Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

martes, 25 de agosto de 2020

La trapecista

 

Una voltereta simple, voltereta y media, doble voltereta. Cada día durante dos semanas, y luego buscar otro lugar, otras tierras. La función tenía que continuar, cada cual con su trabajo. No

decepcionar al público nunca. A veces una costilla se fracturaba al caer al suelo (un golpe seco). Lás lágrimas por dentro.

Una falsa sonrisa agradeciendo aplausos. Era  un vagar, como los nómadas.  Solo que el desierto era una ciudad cualquiera, en un lugar cualquiera. 


La función a punto de empezar. La trapecista con el cuerpo rodeado de lentejuelas, que allá arriba parecía una diosa del Olimpo. Un día subestimó su trabajo.! Era una artista! Casi la mitad de la función con los ojos cerrados. Al balancearse solo con el torso se deslizó con rapidez al piso. Lo único que pensó mientras caía fue en la última vez que vería sus piernas mientras hacía la siesta. 



2 comentarios:

  1. Es tan difícil la vida de las personas de circo. Siempre con una sonrisa aunque por dentro tengan el corazón hecho trizas. Triste desenlace tuvo este relato. Te dejo un abrazo grande amiga.

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