Enjambres, dijo Matilde, son verdaderos ovillos de hormigas, volvió a decir. Irían a por comida, nada se puede comparar con la laboriosa vida de las hormigas, dijo María. Sentadas en la terraza se entretenían con los pequeños insectos. Tomaban mojitos con su hierbabuena y mucho hielo picado,.y dos o tres dedos de ron. El futuro es incierto porque en esos momentos no lo habría, siquiera el día siguiente. De eso charlaron largo rato, de eso y de muchas cosas más. De cuando fueron niñas correteando por los campos.
Las higueras, la caña de azúcar. El agua que corría por la tajea. Las enormes hojas que crecían junto a la acequia; hojas que cuando se les rociaba agua, esta, se transformaba en miles de gotas que se deslizaban rápidamente al suelo. Aquel lugar fue la magia de sus infancias. ¿Porqué ríes?, dijo Matilde. Recuerdo, eso es todo, añadió María.Los recuerdos son lo único que nos queda, son como cajitas de pequeños tesoros, prosiguió.
Si, realmente el futuro es incierto. Lo que preocupa siempre es incierto. De modo que, ambas mujeres quedaron por un rato observando el cielo por si alcanzarían ver al cometa. Una larga cola brillante y azul.
¿Te dije que el collar de perlas grandes me lo robaron? dijo María.
¿El que te caía como un torrente entre los pechos al ombligo?, dijo Matilde.
Si. Ese mismo.
" Y si una lágrima cae al precipicio de los sueños es que las almas son libres al fin."
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