Un blues sonaba y olía a lirios, a gardenias, claveles. El silencio de escuchar a alguien cantando un blues es todo eso y más. Los silencios son propicios cuando el mundo parece entrar dentro y brillar junto a los pulmones, corazón, bronquios etc.
Eso se dijo cuando, cada jueves desaparecía hasta el amanecer en aquel tugurio, el tugurio de Louis. Los zapatos, chanclas, botas, se quedaban en la entrada. Caminar descalzos, sentarse en las mesitas, o en la barra, era curioso. Quizás por el placer de andar sintiendo bajo los pies el retumbar de la música. El caso es que eso gustaba.
Los aplausos no solo eran para Marieta, que en esta ocasión le había tocado a ella prolongar su dulce voz más allá de lo que abarcaba el local. Hacia las estrellas fugaces que en esa ocasión brillaban espectacular, llegaba la celestial voz. Allí alguien cierra los ojos, aquí, al lado de la barra, alguien llora. Son tantas las emociones que despierta un blues que no se pueden contar con los dedos aún multiplicados por cinco.
El color del tiempo esa noche se hizo cómplice de la voz de Marieta.
Pero solo los jueves...
"Es como beber
de la fuente cristalina
tu boca."
"Porque un enjambre
de aire puro hace
que vuelva como
un tornado lo que nunca
se olvidó"
Es cierto amiga, lo que provoca un blues, o la música en general es maravilloso. Siempre sentirás algún tipo de emoción o te traerá algún recuerdo. Buen ambiente en el tugurio de Louis. Besitos!
ResponderEliminarBesitos de vuelta amiga!
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