, y regresa a tantos caminos recorridos, tantas noches de besos, y muchos días de lágrimas; desvelos y resignación.




sábado, 12 de octubre de 2013

Alisios

Todos los picos de la montañas a éstas horas están siendo amados por las enormes bocanadas de aire. Entre ellos  una cascada de nubes despliega sus largos dedos y  recorre la llanura, hasta terminar sobre el suelo de la bella y roja tierra.

viernes, 11 de octubre de 2013

Ayer

Una niña siempre me acompaña; yo  pensaba que caminaba sola, ella, ha estado a mi lado siempre. Es tan maravillosa su sonrisa, y tiene un pelo negro que brilla igual que un sol. Duerme a mi lado y cuando no, yo la extraño.

martes, 8 de octubre de 2013

Réquiem




Dejé la cámara en el suelo, preferí no hacer fotos; cubrí  su cuerpo con la cazadora que se anclaba a mi cintura. Sus grandes ojos verdes me miraron con una belleza indescriptible. La media luna asomaba tímida. El bombardeo cesó y cuando volví la cabeza para acomodarlo entre mis brazos, pude ver las estrellas reflejadas en su pupila, dormida.

domingo, 6 de octubre de 2013

En algún momento

 Cuando florecen los flamboyanos la plaza parece un lienzo de tornasolados tonos. Viene sonriente, con presteza, con sus ojos menudos y el vaquero de siempre, el de todas las estaciones. Y llegan sus brazos para socorrer los míos, que llevan una torre de papel fotocopiado. La alfombra de adoquines cubre la plaza; hay dos hileras de ellos desdentados, con dolor de huesos; el sol hace rato que acaricia los lomos de los tejados y las ramas de los árboles que parecen sonreír. Transcurre la mañana entre el fragor de los golpes de las teclas, de los timbres de teléfonos; de nuestras voces, de un ir y venir agitado. A lomos de mi caballo blanco te llevaré por los prados. Yo le devuelvo una sonrisa afirmando. El texto justificado, Times New Roman y tamaño de fuente doce. Píe de firma y fecha. Los informes impresos esperan en la mesa; les doy la última puntada, los doblo asimétricos y los introduzco en los sobres. Quedan en pequeños montoncitos, igual que la ropa doblada y recién planchada. Parece que llueve, son las primeras gotas del otoño. Él vuelve siempre, lo hace desde que una madrugada marchó no sin antes despedirse sonriente, con un beso y con el vaquero de todas las estaciones.

viernes, 4 de octubre de 2013

Chispas

Desde hace tiempo ya no estoy sola. Los días se regresaron conmigo y llenaron mi patio de risas y del sabor de las naranjas y la música de las folías. Desde mi ventana puedo ver aquellos ojitos verdes que desprendían chispas junto al millar de estrellas.La puerta que daba al jardín sigue abierta, esperándome.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Invocación



Sonrió ante el espejo. Se veía bonita, su pelo recién lavado, y una nariz respingona. Veinte pecas  adornaban su cara igual que unos topitos bordados en fieltro. Llevaba puesta una camisa tres tallas más grandes  cubriéndoles los dedos de las manos, un vaquero roído y unas bambas azules. Volvió a sonreír, ésta vez atusando la larga melena negra; alzándola para recoger en un moño la mitad, la otra, caería en cascada hacia el lado izquierdo del cuello. Había aceptado el reto en el instituto el día anterior:   Bloody Mary,  Bloody Mary,  Bloody Mary, Bloody Mary,  Bloody Mary. El cristal estalló en mil pedazos diseminando por toda la habitación los topitos.




Con éste texto participo en el III  certamen de relato corto del blog: Esta noche te cuento
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martes, 1 de octubre de 2013

domingo, 29 de septiembre de 2013

Soledad

En la penumbra puedo imaginar, que  fuera, una fuente de agua cristalina susurra miles de poemas y, el chisporroteo de las miles de gotas son aplausos.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Lazos

Hablar con mi padre y  darle un beso hasta el próximo día, no supone  nada a través del tiempo. Todo permanece igual.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Largo paseo

Caminar entre los laureles supuso ésta tarde un amoroso abrazo de miles de hojas, que cariñosamente secaron dos lágrimas furtivas, que recorrieron en un minuto dos mil días de mi vida.

Tic Tac

Que no se acabe, que no.

martes, 24 de septiembre de 2013

Madrugada

 De fondo, Chopin, que envuelve la pequeña tormenta que habita en mí, dándole un poco de sosiego para que  el huracanado pensamiento vuelva a su escondrijo, de siempre.Y el teclado juega cambiando de lugar todas las letras, quizás sean mis ojos que cansados, se resisten.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Días al sol

Me tomó de la mano y caminamos unos metros hasta el árbol. El viejo nogal era el punto de reunión todas las tardes para la merienda; la mesita y las sillas en círculo, y, el té humeante, se complementaba con las pastas. Amandita, su muñeca, relucía; le había cambiado el vestido y peinado sus rizos de oro. Estaba tan feliz esa tarde que dejé que comiera los dulces a su antojo, aún a sabiendas que me llevaría una regañina por ello. A la hora de dormir nos escapábamos a la buhardilla; releía su poemario, mientras ella comía el chocolate vienés que yo había echado en la mochila antes del viaje. Sus menudos ojos verdes brillaban igual que la estela de un lucero y reía estrepitosamente cuando el balancín se movía al ritmo de mis manos: Otra vez, repetía- Y aquellos simpáticos churretes en su cara de niña me hacían sonreír y el caballito de madera pareciera que volara. Caía rendida en mi regazo. Compartimos habitación durante las dos semanas que me asignaron como voluntaria. Lloré cuando nos despedimos. Recorrí lentamente los surcos de sus manos, llevándome un pedacito de su vida, de su pasado. Giré la cabeza una última vez; la vi ya de espaldas entrando en la casa, Amandita me miraba, triste.


Con éste relato participo en la Convocatoria literaria :¿Vacaciones?, si yo te contara. De la revista literaria La esfera Cultural


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sábado, 21 de septiembre de 2013

Sobremesa

Me cuesta tanto levantarme después de haber masticado todos los días de mi vida, aún así volverá una nueva sobremesa. Un mantel de flores y vajilla de porcelana. Todo ello muy bien fingido.

viernes, 20 de septiembre de 2013

martes, 10 de septiembre de 2013

Provocación

Trató de alertarle pero fue demasiado tarde; del mutilado cuello pendía la inútil ristra de ajos...

jueves, 5 de septiembre de 2013

Entre bambalinas

El cobertor le rodea y ella encuentra un punto de apoyo en el viejo sillón. La brisa de la noche se cuela por la desvencijada ventana, acaricia su rostro. Es un beso venido desde lejos. Tararea entre susurros la música del viejo bistró. Una nota en la mesilla le recuerda en qué momento debe de tomar la medicación, y en un buró de caoba una carta de amor permanece infinitamente inmortal; le gusta releer la posdata: Misty, es la consigna por la que debían o no, volverse a ver. El funeral fue discreto. Ítaca la acogió en sus transparentes aguas. (Con éste relato participo en el mes de septiembre en ESTA NOCHE TE CUENTO)

viernes, 30 de agosto de 2013

Esa llovizna

Probablemente pasó ahí la mayor parte de su tiempo. Acomodado en el sillón de madera, y a sus pies, la misma vereda que contemplo ahora. Enfrente el lago de cristal concurrido por una familia de patos y el sauce, justo en una esquina, había crecido de una forma caprichosa, rodeando con algunas de sus ramas el banco. Probablemente habría creado una familia con bastantes dificultades por la posguerra, o, por ende, fue un soñador solitario, que con el paso del tiempo consiguió la libertad que siempre hubiera deseado. Seguramente dedicó muchas tardes a la lectura o a redactar en voz alta. Interpretar una de sus mejores obras con el sonido de fondo de los jilgueros, del fluir sosegado de éstas mansas aguas. Fue un niño grande, un hombre bueno, lo sé. Sólo basta observar un rato para contemplar su gran sonrisa dibujada en éste pequeño mundo, su mundo, en el que yo ahora le sucedo.

martes, 27 de agosto de 2013

Venganza

Hasta esa noche nunca supo lo que era pasar miedo. La mano de la bestia asomaba por la puerta entreabierta. Quiso gritar pero no pudo, ni siquiera una palabra salió de sus temblorosos labios. Quedó inmóvil y con un gesto de terror en el rostro. Unos dedos largos y peludos provistos de uñas afiladas, grotescas y negras amenazaban con entrar en la habitación, que hasta ahora creía segura, porque fuera, en el porche, una tremenda ristra de ajos pendía igual que un farolillo. Desde hace algún tiempo la trasladaron al Departamento de Salud Mental, donde sobrevive igual que una marioneta guiada para cualquiera de sus necesidades. Carlitos nunca le perdonó el destete y aún guarda la mano de silicona en el baúl de los juguetes.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Interior

El tic tac del reloj se convierte en latidos acompasados igual que notas musicales. Hay una inmensa lámpara en el cielo, ilumina cada pico de la fila de montañas, cada tejado. El humo de las chimeneas sale disparado y se disipa en silencio. La yerba mojada del jardín se convierte en un precioso bosque y miles de habitantes duermen en él. Cien campanitas penden del lo alto y adornan el firmamento igual que las luciérnagas, son algunas torbellinos que surcan de un lado a otro el espacio, pareciera que el viento hinchara sus pulmones para verlas rodar. Todo se cubre de una capa gris, hasta que la luz de sol con su magia retire todas las prendas de vestir la noche. El drago duerme y sus finas hojas arropan la copa y los nidos de los mirlos se mecen con las caricias de la brisa fresca. Después de la meditación llega el inicio del sueño y yo agradezco esto, porque mis párpados se resisten, pero en el fondo necesito lo mismo que los mirlos, mecerme por la brisa que se cuela por la ventana y los demás que me acompañan deben retirarse a sus habitaciones. Cada uno con un sueño diferente: El niño que juega en el patio alfombrado de geranios; la chica que añora el vestido más hermoso, su primer baile; la madre que amamanta y transcurren los días de desvelo; la mujer que prepara el equipaje, pero no toma el tren…

sábado, 17 de agosto de 2013

Graffiti

Una lágrima cayó de sus ojos, resbaló por la pared y cuando quise detenerla mis dedos quedaron manchados de un rojo carmesí.

jueves, 18 de julio de 2013

Juntos

A medida que nos aproximábamos las hojas de las puertas con ojos de buey se iban abriendo y un fuerte olor llegó como una cachetada. Cogí su mano acariciándola, bordeando el pulgar cercenado unos años atrás. Cerré los ojos. Papá llegaba a casa y era como ver a Dios; corría sin medida y me prendía al cuello, llenando de besos su rostro. Tras largas horas de incertidumbre, el médico dijo que todo marchaba bien y que podía llevarlo a casa. Ésta vez fue él quien me llenó de besos.

martes, 16 de julio de 2013

Luna creciente

Parece que fue ayer cuando las risas y los rizos de oro, llenaban hasta desbordase todo lo que contenía detrás de las ventanas.

jueves, 11 de julio de 2013

Perfil derecho

Ella siempre peinaba su melena antes de dormir. Sus sueños eran tan largos y verdaderos, que se arropaba vestida de gala. Un día encontraron su cuerpo dormido con el mejor de los perfiles.

jueves, 4 de julio de 2013

Ausencia

Me sentí atraída por el coro  y el olor a incienso. El portalón crujió y pude sentir cómo le dolían los siglos. Lentamente caminé por el largo pasillo de mosaicos con escenas de la liturgia; el eco de las voces envolvía el templo abrigando sus frías paredes.
Los rostros se mostraban borrosos, algunos lloraban incansables. Por mucho que quise no pude reconocer a nadie. El olor de los cirios cada vez era más intenso, una niebla de humo bordeaba el féretro. Me acerqué temerosa. El anillo de plata  con incrustaciones de zafiros que recibí por mi aniversario, se encontraba en uno de sus dedos. Mis rosas preferidas adornaban su pecho y en la primera fila, se encontraba él, con la mirada perdida.

viernes, 28 de junio de 2013

Despedida

Quise hacerlo. Por unos momentos recordé aquellos vaqueros anchos. La enorme pamela con flores. Sonreí y volví.

miércoles, 26 de junio de 2013

Un buen día

La primera vez había tomado una cantidad ingente de píldoras, por suerte o desgracia todo se había arreglado con un lavado de estómago  y unas cuantas sesiones de terapia sicológica. Fortuitamente unos meses después recibió un duro golpe en la cabeza a causa de un pisapapeles que rodó desde la estantería; hubo que coserle un pliegue del cuero cabelludo. Un buen día   decidió volar desde la quinta planta con el convencimiento de dejar los sesos repartidos por la acera; pero los vecinos acudieron a tiempo y unos minutos después se encontraba en el quirófano rodeada de buenas manos luchando por su vida. Decidió bajar al desván y recuperar a Caperucita Roja. Abrió las tapas del libro, las fauces del lobo devoraron su cuerpo. Unos meses  después alguien se deshizo de los viejos libros polvorientos.

martes, 25 de junio de 2013

domingo, 23 de junio de 2013

Un mar dentro



Soñaba que surcaba un océano y al final de la tapia, la proa; los albatros enfrente para verle pasar. Al otro lado un grupo de pingüinos aplaudían. En el horizonte despuntaba todas las mañanas un enorme sol y las velas se izaban vestidas de gala, y el mar se abría paso en cada brazada del bergantín; Su pelo enmarañado parecía un racimo de hojas que el viento mecía y  la tupida barba se cubría de espuma y sal marina en cada ráfaga. A las once una partida de dominó, mientras, retiraba cuidadosamente el salitre de su rostro.

lunes, 17 de junio de 2013

Amanecer sin prisas

La mañana del domingo  nació con una luz diferente. El sol perezoso se coló por los cristales y llegó besando las manos que descansaban junto a mi sueño. Un bostezo permitió que se adentrara y cálidamente abrigó el frío de  todas las noches. Un torrente de lluvia cálida cayó  sobre mis huesos congelados de miedo; durante unos minutos  la sábana de agua recorrió  los pliegues limpiando las inseguridades de las horas previas El humeante café recién hecho aromatizó la cocina, unas tostadas adornaron el plato; la música sonó cuando silbó  la tetera.
Los alisios se marcharon detrás de las montañas dejando miles de hojarascas, que lucharon unas horas por sobrevivir ancladas a los árboles, aún a sabiendas de que debían caer derrotadas. Me desplacé  unos pocos  kilómetros hasta la otra casa; los coches  se vistieron de un silencio diferente, salieron   de paseo, se saludaron con el claxon muy bajito.
 El vuelo de las andoriñas, surfeando, agrupadas igual que cardúmenes de peces llenaron el cielo, dejando un lienzo hermoso, un Monet.
El trayecto se vistió una vez más de domingo, de un frac elegante, y virtuoso de la buena música.



domingo, 16 de junio de 2013

jueves, 13 de junio de 2013

Terciopelo rojo



El sándalo aromatizaba desplegando por los rincones la esencia;  Gary Moore permanecía vivo envuelto en una catarsis de sonidos que se repartían por la salita.
Ella  esperaba en un rojo diván, excelsa. Entonces me sentí como un chiquillo, tembloroso, deseando bucear en sus  humedades;  buscar sus labios para sentir la seda roja y jugar con la lengua que ella ofrecía. Se ancló en mis piernas abriendo las suyas, contorsionándose igual que una serpiente en celo. Lamió mi hombría, se apoderó de mi voluntad y me llevó al éxtasis tragando todo lo que pude darle.

martes, 11 de junio de 2013

Girar el timón y cambiar de rumbo


Girar el timón y cambiar de rumbo,
acercarse al espejo, traspasar,
y que no haya más perdigones en el pecho,
que no se claven carámbanos.
Girar el timón y cambiar de rumbo,
llegar a otra colina y que brille más ese ocre luminoso,
 o,  ese mar de nubes con la bruma de un atardecer.
Girar el timón para cambiar el rumbo,y
  doblar la esquina, escapar,
huir…ser valiente o cobarde, llanto, llorar, llanto…

Amor

Sólo necesito asirme a un pedacito  de tu corazón, para sentirme en un cielo diferente.

sábado, 8 de junio de 2013

Suave, suave


Maravilloso momento cuando afinas y tensas con tus manos de pianista. Entonces las sonatas se escapan de dentro, donde habito.

jueves, 6 de junio de 2013

Saxófono


Siento igual que tú    cuando me  acaricias  y saboreas la boquilla; tu cabeza ladeada y tus ojos cerrados y entonces  percibo la calidez de las notas que salen libres. Me siento otro karma  cuando me quedo contigo, a solas.  Humedeces  los labios, respiras hondo y te llevas el cielo lleno de acordes, de esos acordes tuyos, que  también son los míos. Tu espalda ligeramente encorvada se acomoda y un soliloquio   envuelve con mimo las letras lastimeras. Esos dedos me recorren como dulces besos,  ésta noche, en San Francisco.

miércoles, 5 de junio de 2013

Lamento


Cae la tarde, a contra luz aún se ve el ocre del sol que desaparece para dejarse caer al otro lado del mundo. El quicio de la ventana me ofrece una mano y apoyo mi brazo;  el drago se yergue igual que una pirámide, permanece estático envuelto en anillos que el tiempo talla, y que revela que ha observado casi todas las estrellas y casi todos los amaneceres. Sus finas hojas se bambolean y parecen miles de aplausos;   el susurro del aire penetra en un vórtice turbulento acariciando la bella escultura. Dos gatos se pasean en la yerba en un sonoro ronroneo, terminan alejándose cuando comprueban que la cena no está en ese lugar.
Una fina capa de lluvia esparce gotas de ámbar y en cada una de ellas, todas las lágrimas que  tiene el cielo. Rezuma el almizcle de las rosas, de los lirios y poco a poco avanza la oscuridad y  se recuesta sobre el inmenso piélago de estrellas.
Un portazo espanta algunos mirlos que hubieran pasado la madrugada en la copa del drago y ese mismo estruendo retumba en mi cabeza igual que una daga cuando se clava en el corazón, y vuelve entonces la escena que me hace agonizar una muerte lenta de sentimientos. El monstruo negro abre sus fauces y vomita todo lo que temo, lo que inquieta mis largas horas de hastío, de soledad. Es una muerte lenta que traspasa mi pecho miles de lanzas frías como carámbanos.


martes, 4 de junio de 2013

viernes, 31 de mayo de 2013

Imágenes





Humea en la cocina cuando el café empieza a tostarse gira y gira la paleta de madera y mis ojos se quedan mirando las manos morenas que no dejan de mover. Se cuela el humo blanco  por la ventana verde de pequeños cristales que permanece ligeramente alzada, se escapa al pequeño huerto dejando el aroma.
Al otro lado de la casa la habitación que duerme los sueños al mediodía, aún refleja los destellos que la luz provoca; entonces el techo se llena de figuras que corren de un lado a otro, juegan. Alguien sale y cava un surco en la tierra, deja unas semillas y las cubre con una sabana para que duerman y crezcan, serán los brotes, los que unos meses después pinten de verde ese pequeño espacio sagrado, amado.
Cada rincón, cada mueble me lleva a una historia; la cristalera de copas ordenadas de mayor a menor tamaño, entre ellas, fotografías de unos rostros infantiles y otros clavados en el pasado, como si nunca se hubieran  atrevido escapar.
La silla de mimbre con el espaldar alzado es igual que un regazo, se mantiene tibia, porque los sueños no terminan de irse, porque es ocupada por todos en una determinada hora del día, o de la noche.
El árbol del huerto huele bien,  está repleto de adornos casi redondos en una tonalidad irisada de amarillos y ocres, los abalorios de frutas se palpan con suavidad y quedan entre mis dedos el aroma. He visto la melaza de esas frutas en botes cuidadosamente tapados, para que no pierdan las propiedades.
Son muchas las veces que me alejo pensando que todo aquello se difumina igual que la paleta diluye en el lienzo las figuras y las matiza. Pero todo se agrupa, y lo mismo que un gigante imán se pega y me devuelve otra vez al mismo sitio.
.



martes, 28 de mayo de 2013

Los días malos




Cierra los ojos y  con la cabeza hundida en la almohada enfoca a la vidriera de  cristal cóncava de múltiples colores. Saliva un hilo desmadejado que cae gota a gota;  aún permanece el bullicio de las voces golpeando en ambas sienes y por eso encoje las piernas deseando ser un ovillo. El roce de las rodillas hace daño y también el corazón cuando se entierra bajo las sábanas de hilo;   algún recuerdo llega y provoca esa sensación de quemazón, de angustia, que se diluye cuando aflora una leve sonrisa de unos labios entreabiertos, agrietados. Un destello desde fuera hace que mire el ventanal en un   ángulo exacto y como un caleidoscopio giran entrelazadas las horas malas.   Un rato al día para que las muñecas de las manos queden libres, y los dedos dibujen desde esa perspectiva  elegantes cisnes en la pared.

sábado, 25 de mayo de 2013

Callado encuentro

En las desiertas horas de la noche,
en la avanzada madrugada,
las voces que antes estuvieron calladas,
ahora resuenan dentro.
Dime porqué ese callado encuentro zumba en los oídos,
Dime porqué se esconden aquellas ¿acaso la luz sea el impedimento?
En las desiertas horas de la noche,
en la avanzada madrugada,
como un ancla se clavan en mi pecho,
no son besos los suyos, son rogativas,
¿Es que acaso llevan el frío por dentro?
¿A dónde fueron cuando partieron?
Me faltan dedos para tenerlas sostenidas,
para que no lloren...
En las desiertas horas de la noche se mecen en mi almohada ,
se mecen las voces, que por unas  horas duermen sin frío.


jueves, 23 de mayo de 2013

Queriéndome



Hace un millón de años que estoy aquí, queriéndome esconder detrás de todos los lugares que no tengan esos bloques de cemento gris. Quiero huir a otro mundo que conserve el aroma de un pastel de carne, o de un bizcocho de limón.
Como cuando observaba un enorme sol regando la huerta de luces, mientras el arrullo del columpio se  alzaba más y más alto y podía ver desde arriba lo diminuto que se hacía el trillique.
Enormes varas erguidas convertían el jardín de un verde oliva que se llenaba de historias, de batallas de guerra, con pasadizos que llevaban al patio donde una limonada aparecía a las cinco de la tarde, en verano.
Sin embargo, hoy me pareció un día como los de hace un millón de años; oloroso, verde, con alguna tímida nube casi transparente, pero con ese sol regando mis pasos descalzos en la arena tibia.
Detrás, feliz,  me seguía ella. No acostumbro girarme para verla, pero hoy, si.

martes, 21 de mayo de 2013

Deseo púrpura

El tugurio habría sus puertas a partir de la madrugada, cuando salían al callejón las almas en busca de un trago, de olvidar. 
Norma para los amigos, pintorreó sus labios y desató un mundo. Los besos que quedaron  fueron tatuajes en cada esquina de su piel.
Había visitado a un yerbatero para que le quitara de golpe  las  lágrimas y al demonio para dejar de ser lo que en el fondo añoró toda su vida.
Permanecía detrás del viejo piano, en el humeante espacio. El aroma que desprendía atraía de un modo  desmedido a los varones esposados, que  la veían como la reina, la dulce  Afrodita  venida de la isla de Citera. Regresaban a sus hogares henchidos de una fugaz felicidad, impregnados de sus secreciones.
El leve movimiento de sus caderas, el insinuante vaivén. El encaje rojo del vestido dejaba entrever un sexo inquieto. Algunos palpaban y ella se dejaba mientras despedía de sus labios espirales de humo en cada bocanada.
Mauro la acompañaba cada noche. Quedaba dormida en su pecho, como una niña.

sábado, 18 de mayo de 2013

En verano

Los cristales dejaban ver la luna y las estrellas. A partir de las ocho sólo hablaban  los susurros que me hacían temblar pensando que vendría aquella gran sombra entrando por el quicio. Cada cual  en su habitación, golpeaba en todas sin éxito. Entre las almidonadas sábanas rogaba al sueño que dejara su mano en mis ojos para dormir. Las lágrimas ayudaban como una capa pesada, dejando a veces el sueño pasar.
Los perros ladraban con secas gargantas y los grillos golpeaban mis oídos que se cubrían entre los almohadones. El pan tostado, el café recién hecho me devolvía la luz que la noche robaba cómplice. La ciénaga limpia como la plata relucía y regresaba mi sonrisa. De día las sábanas volvían a brillar como lamparillas, de noche se movían tenebrosas por los pasillos...

miércoles, 15 de mayo de 2013

lunes, 13 de mayo de 2013

Un domingo cualquiera




Aún humea la taza de hierbas que tengo delante; parecen delgados dedos que se liberan con el vapor. Hace rato que el crepúsculo se quedó. Entró desde que la primera hora careció de matices,  el ronroneo de un gato se oyó, luego hubo más.
No puedo concentrarme durante el día, demasiado bullicio. A la hora del café aún con ese aroma agradable  son demasiadas las voces que hablan juntas, pero cada una va por un camino diferente sin tener en cuenta las paradas. No permanezco en silencio, al contrario, soy el centro de atención por la cantidad de locuciones, por las risotadas desenfrenadas, por la actuación perfecta. En las paredes permanecen hace tiempo unos ojos fotografiados, son jóvenes pero no sonríen porque un grueso marco dorado no quiere. Un paño se desliza suavemente y les quita la máscara de polvo  de la semana, es igual que una caricia, es un beso que lleva pintado la gamuza.
Me hubiera gustado una brisa para contemplar la veleta amarilla y roja que pende del parapeto, es un aeroplano frustrado porque nunca pudo despegar; sin embargo cuando cambia el tiempo la hélice revive y se convierte en un avión de combate.
Mientras me alejo observo la fila de hinojo que sobrevive a pesar de los años; el sabor entra en mi boca igual que los recuerdos.  La madrugada hace que me cubra con un echarpe, mientras observo el pozo marrón que queda después de saborear un té con el triste silencio de mi voz.


domingo, 12 de mayo de 2013

viernes, 10 de mayo de 2013

Instinto



La ponzoña te hizo enloquecer. Un aterrador grito  salió fuera. Tu  cuerpo aún conservaba los últimos latidos; bebí el  torrente púrpura en un agitar de piernas que querían huir, esa lucha te unía cada vez más a mí helando el recorrido de tus venas que perdían la tibieza.
Átame, me pedías; lo supe por ese instinto que tengo. Tus pensamientos se quedaron en los míos, se acoplaron y la última lágrima tuya cayó en mi pecho agitado por el deseo y desenfreno.
Ese olor que desprendías llegó de lejos mientras anochecía, llegó y se coló dentro en el frío abismo de la oscuridad que había invadido lo que antes fue  una mortal existencia.
Un hilo de vida se resistía, un último palpitar. Aferrada a tu cuello, ocultando mi rostro demoníaco desgarraba la piel devorando la maraña de redes  donde antes fluía la vida.
Mi enfermedad fue tuya  mis siglos se sucedieron con los tuyos. Lo avieso habitó. La voracidad incontrolada condenó lo infecto.





martes, 7 de mayo de 2013

Azabache

Me dice que si no tengo pa comprarme un peine. Qué artilugio puede penetrar sin quedar atrapado en lo alto de mi cabeza. Desde chiquita mamá se afanaba en peinar mi pelo, pero al final se rendía. El encrespamiento era tal, que mis hermanos vaciaban un vaso de agua y actuaba como una capa impermeable. Ni una gota osaba penetrar en ese mundo enmarañado.
El día de Halowen bastaba con una capa; asustaba tanto que los vecinos accedían de inmediato para el intercambio.
Hasta los catorce años no supe que era adoptada. Mamá mi piel cada día está mas oscura. Ella me decía que era porque me empecinaba en coger demasiado sol en la playa.
Él se mofa de mí y cuando está borracho me recuerda lo de la adopción y el orfanato; me habla de mamá con desprecio. Me pone la diadema de brillantes que quedó en un baúl olvidada por los años, de cuando ella fue Miss Universo. Qué le pasa a la princesa que hoy no sonríe. Mientras me lavo para quitarme sus miasmas, pienso que mañana será el día que le de a probar mi poción.

 Mi aportación para el concurso del certamen de relato corto... del blog: Esta noche te cuento.


Les dejo el enlace:



http://estanochetecuento.blogspot.com.es/

lunes, 6 de mayo de 2013

Café Arábigo



 Las  gotas viscosas resbalan serpenteando el camino. Atraviesan la hondanada desde el ombligo, hasta los pechos acariciando los pezones para caer en  un mimoso desliz en el pozo de sus labios….

domingo, 5 de mayo de 2013

sábado, 4 de mayo de 2013

Dia soleado

A pesar del ruido. De las transitadas calles. De un mar limpio y calmado. En una terraza con vistas sólo tengo soledad.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Invisible





Cada vez me resistía más en desaparecer. No era difícil quedarse largo rato escuchando su melodiosa voz. Me gustaba su nuez. Se movía pendiendo dentro de la piel del cuello según las vibraciones aquel bocado de Adán. Una vez me colé por su cintura, debajo de aquella camisa blanca abotonada al cuello rodeado por una corbata estrecha, que terminaba justo donde mis dedos. Su corazón latía acompasado, siguiendo el ritmo. Y yo pegada a su pecho escuchaba; recorría su espalda dejando un camino de besos galopando libres por la ancha vereda. Una Bossa nova  hacía que me convirtiera en su envoltura, dejando dentro el eco de su dulce voz, las gotas de rocío que caían incesantes desde sus sienes, hasta sus labios, donde beberían los míos.




Ballade pour Sophie

Ballade pour Sophie

Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...