Algún día podré
entrar en sus sueños,
mientras transcurre
la medianoche.
Algún día podré
despertar de mil noches
soñando que sueño.
Apoyada en mis recuerdos,
mordiendo una manzana.
Soñando que sueño,
tarajales, cañaverales.
Y ahí justo ahí y entre
nenúfares seré la dama
dormida. Desde ahora. Sin latidos.
La dama dormida, la dama despierta, la dama que escribe, la dama que sueña.
ResponderEliminarBesos.
Besos de vuelta para you también.
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