Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

viernes, 13 de agosto de 2021

Opresión, cipreses, oso de peluche.

 


Es por decir algo, por entablar una conversación. Quizás en algún momento quiso que pasara. Ahora ya no sería de su interés.

Para llegar a la casona había que recorrer un largo camino no sin resaltar la belleza extrema de la arboleda a un lado y otro. Y cuando los autos se detienen esperando que abran la portada de hierro forjado: un bello enrejado.

Una vez dentro hay dos cipreses flanqueando el portalón. 

Las visitas son diarias, exceptuando los viernes. 

Sonrió, e incluso una lágrima se escapó cuando le entregaron un paquete envuelto con un lazo azul intenso.  No se preocuparía por doblar el papel ni guardar el lazo azul intenso. Lo único que quería es ver lo que se escondía en el interior: un oso de peluche, un pintalabios; una pistola de descarga eléctrica.

El oso de peluche salió volando por la ventana, el pintalabios lo usó para escribir un poema en el cristal del baño: "Qué pretende el sistema que corrompe todo.

Qué hago aquí no quiero,

estar atada, anclada.

hundida como un barco.

Aplastada toda.

Se cosió mis labios.

Se durmió mi alma"


Por entablar una conversación volvió a decir, sólo eso.




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