A caer la tarde del patio la silla se ocupaba plácidamente. Manos que bordan crestas de pequeñas olas en las sábanas.
Del parral las uvas en racimo adornan. Los mirlos acuden.
Del silencio brota un leve oscilar del arrullo que con el pié balancea una cunita...
Aquí gladiolos, allá jacintos...
... y en la cunita un tesoro.
ResponderEliminarPues, si....
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