Las meigas aúllan la canción
y en la negra arena,
piel con piel bebemos el mismo ron.
Ay esa luna!...
que nos mira, que nos cela.
En el mecer de cuerpos,
llega el aviso,
y baja un torrente que se esconde en mi ombligo.
Mano, a mano, toque, a toque...
rezuman gemidos, e inquietos besando las bocas
termina el encuentro.
Poema!!!
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