Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

viernes, 28 de enero de 2022

Algunas personas cruzan la calle, otras vienen de frente.

 


Aquella guagua está repleta de personas, ahora gira a la derecha 

desaparece al entrar en aquel túnel.



¿Me compra algo?, dice la señora.



-Una limosna por favor, dice Lucas el señor que fue a la guerra y 

se dejó allá la memoria y el alma.


Ahora cae al asfalto el señor con bermudas, lleva dos bolsas.

¿Le ha pasado algo?, ¿se hizo daño?, dijeron dos señoras.


Tengo el móvil en las manos y entra un whatsapp ¿Entonces nos 

vemos a las dos de la tarde en la tasca el Pecado?-

Si, claro.


Pero qué bonitas esas gaviotas aún en la confusión por 

sobrevolar 

el centro comercial. ¿Se habrán olvidado del mar?.


-Lleve un númerito señora la suerte está de su parte, dijo 

Gregorio-


Hay en aquella esquina un perrito, lanudo. Espera a su dueño, o 


dueña. (sabe que lo premian con alguna golosina).



Lo asombroso es poder observar, quedarse un rato en el mismo 

 lugar.

¡Oh!, las bienaventuranzas que nos da la vida.


¿Quieres otra copa?.


Claro, todas las que sean y más.


Qué pillina eres-


No, no es cierto, es que vivo ahí dentro, en lo hondo.



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