Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

domingo, 30 de agosto de 2020

El piano

 

Desde una distancia prudencial observo al pianista. La música es un velo translúcido que ondea con la suavidad de unas telas de seda. Un arrumaco suena, es como una caricia leve en el rostro. 

Un  frenesí. Como cuando un vampiro mordisquea un cuello.  Lo cierto es que es algo esplendoroso, el ver sus manos blancas en el teclado, el semblante sereno, ocupado, quién pueda saber en qué esté pensando.

Ahora viene una ligera brisa y se cuela por la venta na hasta envolver la habitación. Seguramente, ahí  fuera  los transeúntes no se hayan percatado de semejante obra de la naturaleza. Es algo triste, algo que no pueda tener explicación alguna. Pero cada cual a sus quehaceres. Cada cual con sus fantasmas, o alegrías,ç

Un mundo engañoso se escribe y nadie lo sabe. 

6 comentarios:

  1. Se sueña, algunas veces, con ese piano.
    Un abrazo.

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  2. Gracias Rafael. Muy amable.

    Otro abrazo de vuelta para ti

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  3. Me encantan los Nocturnos de Chopin y me encanta imaginar cada línea de tus relatos amiga, siempre es un placer leerte. Que tengas una bonita semana, besitos.

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  4. Buen relato.
    La música me ayuda a sobrevivir en esta vida de ahora.
    Espero que lo siga haciendo.

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