Bueno, ya estamos todos y, en referencia a que si trataremos sobre las dificultades que en estos momentos están surgiendo; dado que la línea del ferrocarril se ha disipado, como humo que sale de una cachimba, porque las obras no han ido como se esperaba. Si, y hasta que no se solucione no nos iremos de aquí, aunque caiga la tarde, aunque llegue la noche con su manto cubriendo la casa.
Dejé la compra en casa de un vecino. No he atendido el jardín. Aquel vestido que tanto me gusta ya no está en el escaparate, espero que haya más... (Pensaba todo eso mientras alargaba la mano para coger la taza de té).
De modo que, intentaremos dejar resuelto el tema. Tiene una importancia bastante relevante, dijo alguien. En realidad hay muchas cosas que tienen esa prioridad, porque por poner un ejemplo si la tierra no se labra no habrá cosecha, no habría alimentos.
Hay tratados, asuntos, reuniones para solucionar esto y aquello. En la medida de lo posible se van resolviendo dependiendo eso si del grado de lucidez y capacidad para emprender todo ello.
Los desayunos en las casas a primera hora de la mañana son prioritarios. Cada cual es su silla. Panecillos, mantequilla, mermelada de arándanos. Una pequeña cesta de mimbre en el centro con todo ello. Tazas de porcelana, cucharillas. Alguien se distrae admirando la luz del sol, alguien reprende para que siga desayunando. Probablemente se arreglarían para ir cada cual a su destino. Cogerían el bus, o su propio coche.
Entonces sólo falta informar a los responsables del ferrocarril, les haremos llegar el informe. Por lo pronto todo arreglado.
¿Para cuando la boda?, dijo Emi.
- No habrá boda.
- !Qué disgusto!
- No, no es un disgusto. Sencillamente no habrá boda.
Parece que fueran los ferrocarriles de aquí.
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