Una barba cola de pato arraigada desde mucho. Unos ojos redondos negros miraban cada
instante en el que el día regalaba toda clase de imágenes.
Los trazos en el papel comenzaban a vislumbrar lo que en una estación de tren sucedía.
Un tren de cercanía de color verde con puntos de luz a ambos lados. Pasajeros suben y
bajan, caminan por el andén. Ahora una halo de luz se cuela por el abombado techo
perforado de diminutos agujeros. Aquella señora se coloca el sombrero. Un hombre se atusa
el bigote y bosteza.
En la avenida que hay detrás los coches con sus bocinas braman. Tienen el ceño fruncido.
Hay gaviotas revoloteando, ha llegado la pesca. La lonja es un prado de peces con los lomos
brillantes, peces agonizantes. Comienza la subasta. Aquel señor de prominente abdomen
alza la voz, quiere todo el marisco. El señor Álvarez, narizudo , con perilla, apuesta por las
samas roqueras. Todo un deleite de imágenes en el papel.
En el otro lado de la ciudad hay un arco. Da la bienvenida a todo el que visite el lugar.
Hay un castañero , y un sauce que ahora se bambolea por una sutil brisa. Un sauce que ha
visto cada día pasar a los transeúntes. Algunos con prisa, otros con pasos lentos, meditando
cualquier cosa. En invierno las gotas de agua dan de beber al viejo sauce, envuelven las
ramas, son caricias. En verano es refugio de personas acaloradas, que toman asiento en
bancos de madera y beben limonada.
Los instantes quedan en los folios. En la pared hay vida, toda la vida de cada día.
Para imágenes todas las que eres en la columna de la derecha.
ResponderEliminarHoy te veo de gata.
:)
ResponderEliminarMe gusta esa colección María. Muchas gracias por tu visita. Nos leemos.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Besos de vuelta para ti, y muchas gracias por tus palabras
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