Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

SINFONÍAS


 


Dijo que ese día saldría para ir al otro lado de la ciudad.

Tendría que coger el tranvía. Llevaría una gabardina color verde musgo. Por esos días la lluvia no cesaría, ya lo había pronosticado el tiempo. 

Se miraría al espejo, colocaría un mechón hacia el otro lado del rostro. Un collar con grandes perlas abrazaría el cuello. 

Botas de agua hasta las rodillas. Una bufanda de terciopelo rojo.

Volvería al espejo por asegurar si el rebelde mechón estaba en su sitio. Sonreía. 

La gran puerta daba la bienvenida a la ciudad. Tres arcos con guerreros esculpidos para conmemorar el fin de la batalla.

De modo que, estaría por unas horas haciendo varios recados.

Enfrente de la estación había una frutería y una floristería. 

Pomelos, fresas, arándanos. Se habría quedado satisfecha por llevarse unas frutas exquisitas. En la lonja, en un puesto pequeño habrían sardinas, samas, un pescado que brillaba.


Cuando ya se disponía a salir recordó que le faltaba el sombrero, un sombrero de ala ancha de color verde. 

Pero no estaba donde había pensado. Se entretuvo unos minutos por ver si lo veía. Entonces se dió cuenta que lo había tirado a  la basura. Era tan viejo...

4 comentarios:

Ballade pour Sophie

Ballade pour Sophie

Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...