Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

viernes, 30 de mayo de 2014

Amanecer, anochecer




Los libros que debieran  hablar guardan silencio y el techo carece de esos vivos colores, de ese tiovivo que permanece inmóvil desde hace mucho tiempo. ¿ De qué sirve mantener la calma?...,

miércoles, 28 de mayo de 2014

Un día de tantos





¿Habría proclamado su libertad? Los ovillos de papel caían igual que el agua derramada de una vasija, y el reguero de cada ovillo aumentaba al pasar las horas. De modo que la habitación era entonces un mar, un mar de sentimientos; un mar donde el caos habitaba en la profundidad de ese otro aterrador mundo. ¿Habría deseado entonces eso?, permitir que todo se anegara, desear que su cuerpo se dejara ir intempestivamente entre los ovillos..., probablemente, si.

lunes, 26 de mayo de 2014

Costumbres




Andan diciendo que la peluquería cerrará dos días de los seis que normalmente permanece en activo; la puerta de cristales se abre y cierra cada vez que algún pié se adentra. Repiqueteo de campanas una, y ahora otra, y otra...¿las seis? Gentío en la plaza, por todas las esquinas, bordeando los árboles, y vallas; aquella señora sonríe y en la cabeza se eleva un montículo trenzado, sonríe, sonríe...es como si llevara la divinidad encima, cruza la calle desde la peluquería a la plaza. Ahora las sábanas ondean igual que una enorme bandera de colores, luego la casa se viste de primavera en su exterior. Debió ser más amable, debió suprimir esas palabras toscas; casi un insulto, pensó aquella mujer con el niño en sus brazos; un señor sumamente desagradable no se merece Doña Regina...no. Cae la tarde, llega la espesura gris y cada cual escoge un camino. Realmente mereció la pena compartir cerca del césped unas cuantas páginas de aventuras, de misterios...mañana ,si, mañana será otro día..., 

sábado, 24 de mayo de 2014

En alguna de esas tardes




Tal vez si cada oído de cada lugar se pegara a los árboles, o a la tierra labrada, o escuchara aquella caracola llena de voces de mar; tal vez, al fin, se descubriría que la vida no es sólo tener un buen fondo de armario y, que competir contra corriente es una lucha perdida...



María Estévez.

miércoles, 21 de mayo de 2014

En Navidad




¿Porqué habría de esconder el regalo delante de las demás? Caminaría sigilosa, con media sonrisa, asintiendo con la cabeza, escondiendo, escondiendo..., ¿Era acaso predilección por alguna en particular?
Entonces  había  secretos, preferencias, siempre, siempre...,
¿Era devolver un favor? Era simplemente eso, predilección. Pareciese caminar de lado, ocultando. Enjuta, demasiado corta de piernas, con rodete de trenza en su cabeza cana. Se perdía en la calle hasta llegar a la puerta de la casa, siempre ocultando, oteando. Se abre la puerta, ella entra.  Por fin había podido sortear las vicisitudes; era glorioso para ella poder alcanzar el objetivo; sin embargo, !Cuánta vanidad!.




martes, 20 de mayo de 2014

Encajes y muselina




Dijo que le hubiera gustado ver el mar desde la azotea mientras rociaba los lirios con la regadera. Eso dijo, mientras la lluvia de pequeñas estrellas caían igual que meteoritos inundando el parterre...,
El olor del anís y de los buñuelos se alzaba desde la ventana de la cocina, hasta casi terminar los peldaños que llevaban al solario. En la habitación contigua que se hallaba detrás del salón y, vestido de terciopelo rojo el gran ventanal, estaba Inés, metódica, explorando su cajita de costura; sonriente como una niña de grandes trenzas negras.¿Acaso no se puede ver el mar cerrando los ojos? Un mar dentro, un mar dentro..., se dijo.



domingo, 18 de mayo de 2014

Fragmento



"La bocinas de los coches; las callejuelas repletas de pasos; las cafeterías con multitudes de voces; las plazas repletas de abanicos, de soda fresca en las mesitas. Las señoras parloteando; los señores asintiendo debajo de la sombra del toldo. Los buques atracando y resonando...Sin embargo, en ese preciso momento uno puede perder el oído y sobrecogerse, uno puede fenecer debajo de todo ello...,"

Día de Sábado de 1845.

domingo, 11 de mayo de 2014

Despedirse




Ahí estaba, con un placer inmenso en su rostro. La muchacha permitiría ahora que alguna lágrima se escapara; permitiría que descolgaran el lienzo de un caballero que había permanecido expuesto desde cierta altura. Sin duda un gesto significativo de amor por parte de la señora que ahora exponía su cuerpo tan plácidamente dormido.
Sin duda alguna habría permanecido durante años allí, en la pared. Ahora habría que  bajar el gran lienzo sepia, seguramente se iría junto con algunas ropas, junto con aquella enorme alfombra persa repleta de miles de pasos. ¿Alguien quiere café?...Susurros, susurros...
El rodete había desaparecido de su cabeza y el negro azabache del lacio y largo pelo, se extendía sobre el almohadón. Entonces la muchacha recordó  haberla visto más de una vez reconstruyendo aquel perfecto rodete, todas las mañanas de todos los días, y sonrió...

jueves, 8 de mayo de 2014

De regresar




Realmente no era tan penoso verla ahí; elevando su pecho y exhalando. No. Ora una pequeña angustia; ora un remanso de un tranquilo y acogedor lago. Ya no habría dolor: inhalar, exhalar...
No habrían lágrimas ni siquiera un compungido suspiro; no. Los pequeños rayos del sol se colaron con sus largos dedos; los pájaros seguirían anidando en el sauce; los bueyes en la huerta horadando la tierra, vertiendo semillas; la azules nubes; el caprichoso  arco iris; las largas horas de desvelo; ramos y ramos de jazmines; violetas; el tiovivo en el centro de un patio de loza; manojitos de cilantro para el guiso. Tal cual a sus quehaceres; tan cual en su debido andar...

miércoles, 7 de mayo de 2014

De luces y algunas sombras




Nada es lo único que se puede oír a éstas horas de la madrugada. Nada es el ulular del viento, que, altivo y atrevido ha soplado insuflando pulmones y, montañas y sus picos han sido sobrevolados; pinos y cipreses bamboleados,azotados... Nada es el vagar de aquí y allá, paso a paso pies descalzos... Nada, nada y nada es el silencio tan sobrecogedor; compunge, compunge...a un alma ya fenecida. Adagio, adagio... 
Nada es ese soplar agónico de bocas que se despiden... Nada es esa lengua de aire que se cuela por entre la túnica verde, que viste el cristal de la ventana...Nada es ese cristal de rubí que llevan los niños en su pecho... lloran, lloran su venida al mundo, lloran, lloran su venida, con ese cristal rubí, de los angelitos, de ellos, de los niños... Ora nada, ora todo. Silencio, silencio: Su pecho calmo, sus ojos cerrados...duerme, duerme, bello ópalo, duerme...,

lunes, 5 de mayo de 2014

Las horas muertas




Cada hoja de aquel árbol  cae y llora,  cae y llora... tristes horas, tristes. Hojarasca que alfombra un suelo y lo besa con tristes besos.¿ Cómo puede el fresno no dejar de llorar? Yo me suicido entre su mortecinas y secas hojarascas... me suicido una y mil veces. Yo soy ese fresno que grita en silencio, yo. Cae y llora, cae y llora...cada hoja. Me eximo de cualquier mole gris; de todo aquel camino cargado en mis hombros; me eximo entonces de toda culpa; de grotescas carcajadas; de no llegar a un templo, y pedir, pedir... ¿acaso es así como se exime de  los clavos que duelen en nuestro cuerpo? ¿del camino totalmente hedonista de mi humana persona?... Cada hoja de aquel árbol, de ese fresno, que soy yo...

sábado, 3 de mayo de 2014

Bajar la escalera con un sombrero de ala ancha,con plumas negras

Una puede bajar la escalinata y llegar hasta la sala, y todos podrían estar esperando para el encuentro; para discernir ésto o aquello.Si. Una podría seguir bajando peldaño a peldaño, tan serena y bien vestida; con verdadera ilusión de que, cuando pudiera llegar, seguramente todos sonreirían y el desayuno sería algo más que pan de nueces, algo más que café o té en teteras, aún caliente. Podrían saborear incluso un gran pastel de moras de la huerta; incluso leer la prensa y cada cual que opinara, cada cual con sus ideales.
Lo que mas puede herir, es que al terminar de bajar todos y cada uno de los peldaños, nadie habitara la sala, ningún desayuno; nada de prensa; todos los cuadros seguirían ahí, clavados en la blanca pared. Pero ellos, los cuadros nada podrían decir, nada podrían opinar lo que se hubiese publicado en la prensa. Nadie susurraría ni siquiera a espaldas de aquel o aquella; entonces la paz nunca se podrá conciliar con todo esto, no. La paz conlleva todo un aleteo de sonrisas, de clamor de voces opinando, arriesgando sus opiniones,; saboreando el pastel; sorbiendo té o café. No. No es el momento apropiado. No, no son aquellos días; es hoy, ahora, en todo el descomunal y puerco silencio...,

viernes, 2 de mayo de 2014

Cuando una primavera sucede a un invierno




Tendría que ocuparse de colocar todo en el guardarropa; seguramente habría de poner las cajitas pequeñas a un lado de las estanterías, de modo que la próxima vez que usara las bufandas estarían ahí, bien dobladas; en silencio, igual que todo lo demás que habría guardado.¿Habría sido tan crucial eso?, pensó.
Doblar y doblar abrigos, bufandas..., Seguramente el día anterior cuando contempló un mar inmenso de nubes tan blancas como las perlas; ese mar de nubes que parecía una capa de merengue avanzando lentamente hasta las faldas de un impresionante volcán todavía con la escarcha del invierno pasado en su cono, seguramente, eso perduraría en su memoria, en el tiempo que hubiese pasado pensando en eso; en todo el tiempo que hubiera transcurrido hasta fenecer..., entonces sería lo mismo que amar a los hijos; amar a sus descendientes y ellos todavía no sabrían lo importante que habría sido contemplar esa capa de merengue, tan blanco como las perlas; tan bello como amarlos,...

Ballade pour Sophie

Ballade pour Sophie

Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...