Tenía en su rostro la cicatrices de los años anteriores, de la hambruna en aquella isla donde el guarapo es la perfecta combinación de una raza noble y donde los bosques son milenarios como una galaxia, tenía también las cicatrices de una contienda donde los hombres lucharon por un ideal que en realidad nunca fue. Un bigote bien recortado, negro como el azabache permaneció hasta que decidió dejar que su corazón durmiera. Nunca quiso descendencia, no porque no le gustara ver a las criaturas dando sus primeros pasos, valbuceando alguna palabra; quizás no consideraba oportuno tener un hijo propio, porque su mundo era un mundo que cabía en una habitación repleta de historias, de un pasado que nunca quiso dejar en el olvido, y nunca sintió la necesidad de un vástago, no exteriorizaba esos sentimientos porque nunca los tuvo. El pasillo se alfombraba de sus pasos y dejaba atrás la nube de algún habano que apuraba hasta el final. ¿Sueños? no soñaba porque mantuvo a todos ellos y no tenía porqué soñar nada más. ¿Rabia? no alcanzó a saber lo que eso significaba; porque conservaba los días de sol dentro de un baúl repleto de laurisilvas, de guarapo.
Pero tenía, sin duda, aquel hermoso "prado de recuerdos..."
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias siempre Rafael por tu grata visita
EliminarUn abrazo.
Parece un personaje de una novela de García Márquez.
ResponderEliminarBesos.
Aunque es imposible compararme a tan ilustre escritor, agradezco humildemente tus palabras...
EliminarUn beso.
Suenan las chácaras de fondo. Estupendo amiga. Un besito
ResponderEliminarUn placer siempre tu visita preciosa amiga
EliminarBesitos
Coincido con Toro Salvaje, a mi tambien me lo recuerdas. Saludos.
ResponderEliminarGracias Ana, qué generosa eres...
EliminarSaludos.
Un precioso retrato físico y espiritual de un hombre que vivió,sintió y guardo celosamente los recuerdos en su baúl interior.
ResponderEliminarBelleza y sentimientos en tus letras.
Un abrazo.
Muchas gracias Fanny, y otro cálido abrazo de vuelta.
EliminarUn prado de pasado.
ResponderEliminarUn hombre que amaba su pasado.
Un abrazo.
Gracias por tu visita Julito.
EliminarUn abrazo
Que bueno tener un baúl lleno de laurisilva, que imagen más bonita para rematar una crónica, que parece salida de "la sombra del drago", Aniagua.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegra mucho que te haya gustado, Miguel
EliminarUn abrazo
El equilibrio para vivir sin sobresaltos. Vivir como uno desea...UN beso, desde aquí donde los calores de enero aprietan. Carlos
ResponderEliminarGracias Carlos, otro beso desde aquí en Tenerife con algo de fresquito y lluvia.
EliminarAlgunos por miedo a vivir se mantienen en la negación, sin oportunidad de aflorar entre los otros. Es raro sin embargo encontrar muchos así.
ResponderEliminarSaludos y un placer leerte.
Gracias por tu visita y palabras, Beatriz.
EliminarSaludos.
Sin duda alguna un personaje amante de sus recuerdos Vive de ellos Un hermoso texto.Me gusto. Un abrazo. ( al fin pude entrar en tu blog )
ResponderEliminarGracias Idolidia y gracias por seguirme...
EliminarBesos.
Excelente relato,feliz fin de semana, Aniagua. besos,
ResponderEliminarUn placer pasar por tu espacio.
Gracias Amapola Azzul igualmente feliz finde para ti
EliminarBesos