Allí suena un cello. El lobo acecha. Es sobrevivir.
Pasos aquí y allá, un tropel de pasos. El día comienza, los desayunos preparados en una mesa con mantel. La porcelana con figuras etíopes. Alguien asa castañas, humea, huele bien.
Es otoño, hoy es otoño. Mañana será otro día.
Esos instantes en que un nuevo amanecer provoca escuchar los sonidos y olores matutinos. Todos salen a sus quehaceres.
Alguien cierra la puerta y la verja. Se abrigan, tapan sus bocas.
El peligro está ahí, siempre.
Los lobos regresan a sus madrigueras. Luperca espera y amamanta. El pueblo se erige en un cerro con árboles milenarios. Hay personas que les gusta vivir ahí. Es como un Sol de medianoche.
En la primera parada bajan los niños. Más tarde los padres.
El autobús recorre cada día el mismo trayecto. Nada cambia.
Empieza a caer copos de nieve.¡ Bienvenida dijo alguien!
En la casa, detrás de los cristales alguien llora, llora. Alguien quedó.
Estropicio emocional para mis ojos empáticos.
ResponderEliminarBesos.
Si, en realidad la vida es un estropicio. Ser empático no es fácil. Buena virtud
EliminarBesos.
Un sol de medianoche pode acender todos os sonhos, todas as esperanças.
ResponderEliminarPrecisamos tanto!...
Besos!
Gracias por tu visita
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Todo un fresco, mural de sensaciones. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarGracias Carlos.
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Trajín de sensaciones, como una cámara de fotos tus letras clic clic clic
ResponderEliminarBesitos mi linda!
Me gustó ese clic clic clic
ResponderEliminarBesitos mi lopis!