Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

miércoles, 19 de enero de 2022

O, tal vez entre ese oasis.

O, tal vez entre ese oasis,

marmóreos susurros de búhos que postrados se quedan.

Donde hubo un lago azul perpetrado de garras mayestáticas,

el tornado se ha tomado de la mano lo prestado.

¡A la carga navíos!, id a lo robado, lo mancillado.

Como púrpura tarde lo cometido es errado.




Un sin fin de palomas que pican el desgastado umbral,

unas ciegas, otras, sordas. Un relámpago tintinea un puñado de campanillas.

El gran mundo verde se ha vuelto a secar: veredas, montañas, una dama negra,

leña sin fuego que arda al ocaso de la tarde.

Postrada con mis manos a lo largo de este continente mío,

como un gran gorila enfurecido, me resisto al desparecer de las palabras.



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